sábado, 21 de noviembre de 2020

Oficio político

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

 

Hemos escuchado la expresión, sin duda, y no requerimos de mayores definiciones para, en general, comprender, saber de qué se está hablando. El oficio político lo puede ejercer cualquiera y en diversos ámbitos; en las familias a veces se necesita, digo, no por nada a la familia del cónyuge de le identifica como “familia política”. Al oficio político, al bueno oficio político está vinculada la mano izquierda, la de los pases inspirados en la fiesta brava. Bien, pero no se trata aquí –que no estaría de más—de hacer un artículo sobre el oficio político, una cualidad o virtud que debería ser consustancial al servicio público.

Tener oficio político y, por ende, ejercerlo, debería significar para los ciudadanos, que el gobernante que lo practique reportará a sus representados más beneficios que perjuicios, más soluciones que problemas, más esperanza que desesperanza, más avance que retroceso, más calidad de vida que su deterioro, porque trabajaría por la sociedad que lo colocó en tal puesto mediante el voto, como se estila en los sistemas democráticos, es decir, su máximo interés y preocupación sería, debería ser, la gente de la que recibe mandato, poder y salario y no su persona ni su carrera o la de sus allegados, ni sus aspiraciones políticas para la próxima y la próxima elección.

Hasta aquí dejo estas reflexiones sólo para decir que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, no tiene oficio político y es una lástima. Un tiempo creí que sí, pero no y la decepción es grande.

Me enfocaré en un tema, son varios, pero en este momento es uno el que prevalece: el presupuesto para el año 2020. Antes de que se diera a conocer ya hubo declaraciones y acciones como la conformación de la alianza federalista que dejó colgados de la brocha al resto de gobernadores en los propósitos de una asociación de esa naturaleza; y amenazas de que se tomarían medidas y bla bla bla si a Jalisco no se le daba lo que le correspondía.

Después de eso, un análisis de la periodista Sonia Serrano reveló que el recorte que “denunció” Alfaro, no aparecía en los documentos del presupuesto. El Ejecutivo estatal dijo: “el Presupuesto de Egresos de la Federación del próximo año implica una reducción a Jalisco de 9 mil 200 millones de pesos en términos reales”; cuando en realidad se trata de, una cantidad menor sí, pero equivalente a 5.3 millones de pesos, con lo que Jalisco se ubica entre los estados mejor tratados por el Gobierno federal.

Días más tarde de esa publicación, en esta misma semana, Alfaro difundió un video en redes sociales, para los espectadores de redes sociales, no para todos los jaliscienses, donde “aclara” y reitera lo de los nueve mil millones, de paso, claro está, llama “traidores” a la bancada jalisciense de Morena en la Cámara de Diputados.

La aclaración del grupo de legisladores jaliscienses no se hizo esperar y comparto aquí varios puntos, de entrada: “Enrique Alfaro no reconoce y no quiere ver, que tanto México como el mundo, están en un escenario de pandemia y desaceleración económica”. Señalan luego que la reducción presupuestal afecta a todos los estados y al Gobierno federal y enseguida: “Ignora la coyuntura económica, haciendo caso omiso de la pandemia, aunque ha sido su gran pretexto para justificar endeudamiento, suspensión de derechos y garantías constitucionales, así como falta de transparencia y rendición de cuentas” y luego: “Insiste en utilizar las cifras de manera tramposa para genera confusión y defender un discurso político subjetivo e irreal”.

Los legisladores por Jalisco remarcaron que el gobernador no pudo negar que Jalisco ocupa el primer lugar en subsidios a nivel nacional, el tercero como receptor de participaciones federales; que la reducción fue pareja, es decir, no hubo ensañamiento contra este Estado; que Jalisco es la entidad que más gasto federalizado recibe; tampoco habló de la alta dependencia del Estado a los recursos federales ni que 9 de cada 10 pesos que Jalisco gasta, proceden del Gobierno federal.

En el comunicado precisaron que no se quitarán a Jalisco los recursos para salud que antes manejaba el Seguro Popular y ahora el INSABI. Aseguraron que ese rubro está en Protección Social en Salud y por eso ya no cuenta como gasto federalizado, es todo. Faltó esa explicación y otras que los diputados por Jalisco plantearon con una batería de preguntas emanadas de observaciones de la Auditoría Superior de la Federación como solventar el destino de 731 millones de pesos en un caso y de 691 millones en otro, relacionados con gastos en salud. Le cuestionan, casi para terminar, que Jalisco es uno de los estados que más dinero ha regresado a la Federación por no ejercerlo y que era para programas de salud y, por último, afirman lo que he señalado en columnas anteriores de manera reiterada, apelando a lo que le quede de oficio político: “La confrontación y la descalificación sólo exacerban el escenario de crisis por la pandemia que afecta a Jalisco, a México y a todo el mundo, en perjuicio de millones de familias. Es momento de unidad, de verdad y de encontrar coincidencias. Invitamos al Gobierno de Jalisco y a Enrique Alfaro a trabajar con altura de miras”.

Seguramente habrá quienes le crea a uno y quienes a los otros ¿por qué no privilegian el oficio político y lo ejercen sin perder de vista que lo primero, lo primero es Jalisco y los jaliscienses en un entorno de circunstancias adversas para todos? Se requiere con urgencia generosidad y gestiones a favor de la gente, en otras palabras, oficio político.


Columna publicada en El Informador el sábado 21 de noviembre de 2020.

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