Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
El mundo
se nos viene encima y nosotros estamos con nuevos partidos, pues sí. La vida
sigue, algún día el coronavirus Sars-CoV2 será derrotado, pero los procesos y
las dinámicas en las que estamos inmersos los seres humanos siguen su curso,
marcados siempre por la idiosincrasia de cada pueblo, las identidades, las
desigualdades, las tendencias, los sistemas de gobierno, las creencias, usos y
costumbres. Claro que también los gestos de grandeza, de generosidad o de
mezquindad. Hay de todo y bueno, ya tocará juzgar a nosotros o a la historia.
El caso
es que esta noticia, aparentemente pequeña, como de rutina político-electoral
en el Estado de Jalisco, me parece alentadora, sí, esperanzadora en términos de
desarrollo democrático local particularmente por dos cuestiones, la primera,
que se aprobó en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana la
conformación de dos nuevos partidos; y la segunda, que los dos institutos
políticos traen, por lo menos en el discurso, una narrativa que rompe con
esquemas tradicionales y anquilosados del sistema de partidos en México.
En
general, con base en sus principios (https://www.hayfuturo.mx/principios), Futuro se presenta como un partido de centro
izquierda, a favor de la democracia participativa, pluralidad, transparencia y
rendición de cuentas, excelencia en el servicio público, reivindicación de lo
común, sustentabilidad, paz, feminismo, justicia social, localismo, ampliación
y garantía de derechos e innovación política.
Hagamos (https://www.hagamosjalisco.mx/) se ostenta como un partido liberal, socialdemócrata, es decir, con agenda progresista que por definición es incluyente, a favor de la redistribución de la riqueza, defensa de lo público, honestidad y transparencia, igualdad, equidad, libertad, progresividad en derechos humanos, rescate del planeta, trabajo colectivo, participación ciudadana, diversidad, justicia universal, democracia y recuperación de la paz.
Están
redactados de diferente forma, pero prácticamente plantean lo mismo. En el caso
de Futuro, cabe decir, se integra a partir de los resultados de la elección
anterior, en la que los candidatos independientes que seguían los pasos de
Pedro Kumamoto y Wikipolítica, después de analizarlo a profundidad y ante posturas
encontradas, impulsados en gran medida por los mismos ciudadanos que los
apoyaron, tomaron esa decisión, no fue fácil.
¿Por qué
no fue fácil? Porque precisamente una de sus baterías críticas se enfocaba en
combatir los partidos tradicionales, no tanto por ser un partido en sí, digo,
así está estructurado constitucionalmente el sistema político mexicano; sino
por la forma en la que operan, pervertida, desde hace décadas. Los partidos de
oposición funcionaban como comparsas del PRI y en la medida en que fueron
ganando terreno, se comportaron igual, incluso peor, se degeneraron pues.
Negocio familiar, negocio simplemente, modus vivendi, ¿y la sociedad? Bien
gracias. En Futuro siguen pensando —y coincido plenamente— que vivimos una
crisis de representación política y que urge una transformación radical de la
cultura política en México.
En cuanto
a Hagamos, que inicia también con una agenda progresista y gente joven, deben
quizá esforzarse el doble para ganar adeptos y votos, porque están
identificados plenamente con el grupo político de la Universidad de
Guadalajara. Directamente les preguntan si le tienen que rendir cuentas al
“licenciado”. Por supuesto lo niegan y reiteran que con trabajo convencerán.
Ambos
partidos deberán enfrentar un sistema que les es adverso, cooptado por los grandes
institutos políticos y el reparto de los espacios de publicidad y los
presupuestos; deberán hacerse cargo también de la desconfianza y el descontento
en la sociedad cuando se trata de la clase política; y las divisiones, el
ambiente de polarización y enardecimiento de que pronto se llega a sentir, por
ejemplo, en redes sociales.
No será
fácil para ninguno de los dos ganar los votos suficientes para permanecer, para
confirmar el registro, sin embargo, su entusiasmo, su convencimiento de que
otro México es posible, su determinación por practicar la política con base en
su esencia y no en la forma como se ha mal practicado en México, su
inteligencia, su visión, su amor por lo que hacen, son buenas noticias. Ojalá,
de verdad lo deseo, logren romper patrones.
Columna publicada en El Informador el sábado 26 de septiembre de 2020.