jueves, 18 de agosto de 2022

Autosuficiencia

 Continuum

 

Laura Castro Golarte

 

Desde la Colonia, sí, me refiero al virreinato, hasta hace muy poco tiempo, los recursos naturales de nuestro país han rendido frutos y beneficios más a otras naciones que a los habitantes de este territorio generación tras generación. Esto queda perfectamente claro cuando se revisan los documentos de la independencia, tanto del movimiento, como de los primeros años de la República mexicana.

Los conspiradores de Querétaro, particularmente Epigmenio González, Hidalgo, Morelos, Tadeo Ortiz de Ayala (un ilustrado tapatío del que se conoce poco o nada), Valentín Gómez Farías, Mariano Otero, Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas, entre los principales, en diferentes momentos, en actas, manifiestos y leyes, se preocuparon y ocuparon por hacer valer la rectoría del Estado sobre la tierra y sus recursos. Ha costado mucho trabajo.

Y ha sido difícil porque México como nación independiente se complicó los primeros años con guerras internas, falta de dinero y deudas, de manera que era necesario recurrir a los inversionistas extranjeros para, por fin, echar a andar al país. Las divisiones eran casi naturales, pero se logró consolidar, a tiros y a tirones, en la Constitución, la hegemonía del Estado sobre este asunto.



Es muy interesante el tema y el espacio es corto, pero quiero llamar la atención sobre el Artículo 27 de la Carta Magna, hay que seguirle la pista por lo menos desde 1857, para entender, en gran medida, lo que se intenta ahora: recuperar la rectoría del Estado mexicano sobre el petróleo, el litio, la energía eléctrica generada de diversas formas y los minerales.

Recientemente se inauguró la primera etapa de la refinería “Olmeca” en Dos Bocas, Tabasco y me sorprende, aunque no debería en muchos casos, la reacción adversa y ¿de burla? particularmente en redes sociales.

Se deja en evidencia una ignorancia tremenda sobre lo que ha sido nuestra historia en este tema porque no encuentro la razón argumentada para cuestionar el trabajo a favor de recuperar la rectoría del Estado en materia energética que, por lo demás, es un asunto de seguridad nacional.

No sólo se inauguró una primera etapa de una refinería después de 49 años de no construir ninguna, sino que se han modernizado seis refinerías, se compró una a la Shell Oil y, con eso, se ha duplicado la producción de gasolinas, diésel y turbosina (se pasó de procesar 519 mil barriles diarios de crudo en 2018, a un millón 98 mil barriles diarios de crudo en 2022) con el propósito, además, de lograr hacia 2024 la autosuficiencia en combustibles. Para lograrlo no se ha contratado deuda y sí están invirtiendo empresas extranjeras con los acuerdos necesarios para que no se queden con la mayor parte del pastel.

¿Y qué es la autosuficiencia? Quizá esto es lo que ha faltado explicar para cerrar el círculo y entender estos procesos: significa que no se importarán gasolinas para el consumo interno y que, por lo tanto, será posible mantener precios razonables, inflación controlada y un componente fundamental de todas las actividades económicas sin tantos vaivenes, digamos, en términos armónicos para pensar, empezar a pensar, que otro nivel de vida, mejor, es posible.

Hay conciencia de que este tipo de energía se tiene que sustituir por otros disponibles y menos contaminantes, pero para eso todavía falta algo, mientras tanto, hay que aprovechar de la mejor manera lo que todavía tenemos.



Periodista, doctora en Historia, docente en ITESO.

Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com

Columna publicada en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara el domingo 10 de julio de 2022.