sábado, 24 de noviembre de 2018

Corazón de la Tierra


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Hace 15 años, con una idea muy clara de gestión de los problemas ambientales, con la convicción de que servía más trabajar y generar conciencia que pelear y mantener una actitud contestataria, nació Corazón de la Tierra, un organismo no gubernamental que ha transitado por diferentes figuras jurídicas hasta constituirse en lo que es hoy: un instituto de desarrollo ambiental.
En muchas ocasiones, incluso antes de que Corazón de la Tierra se formalizara, conversé con su fundador, Alejandro Juárez, sobre problemas ambientales y la manera como eran abordados tanto por activistas como por los gobernantes, casi siempre con resultados lamentables porque por lo general se rompía el diálogo, de alguna manera cada bando, sí, bando, llevaba agua para su molino y ahí quedaba la cuestión; con triunfos para un lado, a veces para el otro, pero siempre en escenarios ríspidos, medio forzados y con muy pocos resultados en el mediano y largo plazos. ¿Por qué? Porque es común que se contenten con acciones inmediatistas muy lucidoras pero efímeras.
¿Qué hace diferente a Corazón de la Tierra? Muchas cosas. Es como si Alejandro Juárez y el equipo se plantearan desde un inicio hacer todo distinto, diametralmente, a  lo que habían hecho otros, sin la necesidad de ser explícitos ni dejar a nadie en evidencia, sólo con la idea y el firme propósito de avanzar, de registrar resultados notables en materia de gestión ambiental, en generación de conciencia, en educación para el futuro, en acciones de largo plazo y en la convocatoria a actores de todos los sectores para sumar y no para dividir.

Sus acciones han trascendido los terrenos de la educación y la conciencia, hay registro de resultados concretos que incluyen la habilitación de un bosque caducifolio en una sierra que ni nombre tenía, hoy, la Sierra Cóndiro Canales, Área Natural Protegida desde el año pasado, en el entorno de la cuenca del Lago de Chapala cerca de Atotonilco. Este proyecto implicó un trabajo de campo profundo y de largo aliento que involucró a la comunidad a tal nivel que se convirtió en la primera defensora y protectora. Es un ejemplo a nivel mundial en el escenario de los defensores del medio ambiente y ha cosechado varios premios y reconocimientos.
Es también de Corazón de la Tierra la iniciativa para promover el Lago de Chapala desde perspectivas más actuantes y menos pasivas, por ejemplo, con el Festival de las Aves que tiene lugar ya desde hace varios años y se inscribe en los esfuerzos de conservación y manejo del lago, por cierto, poco antes del aniversario, cuando todos festejábamos el alto nivel del vaso lacustre gracias al temporal, el instituto llamó la atención sobre la importancia de no conformarse, de no perder de vista que se trata de una cuenca en estado crítico y amenazas constantes por la gran cantidad de habitantes, por la multiplicidad de usuarios, por los riesgos, por la demografía, por las deficiencias en la vigilancia y control en el uso de pesticidas y herbicidas así como en las descargas de residuos orgánicos contaminantes, entre otros aspectos que no se pueden soslayar.
Vale la pena apuntar que desde hace años, mientras los políticos se desviven en unos y otros proyectos para que no falte el agua en Guadalajara sin que hasta ahora se haya resuelto, que Corazón de la Tierra ha dicho que se requiere una política integral de reforestación en la cuenca Lerma-Chapala para propiciar la recarga de mantos acuíferos, la protección de la masa forestal que opera como captadora de agua, la protección del recurso que va por el cauce y llega a presas y a Chapala con medidas adicionales que incluyen, sobre todo, involucrar a las comunidades para que, como en el caso de la Sierra, se conviertan en los principales defensores de recursos que están a nuestro servicio.
Esto y mucho más como el proyecto de Filtros Verdes que avanza a duras penas por la falta de financiamiento a pesar de sus bondades, son algunas de las acciones exitosas que ha emprendido Corazón de la Tierra, convocando y convenciendo en lugar de recurrir a enfrentamientos y división. Este instituto es en verdad un ejemplo de lo que se puede hacer si se trabaja en unión con un objetivo común que a todos nos atañe.
Felicidades pues a Corazón de la Tierra y todo el reconocimiento por su manera de operar, responsable, honesta, transparente, consciente y generosa a favor de los recursos naturales de todos.

Columna publicada en El Informador el sábado 17 de noviembre de 2018.