Ciudad Adentro
El proceso jurídico está encaminado y habrá qué ver
cómo termina, mientras tanto, Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, CNDH, ya empezó a trabajar. La verdad es que
me parece alentador, en el contexto de su elección, que la señora no espere de
brazos cruzados la resolución de las autoridades ante las que se impugnó su
nombramiento.
Independientemente del fallo, y de si Rosario Piedra
permanece o no como titular de la CNDH, en conferencia de prensa, esta semana,
dio a conocer las “medidas de austeridad y optimización de recursos” en el
organismo, por un lado; y, por otro, el programa de diez acciones inmediatas.
Antes, la ombudsperson, en un ejercicio que
debería ser emulado por cuanto funcionario público, dejó muy claro que no
desconoce las inconformidades que generó su elección, manifestó sus respetos,
pero aclaró y, al hacerlo, estableció un límite, que la reunión no era para
entrar en el debate mediático, sino para informar lo que ya tiene diseñado y lo
que desarrollará al frente de la comisión.
Rosario Piedra Ibarra, titular de la CNDH (fotografía tomada de: Diario de Yucatán). |
Todas las medidas de austeridad, para empezar, me
sorprendieron sobre manera por lo que revelan de los excesos a que se llegó en
la CNDH. Algunos botones de muestra aparte de los que coinciden con la
“austeridad republicana” y el freno a los sueldazos: reducción de viáticos “al
mínimo” y de viajes al extranjero; revisión de contratos y cancelación de los
que se hayan hecho al calor del “influyentismo” y la “corrupción”; menos
asesores, eliminación de varios gastos de la presidencia especialmente los que
se destinaban a viajes y a comidas.
Me sorprende el tema de los comedores, así, los
comedores: “desaparecen los comedores existentes asignados a la presidencia, no
habrá ningún espacio exclusivo, desde hoy se abren las instalaciones y
elevadores para todos, la chef de la presidencia pasa a ser chef de todo el
personal de estas oficinas y en los demás edificios crearemos comedores
abiertos a todos los empleados”. La medida deja claro lo que se corrige (aunque
la chef qué culpa tiene, pero, para mi gusto, no debería haber chefs en las
dependencias).
Se elimina, además, una caja de ahorro especial que
era una especie de “seguro” de separación individualizada, justo el tipo de
prestaciones que confirma que hay mexicanos de primera, de segunda y de
tercera; desigualdades en todos los niveles y en todos los ámbitos.
Anunció en total 20 medidas que incluyen ajustes en
los vehículos, uso y cantidad; gastos en publicidad; medidas contra la
contratación convenenciera de familiares, gastos de oficina innecesarios;
eliminación de contratos externos para hacer labores que corresponden al
personal de la comisión y, entre otras, la presentación de la declaración
patrimonial de los funcionarios de primer nivel en la CNDH.
Si Rosario Piedra permanece o no al frente de la
comisión, estos 20 puntos se deben respetar y aplicar. Con mayor razón entiendo
las renuncias de hace unos días.
Y luego, la presidenta de la comisión presentó un
programa de diez acciones inmediatas que también deben ser un eje rector de las
actividades de la comisión, esté ella o no, porque no se puede perder de vista
que su postura como ombudsperson se origina en las víctimas de este país
y en el conocimiento puntual de las fallas y omisiones del organismo que ahora
encabeza.
Las diez acciones así lo dejan en evidencia: abatir el
rezago, de entrada. ¿Cuántos años de acumulación de expedientes y de injusticias?;
fortalecimiento del consejo consultivo, diálogo: “... establecemos una premisa:
la comunicación permanente y directa con todas las víctimas de violaciones a
derechos humanos, con los colectivos realmente comprometidos con esa causa y,
desde luego, con la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados...”; creación
de módulos itinerantes, ajustes al procedimiento de quejas para agilizarlo;
revisión de perfiles; cambios en los criterios de clasificación, integración y
conclusión de expedientes para evitar vicios y negligencia; fortalecimiento de
la figura de visitadores adjuntos; combate a la impunidad y revisión de los
vínculos internacionales.
La idea de lo que se necesita, de lo que urge, forma
parte del conocimiento profundo de la ombudsperson porque lo ha vivido
en carne propia. No me extraña la actitud de la oposición. Reitero, lo
alentador es que el trabajo ya empezó y hay transparencia sobre los primeros
pasos.
Columna publicada en El Informador el sábado 23 de noviembre de 2019.