Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Hemos
escuchado la expresión, sin duda, y no requerimos de mayores definiciones para,
en general, comprender, saber de qué se está hablando. El oficio político lo
puede ejercer cualquiera y en diversos ámbitos; en las familias a veces se
necesita, digo, no por nada a la familia del cónyuge de le identifica como
“familia política”. Al oficio político, al bueno oficio político está vinculada
la mano izquierda, la de los pases inspirados en la fiesta brava. Bien,
pero no se trata aquí –que no estaría de más—de hacer un artículo sobre el
oficio político, una cualidad o virtud que debería ser consustancial al
servicio público.
Tener
oficio político y, por ende, ejercerlo, debería significar para los ciudadanos,
que el gobernante que lo practique reportará a sus representados más beneficios
que perjuicios, más soluciones que problemas, más esperanza que desesperanza,
más avance que retroceso, más calidad de vida que su deterioro, porque
trabajaría por la sociedad que lo colocó en tal puesto mediante el voto, como se
estila en los sistemas democráticos, es decir, su máximo interés y preocupación
sería, debería ser, la gente de la que recibe mandato, poder y salario y no su
persona ni su carrera o la de sus allegados, ni sus aspiraciones políticas para
la próxima y la próxima elección.
Hasta
aquí dejo estas reflexiones sólo para decir que el gobernador de Jalisco,
Enrique Alfaro, no tiene oficio político y es una lástima. Un tiempo creí que
sí, pero no y la decepción es grande.
Me
enfocaré en un tema, son varios, pero en este momento es uno el que prevalece:
el presupuesto para el año 2020. Antes de que se diera a conocer ya hubo
declaraciones y acciones como la conformación de la alianza federalista que
dejó colgados de la brocha al resto de gobernadores en los propósitos de una
asociación de esa naturaleza; y amenazas de que se tomarían medidas y bla bla
bla si a Jalisco no se le daba lo que le correspondía.
Después
de eso, un análisis de la periodista Sonia Serrano reveló que el recorte que
“denunció” Alfaro, no aparecía en los documentos del presupuesto. El Ejecutivo
estatal dijo: “el Presupuesto de Egresos de la Federación del próximo año
implica una reducción a Jalisco de 9 mil 200 millones de pesos en términos
reales”; cuando en realidad se trata de, una cantidad menor sí, pero
equivalente a 5.3 millones de pesos, con lo que Jalisco se ubica entre los
estados mejor tratados por el Gobierno federal.
Días más
tarde de esa publicación, en esta misma semana, Alfaro difundió un video en
redes sociales, para los espectadores de redes sociales, no para todos los
jaliscienses, donde “aclara” y reitera lo de los nueve mil millones, de paso,
claro está, llama “traidores” a la bancada jalisciense de Morena en la Cámara
de Diputados.
La
aclaración del grupo de legisladores jaliscienses no se hizo esperar y comparto
aquí varios puntos, de entrada: “Enrique Alfaro no reconoce y no quiere ver,
que tanto México como el mundo, están en un escenario de pandemia y
desaceleración económica”. Señalan luego que la reducción presupuestal afecta a
todos los estados y al Gobierno federal y enseguida: “Ignora la coyuntura
económica, haciendo caso omiso de la pandemia, aunque ha sido su gran pretexto
para justificar endeudamiento, suspensión de derechos y garantías
constitucionales, así como falta de transparencia y rendición de cuentas” y
luego: “Insiste en utilizar las cifras de manera tramposa para genera confusión
y defender un discurso político subjetivo e irreal”.
Los
legisladores por Jalisco remarcaron que el gobernador no pudo negar que Jalisco
ocupa el primer lugar en subsidios a nivel nacional, el tercero como receptor
de participaciones federales; que la reducción fue pareja, es decir, no hubo
ensañamiento contra este Estado; que Jalisco es la entidad que más gasto
federalizado recibe; tampoco habló de la alta dependencia del Estado a los
recursos federales ni que 9 de cada 10 pesos que Jalisco gasta, proceden del
Gobierno federal.
En el
comunicado precisaron que no se quitarán a Jalisco los recursos para salud que
antes manejaba el Seguro Popular y ahora el INSABI. Aseguraron que ese rubro
está en Protección Social en Salud y por eso ya no cuenta como gasto
federalizado, es todo. Faltó esa explicación y otras que los diputados por
Jalisco plantearon con una batería de preguntas emanadas de observaciones de la
Auditoría Superior de la Federación como solventar el destino de 731 millones
de pesos en un caso y de 691 millones en otro, relacionados con gastos en
salud. Le cuestionan, casi para terminar, que Jalisco es uno de los estados que
más dinero ha regresado a la Federación por no ejercerlo y que era para
programas de salud y, por último, afirman lo que he señalado en columnas
anteriores de manera reiterada, apelando a lo que le quede de oficio político: “La
confrontación y la descalificación sólo exacerban el escenario de crisis por la
pandemia que afecta a Jalisco, a México y a todo el mundo, en perjuicio de
millones de familias. Es momento de unidad, de verdad y de encontrar
coincidencias. Invitamos al Gobierno de Jalisco y a Enrique Alfaro a trabajar
con altura de miras”.
Seguramente
habrá quienes le crea a uno y quienes a los otros ¿por qué no privilegian el
oficio político y lo ejercen sin perder de vista que lo primero, lo primero es
Jalisco y los jaliscienses en un entorno de circunstancias adversas para todos?
Se requiere con urgencia generosidad y gestiones a favor de la gente, en otras
palabras, oficio político.
Columna publicada en El Informador el sábado 21 de noviembre de 2020.