viernes, 2 de agosto de 2019

No está el horno...


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El tema es un poco confuso y la cuestión es que cayó de sorpresa para todo mundo porque, además, no había antecedentes en la memoria de corto plazo de la mayoría de mexicanos, sobre una reforma local de hace casi seis años que modificó el periodo de gobierno en Baja California, por única ocasión, para homologar el proceso electoral local con el federal intermedio. Así, el actual gobernador cumplirá el sexenio pero quien ganó recientemente las elecciones, Jaime Bonilla, fungiría como tal por dos años.
No es la primera vez que se hace algo similar, sucedió también en Guadalajara, hace ya algunos años, cuando a don Gabriel Covarrubias le tocó ampliar su periodo por unos meses y de suerte le tocaron todos los festejos por el 450 aniversario de la fundación de la ciudad; un caso contrario es el de Aristóteles Sandoval cuya gestión fue menor de seis años, también por unos meses. Es una costumbre, se puede decir así, para emparejar procesos y seguramente hay más casos, vinculados todos con cambios o reformas electorales.
Sin embargo, el caso de Baja California ha resultado altamente polémico, supongo, porque la ampliación que se pretende (ya fue aprobada por el Poder Legislativo del Estado) es de tres años para un total de cinco, de manera que Bonilla, actualmente gobernador electo, en lugar de concluir en 2021 de acuerdo con la reforma de 2014, terminaría su mandato hasta 2014. Y es polémico también por el partido que postula al gobernador electo, el mismo del Presidente.
Las reacciones son diversas, pero todas, salvo las de los interesados allá en Baja California, negativas o contrarias a la decisión del Legislativo de aquella entidad.
De entrada, Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, reaccionó de manera fuerte contra esa decisión; asegura que se está rompiendo el Pacto federal y que hay manera, dijo él, de declarar la ausencia de poderes en aquel Estado.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien fuera ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declaró que respeta la decisión de Baja California pero que es inconstitucional y, añadió, sabe que el PRI está preparando justo la presentación de una acción de inconstitucionalidad para dar marcha atrás a la reforma ya aprobada el 8 de julio pasado.
De parte de Bonilla y de quien asumiría a partir de noviembre el puesto de secretario General de Gobierno, Amador Rodríguez, el Estado libre y soberano de Baja California tiene facultades para emprender una reforma así y exigen respeto a la soberanía de la Entidad. Rodríguez dijo aparte que desde 2014 se impugnó la ley, mucho antes de que hubiera elecciones.
Como decía, Bonilla fue postulado por Morena, y llama la atención (algo impensable entre panistas o entre priistas) que legisladores de ese mismo partido, la dirigente nacional Yeidckol Polevnsky y personajes como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Tatiana Clouthier han cuestionado severamente lo que está pasando, particularmente porque se atenta contra el Pacto federal.
Este asunto dará de qué hablar los próximos días porque el todavía gobernador, Francisco Vega de Lamadrid, también prepara una controversia, se han anunciado otros pronunciamientos, así como medidas contra los legisladores que votaron a favor (el PAN informó que los diputados de su partido que aprobaron la reforma serán expulsados de Acción Nacional) y el cuestionado, Bonilla Valdez, también se está preparando para la batalla legal que se aproxima.
Yo espero que este asunto se vaya por el camino de la ley, más allá de declaraciones y enardecimiento por la situación, y que sea esa vía la que dé la razón. Todo indica que sí intervendrá la Suprema Corte y bueno, ya estaremos ante la resolución y su respectivo acatamiento; tendría que ser antes del 1 de noviembre, aunque en todo caso la SCJN tendrá hasta dos años o así, para emitir el dictamen correspondiente.
Es difícil detener la dinámica de tiempos políticos intensos en nuestro país, son procesos encaminados, confusos y complicados de contener, sobre todo en un contexto de polarización política, de extremos, de intolerancia de parte de todos los bandos, no obstante, en alguien debe caber la cordura, la prudencia por favor.
Dos años y se acabó, elecciones otra vez, se emparejan los procesos y aquí no ha pasado nada. Cuando inició el proceso electoral, aun cuando la ley de 2014 se había impugnado, se sabía que debía cumplirse la resolución del tiempo de gestión ¿cuál es el problema? De verdad, no está el horno para bollos y toca contenerse y acatar.


Columna publicada en El Informador el sábado 20 de julio de 2019.

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