Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Aquí voy
otra vez. Había muchos temas para comentar esta semana, hay de hecho, siguen
vigentes, pero no pude resistirme a volver a abordar el asunto de la pandemia
de la COVID-19. A la hora de sopesar, lo que está y debería estar en el top,
top, de todos los intereses, son la vida y la salud. Es lo primero.
Antes que
saber si sí les dieron el registro a dos nuevos partidos o no, uno de ellos el
de Felipe Calderón. El dictamen estaba por darse a conocer mientras esto
escribo, a unos días de la publicación del libro Felipe, el oscuro de
Olga Wornat y a poco más de una semana de que el INE sancionara a esa
agrupación política por casi tres millones de pesos por cuestiones relacionadas
con ingresos no comprobables.
Y antes
que comentar el Segundo Informe del Presidente o, mejor dicho, el discurso del
martes pasado. Hay puntos positivos, como el modelo económico heterodoxo y
algunos resultados de su aplicación como el impulso al mercado interno con el
incremento en el consumo de productos básicos, los ahorros por el combate a la
corrupción y por las medidas de austeridad, así como los apoyos para diferentes
grupos y sectores del país particularmente vulnerables en el contexto actual;
pero negativos también, como no haber incluido la autocrítica que siempre es un
ejercicio muy sano y mantener el mensaje contra los adversarios y los
conservadores, eso lo tiene que trascender ya y convocar a la unidad a todos
los mexicanos para sacar adelante a este país en circunstancias inéditas.
Estas
dinámicas siguen su curso mientras la pandemia asienta sus reales en el mundo y
nos mantiene secuestrados aquí y en China, literal. Retomó aquí el centro del
comentario porque, precisamente, la contingencia no cesa, falta mucho para
disponer de una vacuna confiable con todo y que México ha sido líder en este
aspecto a nivel mundial; no se ha descubierto un tratamiento totalmente eficaz
y, para colmo de males, se ha confirmado que el virus permanece más tiempo
suspendido en el aire que lo que se creía hasta hace poco, de manera que es
preciso redoblar las precauciones, ampliar la sana distancia, usar cubrebocas
y, de preferencia, no salir de casa.
Fuente:El País.
Mientras esto pasa en el mundo y está comprobado que relajar las medidas en el inicio del desconfinamiento sólo representa rebrotes por aquí y por allá, en Jalisco, donde el manejo de la pandemia ha respondido más a cálculos políticos que de atención real a la emergencia y, por lo mismo, se ha salido de un patrón de manejo que nos lleva a un ritmo distinto, el gobernador anuncia que se reabre Expo Guadalajara, lo cual ya sucedió con Intermoda y la esperada asistencia de nueve mil a diez mil personas; el permiso para que los hoteles lleguen hasta a la mitad de su ocupación y adelanta que están viendo a ver cómo le hacen los de la mesa de reactivación para el regreso a clases presencial.
Digo,
ojalá todo esto fuera posible sin mayores riesgos, suena muy bien, sin embargo,
las condiciones no están dadas, no está el horno para bollos pues. El Dr.
Carlos Alonso, epidemiólogo y experto en salud pública, quien ha hecho un
seguimiento puntual y analítico de la pandemia en Jalisco, advierte que en el
Estado estamos en una meseta en la evolución de COVID-19, nos hay todavía
indicios de descenso en casos y lamentables fallecimientos y si bien hay
capacidad hospitalaria tanto en camas normales como con ventiladores, si el
desconfinamiento no va acompañado de medidas de precaución extremas, se podría
registrar un rebrote que, en un contexto de meseta, implicaría el altísimo
riesgo de repercutir en un aumento exponencial de los casos y, por ende, en la
saturación de la infraestructura hospitalaria con consecuencias que podrían
llegar a ser muy lamentables en el número de personas fallecidas por COVID-19.
Esto nadie lo quiere.
El
problema es serio, de una complejidad densa y cambiante. Como he dicho antes,
no hay en el mundo un manejo impecable de la pandemia, a todos nos agarró con
los dedos en la puerta y, más allá de las decisiones que toman los gobiernos,
de si estamos de acuerdo con unas, con otras o con ninguna, incluso si no
creemos, debemos cuidar y cuidar a los demás en un ejercicio que necesariamente
tendría que ser recíproco.
Toca
dejar de lado cálculos políticos e intereses mundanos en un entorno marcado por
la amenaza a nuestras vidas, a nuestra salud, cada día, todos los días,
mientras debemos resolver otras situaciones, económicas, de trabajo, de vivienda,
de movilidad, de relaciones sociales. Es difícil, muy, pero todos sabemos qué
es lo primero. #YoMeQuedoEnCasa
Columna publicada en El Informador el sábado 5 de septiembre de 2020.