Ciudad Adentro
Cuando era niña y luego adolescente, y me enfrascaba en
alguna discusión sin fin con mis hermanos o ellos conmigo, mi mamá siempre me
decía: “que en ti quepa la cordura”. No sé si lo lograba, pero por lo menos
hacía el intento, quizá en algunas ocasiones no le hice caso, pero en la
mayoría sí porque cuando “aprudentaba”, las cosas se calmaban y seguíamos
adelante como si nada. Cosas de la vida cotidiana.
¿Por qué traigo a cuento esta anécdota infantil? Porque
siento que en México estamos inmersos en una vorágine de desencuentros,
discusiones vacuas, sin sentidos, orgullos mal entendidos, mezquindad y
descalificaciones justificadas e injustificadas, muchas veces irracionales y
hasta enfermizas; y todos, los de un bando y los de otros, están terriblemente
enganchados mientras el país se nos va como agua entre los dedos... En alguien
tiene que caber la cordura. Si fueran todos sería ideal, aunque creo que con
que uno empiece será suficiente. Me gustaría que fuera el Presidente Andrés
Manuel López Obrador, debe ser él (y en Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro).
Del lado de la oposición no espero nada, ni siquiera
pensaría en exigirles como ciudadana, pero si alguien de ese lado decide
“aprudentar” se llevaría todo el reconocimiento y sin duda pasaría a la
historia como alguien cuerdo, preocupado por México, capaz de sacrificar algo o
mucho por el bien de todos los mexicanos.
En los casos del Presidente y del gobernador quisiera que
erradicaran de su discurso la palabra “adversarios”, para empezar. Están por
cumplir un año de gestión y siguen viendo moros con tranchete en todos lados,
incluso en la crítica que es auténtica y de buena fe emitida con la única
intención de aportar para que las cosas cambien y mejoren.
Se les está yendo el tiempo en pleitos con los medios de
comunicación, con los periodistas conservadores y neoliberales según algunos de
sus juicios y apreciaciones, y no pasarán a la historia como los mejores
gobernantes. Cayeron en el juego de las “malditas” redes sociales y creo que
tienen toda la oportunidad, el poder y el liderazgo por su aceptación entre la
gente de a pie, de todos los que les otorgaron su voto con grandes esperanzas,
de salir de esa espiral sin fin, recomponerse, pararse sin titubeos en tierra
firme y comportarse como estadistas, como líderes de Gobierno capaces de
convocar a todos, sin distinción de colores, sin cálculos electorales, sin
divisiones estériles y desgastantes, para sacar adelante a este país y a este
Estado.
Los niveles de inseguridad y violencia son graves, muy
graves; estamos en la mira de Estados Unidos y eso no lo podemos permitir por
ningún motivo. Nunca ha dado resultado la intervención del Gobierno de ese país
en los asuntos internos de otros. Al contrario, hay que echar una ojeada a la
historia desde mediados del siglo XX a la fecha.
Urge que en ellos quepa la cordura, deben “aprudentar”,
asesorarse sin remilgos con los mejores, dejar el amor propio a un lado y
enfrentar con todos, una vez que logren el cierre de filas, todos los
problemas, particularmente los relativos a la violencia y la operación del
crimen organizado.
Ni en ellos ni en ningún actor político con capacidad de
decisión e influencia debe prevalecer en estos momentos el cálculo electoral,
es bajeza y mezquindad químicamente pura. Lo primero es lo primero y lo están
perdiendo de vista.
Sabemos lo que heredaron (heredamos), no somos tan
desmemoriados, ya no lo repitan. Y si es preciso reconocer que las cosas están
peor de lo que esperaban o imaginaban y que no podrán cumplir con lo prometido
porque no se puede, no en los tiempos ni en las formas, y tendrán que ajustar
las políticas pensadas y planteadas desde la campaña, es mejor, mucho mejor
(seguramente ganarán adeptos y simpatías), que mantenerse caprichosamente en
estilos y decisiones que no están dando resultado.
Por favor. Urge poner un alto, romper la espiral de dimes
y diretes, reclamos y enfrentamientos, México está en juego, en alguien tiene
que caber la cordura... ya.
Columna publicada en El Informador el sábado 9 de noviembre de 2019.