Ciudad Adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Las
buenas noticias son pocas y efímeras. Esta pandemia que ha puesto al mundo de
cabeza, con saldos dolorosos: miles de muertos, miles de enfermos, de personas recuperadas,
pero con secuelas, miles de hombres y mujeres sin empleo, miles de negocios
cerrados, millones y millones encerrados y desesperados, no termina y no
terminará pronto, por lo visto, así, tal cual: repuntes, rebrotes, regreso al
confinamiento, endurecimiento de medidas y lo que, lamentablemente, conocemos
ya de sobra.
Va para
largo con todo y la información reciente de que la vacuna está muy avanzada en
por lo menos dos laboratorios. Está muy bien y es lo que esperamos todos, por
lo que desesperamos con el anhelo casi incontenible de volver a la normalidad,
lo más parecida a como era antes de la Covid-19 en nuestras vidas, causada por
el virus Sars-CoV2.
La
situación ha empeorado en muchos países del planeta por las divisiones internas
y polémicas que el manejo de la pandemia ha motivado; desde el principio y en
todo el mundo, aunque no es para nada algo que sirva de consuelo (ya deberíamos
haber aprendido), políticos de un color y de otro, a pesar de que son la salud
y la vida de miles de personas las que están en riesgo, han llevado agua a sus
molinos. Han acentuado y profundizado rivalidades previas a la pandemia y,
tristemente, no he sabido de un país que, de manera permanente, haya logrado la
unión de su clase política por una causa común, que tendría que ser salvar
vidas sin apartarse un ápice de la meta. Esta pandemia ha dejado en evidencia
esa mezquindad que, ya sabíamos, es parte de la personalidad de muchos, casi
todos los políticos en el orbe. Llegará el tiempo de pasar factura, llegará.
Mientras
tanto, en lo que son peras o son manzanas como decía mi mamá, sí, nos toca
cuidarnos y cuidar al otro, armarnos de paciencia, hacer de tripas corazón y,
en la medida de lo posible, quedarnos en casa.
Jalisco,
como ha sido reconocido por propios y extraños, es un caso atípico, casi único
en el mundo, porque rompió con el esquema de lo que era el protocolo más
adecuado una vez que se documentaron las acciones en los países donde la
pandemia pegó primero, antes incluso de que fuera pandemia; y, claramente en
contraposición de las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la
Salud.
A estas
alturas del partido nos ha tocado aprender y leer entre líneas los mensajes
contradictorios de la máxima autoridad sanitaria en la entidad; muchos sabemos
ya detectar las medidas que tienen un claro propósito manipulador y, gracias a
nuestro sentido común y de supervivencia, hemos logrado, no todos claro está,
distinguir cuál sí es una buena medida y cuál no.
En esta
parte, hay que decirlo, muchos jaliscienses, particularmente habitantes de la
zona metropolitana de Guadalajara, por necesidad, han quedado a merced de
medidas mal planeadas, mal planteadas, deficientemente socializadas o
difundidas y peor ejecutadas. Y bueno, tenemos los eventos vinculados al botón
de emergencia cuyas repercusiones las conoceremos hasta dentro de 14 o 15 días
más o menos. Espero de verdad, profundamente y de todo corazón, que no sean tan
tremendas como se podrían vaticinar por la cantidad de personas que se aglomeró
en las estaciones del tren ligero, en las paradas de camiones y adentro de las
unidades del transporte durante los horarios de operación.
Deseo
también que las correcciones que dicen que se implementaron hayan dado
resultados porque es un hecho que hay mucha gente enojada, digo, ahí está la #macromentada
a la que se convocó a manera de “porra” para la máxima autoridad sanitaria en
Jalisco —y las porras se repiten—; así como la sucesión de críticas bien
fundamentadas, con argumentos de peso, con exposición de motivos y cálculo de
consecuencias, que fueron total y absolutamente ignoradas pese al compromiso de
atenderlas si tenían como propósito corregir y mejorar. Esto no sucedió, si
acaso, a medias y tarde. Un ejemplo es ese de que el transporte público dejará
de funcionar este fin de semana, definido como etapa de transición por
el Buen Fin, antes del cierre de las tiendas que podrá ser hasta las 23 horas
¿cómo ahí qué? ¿Realmente se quiere incentivar la actividad comercial? ¿Y toda
la gente que no tiene vehículo particular? ¿Se facilitará transporte?
¿Aplicarán ahora sí las tarifas solidarias de los taxis?
La pandemia y todas las medidas que nos toca observar para cuidarnos y cuidar a los demás, se extienden todavía por tiempo indefinido. Como llegó después a México podríamos pensar que vamos con una especie de desfase y los datos de lo que ocurre en España e Italia, sólo como casos emblemáticos, deberían ser una clara señal de que hay que poner nuestras barbas a remojar, aprender en cabeza ajena pues.
Va para largo, nos toca ser prudentes, seguir aprendiendo a descifrar mensajes, organizarnos, tomar las mejores decisiones, ser solidarios, protegernos entre nosotros y aguantar un poco más. Sólo de esta manera serán más las buenas noticias que las malas y con un poco más de duración. #NosToca #NosNecesitamosJuntos #YoMeQuedoEnCasa.
Columna publicada en El Informador el sábado 14 de noviembre de 2020.