Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
La agenda informativa de los últimos días ha estado intensa, tupida, variada y, en todos los casos, preocupante, amenazante... No hay nada bueno qué reportar, lo mejor, si acaso, es la tendencia de una ligera desaceleración en la velocidad de contagios de Covid-19 en el país, pero apenas y con muchas reservas porque, como sucede en cualquier pandemia en todo el mundo, las proyecciones pueden cambiar en la medida en que los seres humanos nos movemos, literal; los indicadores también se mueven.
Aunque con la muy mala noticia de que la mayor parte de los lamentables fallecimientos en México por esa causa como la principal, están asociados a comorbilidades que reflejan la desatención de la agenda sanitaria desde hace décadas, con corrupción e intereses incluidos, así como descuidos personales y un puño más de variables que se reflejan ahora en las altas incidencias de diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo, las cuatro primeras en la estadística.
El mensaje es seguir cuidándonos y si vamos a salir,
hacerlo con todas las precauciones posibles, todas, por nosotros y por los
demás. La pandemia no se ha acabado, va para largo y una amenaza, casi
inminente, es una posible segunda ola o rebrotes en la medida en que nos
adaptamos a la nueva normalidad o llega la temporada de enfermedades
respiratorias.
Hablando de enfermedades, pesa sobre Jalisco una
amenaza tremenda: el dengue. Lo vivimos el año pasado. Jalisco terminó en
primer lugar con más de 11 mil 700 casos y casi 50 fallecimientos. En ambos
casos, los incrementos en comparación con 2018 fueron impresionantes: 442 y 820
por ciento. Fallas en la prevención, no reconocidas (jamás, alguien más tiene
la culpa), arrojaron tales resultados y la cuestión es que ahora, en plena
evolución de la Covid-19, los números hasta esta semana epidemiológica una vez
más ubican a Jalisco en primer lugar a nivel nacional con importantes aumentos
ya, en comparación con las mismas semanas del año pasado.
Sobre otro tipo de amenazas hemos sabido en las
últimas dos semanas y se trata de situaciones verdaderamente preocupantes
porque involucran la seguridad de varias personas. Primero, debo decirlo, de un
tiempo a esta parte he sido objeto de textos virulentos, ofensivos y con
amenazas implícitas, personales por supuesto, en un blog donde comparto,
básicamente, las columnas que escribo en esta mi casa editorial. No se trata de
posturas que difieran de lo que escribo, lo cual es bienvenido y deseable, sino
de insultos directos. Bueno, después de los peores comentarios que he recibido
en ese espacio, se publicó un trabajo periodístico de Sonia Serrano y Lauro
Rodríguez, que da cuenta de los pagos que se han hecho a una empresa, Indatcom,
para mantener lo que se conoce ahora como “granjas de bots” enfocadas en
diseñar campañas y atajar comentarios críticos, dependiendo, mediante la
exaltación de Enrique Alfaro con loas excesivas, en el primer caso; y la
denostación, descalificación y amenazas implícitas, a las plumas y voces
críticas del mismo gobernador, en el segundo. Es muy fácil comprobarlo en redes
sociales. Saltan a la vista. Esto es grave y creo que tendría que haber un
pronunciamiento de parte del Gobierno del Estado al respecto. Reitero, urge
claridad sobre este asunto que atenta claramente contra la libertad de
expresión porque el objetivo es evidentemente, intimidatorio, por un lado; y,
por otro, se presume el uso de recursos públicos para la manutención de esta
estrategia.
Las amenazas no han quedado ahí. El jueves, Rosario
Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, denunció
públicamente que había recibido amenazas de muerte, desde el 8 de junio,
fundamentalmente por dos asuntos: la convicción de convertir a la CNDH en una
defensoría del pueblo y la investigación del caso de Giovanni López, el joven
que perdió la vida, presuntamente asesinado por policías del Ayuntamiento de
Ixtlahuacán de los Membrillos.
Sobre esto último, dijo: “Recibí amenazas donde me
decían que no me metiera con el gobernador, cuando estoy investigando un caso,
no se ha señalado a nadie, se está investigando seriamente y vamos a seguir
adelante con la investigación”.
Después de eso el gobernador de Jalisco se solidarizó
con la ombudsman nacional e informó que también él había recibido amenazas,
pero del Cártel Jalisco Nueva Generación. Amenazas por todos lados. Ayer, el
Presidente de México dio instrucciones para que tanto Enrique Alfaro como
Rosario Piedra reciban protección del Estado mexicano. Supongo que, con esto, y
pudiera ser algo positivo de, en y para Jalisco, bajará el tono de rijosidad
que ha prevalecido. Ojalá las amenazas también.
Columna publicada en El Informador el sábado 4 de julio de 2020.