Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
El Dr.
José Manuel Mireles representa una etapa de nuestra historia reciente de las
más intensas y dolorosas por las que hemos pasado en los últimos lustros y que,
lamentablemente, mutada, persiste.
Una lucha
que se gestó desde la comunidad, de manera espontánea, de la que el Dr. Mireles
formó parte como muchos otros, pero que no rindió en su momento los frutos que
se esperaba. El movimiento de las autodefensas y policías comunitarias surgió
como una necesidad apremiante para que el Estado asumiera su responsabilidad y
acabara con las mafias y el crimen organizado que habían tomado posesión de
Michoacán, una vez iniciada la mal llamada “guerra” contra el narcotráfico
urdida por Felipe Calderón.
Para
analistas y estudiosos del fenómeno se empezó a gestar durante la
administración del panista, precisamente, aunque se manifestó de manera plena
en el arranque del gobierno peñista. El caso de las autodefensas, especialmente
el Dr. Mireles como parte de ellas, es uno de los ejemplos más indignantes
generador de rabia e impotencia, de los niveles de criminalidad con los que ha
operado el Estado mexicano.
Hoy
sabemos que es una historia de traiciones, corrupción e intereses muy ajenos a
los que tendrían que atender, por mandato constitucional, las autoridades de
nuestro país.
Después
del engaño y la traición, luego de una lectura puntual de las debilidades del
protagonista (eso lo saben hacer muy bien), el Dr. Mireles terminó encarcelado,
desde mi punto de vista y, al parecer hay casi un consenso, de manera injusta,
porque todo fue presuntamente una maniobra del gobierno de Peña Nieto con el
asunto de la venta y legalización de armas de uso exclusivo del Ejército.
De todo
lo que pasó en torno al Dr. Mireles, fallecido esta semana a consecuencia de
complicaciones por Covid-19, quiero referirme a dos asuntos, uno quizá
pendiente y el otro, para tener en mente siempre. Ni la polémica, ni la vida
personal, ni sus errores.
Y el otro
asunto, para no olvidar, fue la conferencia que dictó en la Universidad
Nacional Autónoma de México, en la que dirigió un mensaje a los jóvenes. Un
mensaje desde la experiencia dolorosa del daño que causan las adicciones, de la
pérdida de vidas, historias y talentos; los grandes perjuicios del
narcotráfico.
En
aquella ocasión, fue a principios del año 2018, José Manuel Mireles presentó su
libro ante estudiantes de la UNAM y les dijo, entre otras cosas, “que el miedo
no se quita a la hora de enfrentar situaciones como lo que está pasando en la
universidad —se refería a los dos traficantes de drogas que fueron asesinados
en instalaciones universitarias— no esperen no tener miedo nunca, el miedo
nunca se les va a quitar, el que muere de miedo muere todos los días, el que no
tiene miedo muere una sola vez. Los conminó a defender su universidad, a
unirse y a abrir los ojos ayúdenme a despertar la conciencia de toda la
nación… prepárense muy bien, están en el mejor lugar del mundo para que cambien
las cosas en toda la nación, no sólo en sus pueblos de origen… Esta es la mejor
trinchera que existe para toda lucha social… El día que empiecen a defender su
escuela nadie va a volver a entrar a venderles drogas, duro con ellos, las
drogas no benefician a nadie, se pueden sentir bien un ratito, pero lo mejor es
tener la conciencia despierta y el conocimiento trabajando.
Sobre esta
presentación en la UNAM escribí en marzo de 2018 y dejó aquí la liga del
artículo completo (UNAM).
Descanse
en paz, Dr. José Manuel Mireles.
Columna publicada en El Informador el sábado 28 de noviembre de 2011.