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Quién
sabe cuándo o cómo tocaremos fondo en México en materia de corrupción. Cada vez
nos enteramos de cosas peores con nombres y datos de personas que no
imaginábamos; en algunos casos sí, pero no tanto. Esta semana han salido a la
luz varios asuntos relativos al mazacote de corrupción en México, que ha ido
creciendo desde hace décadas hasta convertirse en un monstruo gigantesco y amorfo
con miles de cabezas y tentáculos que nos afecta a todos.
Primero,
gracias a la insistencia de la organización Fundar, se liberó información
relacionada con condonaciones y cancelaciones de impuestos a casi 10 mil
beneficiarios, “hijos predilectos del régimen” como diría el Presidente Andrés
Manuel López Obrador, por miles de millones de pesos que no pagaron sus
contribuciones entre 2007 y 2015, es decir, en los sexenios de Felipe Calderón
y Enrique Peña Nieto. Cada año se incluían estos mecanismos, los de condonación
y cancelación en las leyes de ingresos, de manera que eran legales, pero
totalmente inmorales e injustos. Noticia de que en México hay mexicanos de
primera, de segunda y de tercera, por lo menos. Un dato preciso y contundente
del por qué de la desigualdad en nuestro país. (Aquí se pueden descargar los documentos de Fundar: Privilegios fiscales).
Y
a propósito de esa “legalidad”, el Presidente revela otras reformas legales
increíbles, como la eliminación de la corrupción como delito grave en los
tiempos de Ernesto Zedillo, nada más y nada menos; entre otras decisiones
tomadas por el Legislativo en aras de la impunidad, como autorizarle a Pemex
una partida ¡para pagar fianzas! De verdad, creía que lo había visto todo.
Después,
nos enteramos de que quien está considerado como uno de los máximos traficantes
de influencias, además de que resultó beneficiado con condonación de impuestos
(aparece en las listas en poder de Fundar), Diego Fernández de Cevallos, no ha
pagado por muchos años el impuesto predial de una de sus propiedades en el
municipio de Colón, en Querétaro. Debe por ese concepto casi ¡mil millones de
pesos! El hombre lo reconoce y todavía dice que va a renegociar tal deuda o que
por lo menos lo intenta. Eso es desfachatez, incongruencia y cinismo en verdad.
No sé cómo se le abren espacios para criticar cuando tiene una cola más larga
que el cacomixtle.
En
el tema de las condonaciones y cancelaciones de impuestos aparecen nombres y
empresas que uno no cree, pero ahí están; legal el asunto, pero inmoral,
reitero y creo que no sólo los que están vinculados al Estado o al gobierno
actual deben dar explicaciones, sino todos y, por supuesto, la práctica se debe
suspender de inmediato.
Por
si fuera poco, mientras procesábamos esta información, tómala: el jueves en la
tarde se da a conocer la renuncia sorpresiva casi para todos, del ministro de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora. Un personaje
vinculado al PAN y al PRI desde hace tiempo, cuyo nombramiento en la
administración pasada causó polémica, y del que recientemente se dan a conocer
presuntos vínculos que podrían ser catalogados de lavado de dinero.
Salvador
García Soto, periodista jalisciense para mayores señas, publicó en su columna
“Serpientes y Escaleras” que aparece en El Universal, todas las razones de la
renuncia y, como seguramente el lector, ya sabe, Medina Mora está vinculado,
además, con un ex funcionario de Televisa al que se atribuye la orquestación de
la “campaña negra” contra López Obrador en las campañas del año pasado, como
esa supuesta serie sobre el Populismo en América Latina donde se incluía al
ahora Presidente de México.
Desde
junio de este año García Soto presentó la relación de las transferencias
multimillonarias de Medina Mora catalogadas como “actividad sospechosa” según
la National Crime Agency del Reino Unido, por millones de libras esterlinas y
dólares, equivalentes a 102 millones de pesos, una cantidad que rebasa, según
el comentario del columnista, los ingresos de Medina Mora como ministro de la
Suprema Corte, que son todo menos exiguos.
El
ministro renuncia y espero, espero, espero, que sea para enfrentar a la
justicia y aclarar lo que haya que aclarar y pagar lo que corresponda. Ojalá.
En
vía de mientras, si bien lo que queda en evidencia con todo esto, lo anterior y
lo que falta, pues parece que estamos parados en una cloaca de dimensiones
inconmensurables. Lo único que alienta es eso, que se destapó y que lo que
sigue ahora es el proceso de limpia, es de esperar que a fondo.
Columna publicada en El Informador el sábado 5 de octubre de 2019.