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Desde
fines del año pasado he seguido de cerca la información relacionada con la
migración, especialmente a partir del acuerdo de diciembre con países
centroamericanos que implica el diseño e instrumentación de un nuevo modelo
migratorio, una propuesta de México para atacar las causas y evitar, reducir
por lo menos, los flujos migratorios y, con ello, los problemas graves y
dolorosos asociados a este fenómeno.
En
la columna del 29 de diciembre de 2018 me referí específicamente a ese acuerdo,
uno de los primeros tomados por la administración de Andrés Manuel López
Obrador y escribí en su momento que el plan estaba siendo observado por la
Unión Europea (dejó aquí enlace con ese texto: https://www.informador.mx/ideas/Nuevo-modelo-migratorio-20181229-0030.html) dada la
combinación de acciones e iniciativas que podía repercutir, efectivamente, en
la inhibición de los flujos migratorios, un asunto crítico en el Viejo
continente. Entre otros anuncios, en aquella fecha, hace casi siete meses, se
informó de una inversión por 25 mil millones de pesos en diversas obras para
generar empleos en la región, tanto en Centroamérica, especialmente Honduras,
El Salvador y Guatemala, como en los estados de la frontera sur de nuestro
país.
También
comenté que ante la abundancia de información había muchos temas que se
quedaban rezagados, como este en particular, y no eran valorados en su justa
medida en términos generales; es otra de las razones por las que he estado
atenta y bueno, en los últimos días, otra vez, han surgido novedades pero
tampoco han encontrado mucho eco pese a su relevancia.
Primero,
en la reunión del G20 a la que asistió el secretario de Relaciones Exteriores,
Marcelo Ebrard, México propuso la inclusión del tema migratorio en la agenda,
en una carta del Presidente que el secretario entregó a los asistentes. Sobre
la base de la responsabilidad compartida, el modelo mexicano se centra en
actuar enfocados en las causas de los grandes movimientos migratorios en el
mundo, este fue el principal argumento para que se incluyera el tema entre los
asuntos a tratar; y la respuesta favorable fue en los siguientes términos: “los
grandes movimientos de refugiados y migrantes son una preocupación mundial con
consecuencias humanitarias, políticas y económicas, enfatizamos la importancia
de las acciones compartidas para abordad las causas profundas del
desplazamiento y responder al crecimiento de las necesidades humanitarias”.
Antes
de esto, cuando las negociaciones para evitar la amenaza arancelaria de Estados
Unidos, se volvió a hablar del modelo migratorio mexicano y los compromisos del
vecino del Norte por financiar el desarrollo en la región; la cuestión es que,
con respecto a este tema, vinculado con los 25 mil millones de dólares
anunciados desde diciembre del año pasado, en esta semana se registraron
avances con datos más concretos de cantidades y proyectos que se impulsarán en
el corto y mediano plazo para la generación de empleos bien pagados en Centroamérica
y el sur de México.
Estuvo
en la SRE, Ryan Brennan, el director de Operaciones de la Corporación en
Inversión Privada en el Extranjero de Estados Unidos, la OPIC (por sus siglas
en inglés) y ya se firmaron los primeros avances que implican inversiones
iniciales por casi 500 millones de dólares. Se firmaron dos cartas de interés
relativas a financiamiento de dos proyectos: una por 250 millones de dólares
para la construcción de una planta de licuefacción de gas natural y otra por
240 millones de dólares para la instalación de una planta de energía eólica en
la región. De la primera, se detonaría una inversión por 150 millones de
dólares más y, de la segunda, 80 millones de dólares. Estos son apenas los dos
primeros proyectos, los más encaminados para iniciar próximamente, pero en
total está involucrada una inversión, ya anunciada, por cuatro mil 800 millones
de dólares, de los cuales, poco menos de la mitad están destinados a proyectos
en el sur mexicano.
Son
buenas noticias, se trata de acciones de fondo que no se han abandonado. El
cumplimiento de acuerdos, las reuniones, las reiteraciones incluso, con
respecto al modelo migratorio mexicano y los compromisos se empiezan a cumplir
siempre con la mira en la atención a las causas y la responsabilidad compartida.
Columna publicada en El Informador el sábado 13 de julio de 2019.