sábado, 12 de septiembre de 2020

Ridículos

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

 

De pronto no alcanzo a entender de bien a bien por qué los ejecutivos de diez gobiernos estatales (uno que hubiese sido) se salieron de la Conago, la Conferencia Nacional de Gobernadores que fue fundada en 2002. ¿Era necesario —como argumentaron— para “impulsar un nuevo momento reformador que contribuya a la defensa del federalismo, la libertad y la democracia”?

La verdad, hacen el ridículo y, por favor, que no se atrevan a repetir lo que dijeron: “México espera mucho de esta alianza de gobernadores”. Yo no espero nada y sé de cierto que muchos tampoco, así que no pueden erigirse en intérpretes de todos los mexicanos, para empezar. Aunque está el gobernador de Jalisco ahí, su decisión no me representa.

Vamos por partes. En primer lugar, es importante recordar porqué se integró la Conago: eran los tiempos de la naciente administración de Vicente Fox en la Presidencia de la República, la primera panista después de 70 años de hegemonía priista. De pronto, los gobernadores de oposición, entre los que se contaban 17 del PRI, antes cómodamente sentados a la sombra del Presidente en turno, se sintieron desprotegidos, aunque también valoraron el poder que podrían llegar a ejercer al gobernar en más de la mitad de los estados de la República. Debían integrar un mecanismo o algo para, arriba de la ola democrática del 2000, buscar fórmulas institucionales de diálogo y gobernabilidad.


Fuente: Conago.


El resto de los gobernadores, incluido el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, hoy Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, atendieron la convocatoria, a saber: cinco del PRD, nueve del PAN —en ese momento partido en el gobierno— y Pablo Salazar Mendiguchía que llegó al gobierno de Chiapas respaldado por una alianza de ocho partidos. La Conago se fundó en 2002 y los gobernadores, en la medida en que iban iniciando su sexenio, elección tras elección, mantuvieron el esquema de la conferencia hasta el día de hoy, menos diez, que se salieron.

La iniciativa fue, pues, de los gobernadores no de la Presidencia. En ese contexto, vale la pena tener presente que desde el principio se estableció que formar parte de esa conferencia es voluntario y se definieron sus fundamentos, entre otros: funcionar “como espacio institucional permanente para lograr un mayor equilibrio y mejor distribución de las potestades que corresponden a los órdenes de gobierno federal y estatal”. ¿No es acaso, dicho con otras palabras, el argumento de los que abandonaron la Conago?

En este orden de ideas y con la postura que manifiestan no sólo contraria a la del Gobierno federal, que están en todo su derecho, sino también agresiva ¿para qué se salieron? ¿No era la Conago el espacio ideal para reforzar los fundamentos, plantearlos al titular del Ejecutivo nacional e insistir? Por eso el Presidente no se asombró ni se quejó, de hecho, si no le pregunta una reportera a lo mejor ni opina. Lo que dijo fue que están en libertad y en todo su derecho de salirse, la verdad ¿a él qué? Por eso hacen el ridículo.

Es decir, si querían llamar la atención del Presidente, ejercer presión, asustar o que fuera leído como amenaza, pues les salió el tiro por la culata, y es raro; sería de suponer que conocen el esquema de la Conago, su historia y sus facultades.

Entonces, además de hacer el ridículo y, peor aún, autonombrarse representantes de todos los mexicanos, debilitaron a la Conago. Le tumbaron un tercio de su fuerza y la de ellos, pues es un tercio que no pinta para más, si consideramos el total de estados involucrados. Javier Corral intentó hablar de la fuerza de los diez que se salen por el número de habitantes y sus producciones económicas ¿y? Eso ni siquiera es su mérito, sino de los chihuahuenses, los jaliscienses, los neoleoneses, los duranguenses, los tamaulipecos, los michoacanos, los coahuilenses, los hidrocálidos, los colimenses y los guanajuatenses, sus sociedades en conjunto, sus hombres y mujeres de todas las edades.

Por cierto, digo, en Jalisco definitivamente no, pero ¿en alguno de estos estados el gobernador le preguntó a su gente si estaban de acuerdo en que el Gobierno estatal abandonara la Conago?

Es claro que sus fines son electorales y egoístas a más no poder. Justo cuando son necesarios gobernantes fuertes en los municipios, en los estados, en el país; cuando se necesita unión, estos diez optan por dividir y confrontar, aunque digan que no, seguramente Corral se inspiró en Alfaro o de plano Alfaro le pasó la fórmula.

En plena pandemia, con crisis por todos lados, estos diez gobernadores le asestan un duro golpe a los demás que, la verdad, qué culpa tienen. ¿Ellos tienen la fórmula del federalismo, del manejo de la pandemia, de las estrategias económicas? Lejos de abandonar, podían haber compartido, pero no, aparte de que, por supuesto no tienen tales soluciones, sus fines y sus intereses no son los de los habitantes de sus estados.


Columna publicada en El Informador el sábado 12 de septiembre de 2020.

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