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sábado, 10 de agosto de 2019

Equilibrio


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Esta semana fue particularmente violenta en nuestro país. Lo peor es que no sólo se trata de la violencia que, por desgracia, es la característica de los criminales organizados, sino que ahora trascendió al terreno de los mexicanos de a pie en cuestiones cotidianas.
Me sorprenden y horrorizan los 19 cuerpos colgados y dejados en vías transitadas de la ciudad de Uruapan, Michoacán; y los cientos de cráneos encontrados en Veracruz, pero también el linchamiento en Puebla, los cuatro policías de Azcapotzalco que violaron a una adolescente en la Ciudad de México y los niveles de violencia que puede alcanzar una jovencita contra otra por un incidente vial (#LadyPiñata).
Urgen acciones desde la autoridad para frenar esta ola de violencia que nos alcanza en todos los sentidos: como víctimas, como victimarios y como testigos de piedra muertos de miedo. ¿Cuánto coraje, cuánta rabia acumulada? Es claro que las cosas no están bien y este ambiente, con sus efectos tangibles y dolorosos, sólo contribuye a que el de por sí deteriorado tejido social siga en franco deterioro en lugar de irse reconstituyendo.
Los lectores de este espacio saben que me resisto a traspasar las facturas de lo que sea a la sociedad. Sostengo que la clase política en México es la responsable de la realidad en la que estamos inmersos, que la pobreza y la mala educación son deliberadas. Mucho enfrentamos y padecemos en el día-día de nuestras vidas personales y por las malas decisiones de los gobernantes en turno, como para además cargar con culpas que no nos corresponden, sin embargo, abrir o no espacio a la violencia en nuestro entorno, en los hechos cotidianos, en las reacciones diversas por los incidentes de todos los días, comunes y ordinarios, sí hay mucho que podemos hacer y tenemos toda la potestad y soberanía para tomar decisiones.
Aquí sí toca empezar por uno mismo y empezar a notar en que momento nos sulfuramos y empezamos a gritar o a agredir: hijos, pareja, padres, vecinos, dependientes, clientes, transeúntes, automovilistas, autoridades…
Y no es fácil, pero sí creo que es un esfuerzo que vale la pena y es totalmente personal con efectos inmediatos en la armonía y la convivencia de este tejido maltrecho del que formamos parte. Por algo se empieza.
La violencia criminal, la de los delincuentes, es un asunto viejo, una herencia maldita que debe ser asumida y atendida cuanto antes. Entiendo, y celebro, la postura presidencial de atacar las causas, es decir, de tomar decisiones contra la falta de oportunidades, contra la frustración y la rabia social acumulada por décadas, con trabajo y educación, con accesos en lugar de escollos y trampas. Medidas medibles y específicas contra la pobreza, la mala educación, las adicciones y la corrupción. Urgen.
Sin embargo, es preciso e indispensable también trabajar de manera reactiva y cuanto antes. Muchas veces he cuestionado en este espacio eso, que las autoridades sólo reaccionan y no van a fondo en las soluciones, hoy se está haciendo, pero no puede ser nada más eso. Se requiere un equilibrio en las acciones y que la sociedad en su conjunto, particularmente la de los 10 estados de la República con niveles más altos de violencia, incluidos Jalisco y Michoacán, empiece a notar que hay cambios y los índices de criminalidad se representan a la baja como ya está sucediendo en Sinaloa y Durango, gran cosa en verdad.
La inseguridad en México es una realidad que nos lacera y lastima a todos los mexicanos desde que tenemos memoria. En los años ochenta el narcotráfico adquirió otra dimensión y desde entonces, con altibajos, la evolución de esa forma del crimen sigue en desarrollo ahora junto con otras maneras de operar que se han ido sumando como las que tienen que ver con el cobro de protección a agricultores, trata de blancas, robos a gran escala y tráficos ilegales diversos.
Este orden de cosas tiene y debe cambiar y sólo se logrará, de fondo, si se combinan, en un justo equilibrio, las acciones reactivas para combatir el día a día en materia de violencia criminal y las medidas de largo plazo para lograr cambios de fondo que conduzcan a una realidad que los mexicanos no conocemos: una de paz y armonía generalizadas; de garantías de que nuestro trabajo rendirá sus frutos y podremos disfrutarlos, de que hay justicia y oportunidades; de respeto a los derechos humanos, de respeto en general, de confianza y transparencia,  sin abusos de poder, ni negligencia, ni omisiones. Es posible.

Columna publicada en El Informador el sábado 10 de agosto de 2019.

sábado, 8 de abril de 2017

No es suficiente

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Las dos últimas semanas han estado cargadas de malas noticias. El panorama no es nada alentador porque además, exponemos, criticamos, nos desgañitamos y desde el poder el desdén es aterrador. Menosprecio y descalificación, y esas conductas recurrentes en los gobernantes es verdaderamente ofensiva. ¿Qué nos queda? No perderlo de vista, ni cansarnos, ni dejar de exponerlo ni de intentar cambios, vía la denuncias ciudadanas en los medios que sea posible, en el modus operandi de la clase política mexicana.
¿Lo bueno cuenta? No lo suficiente para darnos cuenta de la descomposición y deterioro del tejido social, de la corrupción en las instituciones, de la negligencia criminal, de la deshonestidad, de la información falsa o maquillada, de esta persistente simulación que oculta ante los ojos de los dizque servidores públicos, la realidad que nos ahoga.
Tres periodistas fueron asesinados y otros dos atacados, uno de Veracruz también y otro de Baja California Sur que hoy luchan por sobrevivir. Cecilio Pineda de Guerrero, Ricardo Monlui Córdova de Veracruz y Miroslava Breach de Chihuahua fueron acallados para siempre en lo que va de 2017. La cuenta de comunicadores asesinados en México ha servido para ubicar al país en el tercer lugar entre los peores en esta materia, sólo después de Siria y Afganistán, naciones en guerra.
Tampoco es suficiente para desdeñar, como tan bien hacen los gobiernos federal y estatales, la decisión del juez Anuar González Hemadi, de otorgar un amparo a un violador integrante de la banda de los Porkys, de Veracruz. Los argumentos del juez que no voy a repetir aquí, son verdaderamente inconcebibles y significan un golpe durísimo contra el Estado de derecho en México. Veracruz es México, independientemente de cuestiones jurisdiccionales. Esta noticia le dio la vuelta al mundo y la vergüenza y el dolor son mayúsculos por la impunidad y la injusticia, por la falta de seguridad para nuestros menores de edad, hombres y mujeres.
Claro que eso no es suficiente para pensar, ni siquiera considerar que en México no hay paz, ni tranquilidad, ni prevalece el Estado de derecho.
Tampoco para juzgar los hechos ahora revelados, desde hace tiempo vaticinados, de la corrupción que se le atribuye al exgobernador de Chihuahua, César Duarte, el otro Duarte, actualmente prófugo de la justicia.
Lo bueno no puede contar ante este panorama de corrupción, impunidad y descomposición social. El 28 de marzo, después del asesinado de los periodistas; de la decisión del juez veracruzano en el caso Porkys; del hallazgo de miles y miles de restos en fosas clandestinas de ese estado; del chiquero partidista que no cesa y después de las fugas de los dos exgobernadores Duarte y de las noticias sobre sus redes de complicidad, el Presidente de México dice que todo está bien. Que todo marcha sobre ruedas: educación, lucha contra la desigualdad, crecimiento económico y paz y tranquilidad. Es ofensivo.
Porque, en primer lugar, habla de ficciones. Lo que dice que está casi resuelto no cubre a la mayoría en México (educación, salud, vivienda, alimentación) y para quienes hablamos de crisis, no sólo económica (política, social, cultural, de identidad, de autoridad), el mensaje es también, ofensivo: “Quienes les digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis es seguramente lo que pueden tener en sus mentes, porque no es lo que está pasando”.
¿Lo bueno cuenta? No lo suficiente para obviar la información difundida ayer en esta casa editorial con relación al trabajo de la Secretaría de la Función Pública: De 2006 a 2017, la dependencia presentó 27 mil  876 denuncias penales pero sólo emitió cuatro mil 15 sanciones contra funcionarios de la administración federal por corrupción: abuso de poder, nepotismo, influyentismo, desvío de recursos, robo, fraude y otras linduras por el estilo. Pero… para el Presidente todo está bien. Tampoco mancha el panorama presidencial color de rosa la detención en Estados Unidos de quien fuera fiscal del Estado de Nayarit y la cloaca que con tal arresto se destapó. No es suficiente y es ofensivo.

Columna publicada en El Informador el sábado 1 de abril de 2017.

domingo, 26 de marzo de 2017

Contador de muertos

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


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Miroslava Breach Velducea. Foto: Facebook.

Empezamos a contar los muertos porque no los estaban contando bien. Como siempre, como es usual y propio de los gobiernos autoritarios, la información oficial sobre los mexicanos muertos en la guerra contra el crimen organizado desde el sexenio pasado y a la fecha, fue y sigue siendo ambigua, parcial, confusa y se tergiversa a la primera oportunidad.
Por eso surgieron iniciativas ciudadanas para contar a los muertos, a los desaparecidos, a los secuestrados, a los asesinados catalogados como “falsos positivos” y los feminicidios.
Los cadáveres que se exhuman en Veracruz seguramente darán al traste con las cuentas de los gobiernos estatales y del Gobierno federal. ¿Cuántos seres humanos habrá ahí? Y no digo mexicanos porque hay antecedentes de fosas clandestinas en donde encontraron a muchos que eran migrantes de Centro y Sudamérica.
Hombres y mujeres de quienes desconocemos sus vidas, a sus familias, si tenían hijos, padres, abuelos, amores; si tenían sueños y proyectos; no tenemos idea de sus necesidades ni de por qué o cómo fue que se vieron envueltos en circunstancias de las que no salieron vivos ¿cómo fue su muerte? ¿Estaban en el lugar equivocado? ¿Fueron víctimas de extorsión, de secuestro, de violación? ¿Eran delincuentes? ¿Y por qué eran delincuentes? ¿Quiénes eran?
Ahora son tantos los muertos y los desaparecidos en México que hasta hemos perdido la cuenta; ya no sabemos si van 26 mil o 57 mil, ni cuántos corresponden al sexenio de Calderón y cuántos al de Peña Nieto; luego hay que separar por situación geográfica, por edad, por sexo, por ocupación; si el homicidio está relacionado para bien o para mal con el crimen organizado o con la delincuencia común; o si fueron ajustes personales, celos, maltrato conyugal, accidente; si eran activistas, defensores de derechos humanos, maestros disidentes o periodistas valientes críticos y exponentes de corrupción y malos manejos.
El jueves asesinaron a una periodista, tenía 54 años de edad y llevaba a la escuela a su hijo. Los asesinos la acribillaron delante del joven. Me llamó la atención que en las primeras notas con esta dolorosa y terrible noticia, se destacaba que ya sumaban tres asesinatos de periodistas en lo que van del año y el de uno había sido apenas el día anterior, el miércoles de esta semana.
Esta “suma”, este “total” de periodistas asesinados fue la entrada, la cabeza y el resumen que se destacó prácticamente en todos los medios de comunicación. ¿Es malo? No, estrictamente no es malo llevar la cuenta, mucho menos si, como dije, la información se oculta y se disfraza, pero de pronto sentí, este jueves, al conocer del asesinato de Miroslava Breach, que los muertos en México, por hechos violentos producto de los altísimos niveles de inseguridad e impunidad en los que vivimos, son números, cifras para la estadística, datos para documentar el horror y para comparar y calcular cuántos muertos más se esperan al cierre del sexenio de Peña.
Estamos mal. Nos hemos dejado atrapar por el mismo sistema engañoso y tramposo que impone el gobierno. Al contar los muertos, al hacer ese trabajo con el propósito de vencer a la impunidad y exponer al gobierno lo que no ha hecho y lo que ha hecho mal, nos quedamos girando en la vorágine de los números porque además ya son muchos, son miles, decenas de miles de los que no tenemos información.
Son mexicanos, son seres humanos, hermanos latinoamericanos y quién sabe si de otras nacionalidades. Son personas, esposos, esposas, parejas, padres, madres, hijos, hijas, nietos de alguien.

No podemos ni debemos permitir que todo se reduzca a hacer una contabilidad de asesinatos con mayor razón si hasta ahora no ha servido para gran cosa; no hay proporción entre los asesinados y los actos de justicia correspondientes ¿o quiénes son los asesinos de los 121 mil muertos en el sexenio de Calderón? ¿Y de los 67 mil que van en la administración Peñista? Nos orillan, nos empujan hacia la insensibilidad y hacia la resignación y lo que se necesita es parar con esta violencia criminal y justicia.

Columna publicada en El Informador el sábado 25 de marzo de 2017.

sábado, 18 de marzo de 2017

¿Revolución educativa? No hay manera

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Esta semana se presentó el  modelo educativo que entrará en vigor en el ciclo escolar 2018-2019. La verdad no sé a qué le apuesta el Gobierno federal. No es más que un reciclaje del dizque modelo educativo 2016 y un teatro ni siquiera bien montado para justificar mediocridad e ineptitud.
A ver, vamos por partes. Como he escrito y dicho antes, el rezago educativo en México es uno de los pendientes más añejos y urgentes porque desde hace más de setenta años los gobiernos autoritarios decidieron adoctrinar en lugar de educar y gradualmente, como si se hubieran puesto de acuerdo (luego por eso tienen tanto éxito las teorías conspiracionistas), le fueron restando calidad reforma tras reforma, sexenio tras sexenio.
Al mismo tiempo el sindicato de maestros se fortalecía y se convertía en uno de los sectores más poderosos del PRI, capaz de ejercer presión para obtener beneficios para la cúpula sindical vía el uso de los docentes como carne de urna. Con el acceso precario y deficiente a esquemas más democráticos, la alternancia por ejemplo, se registraron cambios político-sindicales que ahora tienen a una de las mujeres más corruptas del mundo en la cárcel, a Elba Esther Gordillo; pero fue por cuestiones políticas, no para hacer justicia, y la prueba más contundente es que ahora el comité directivo del SNTE es un cero a la izquierda. En realidad, peor que eso, porque a sus representados los ha dejado solos mientras goza de la administración de las cuotas sindicales y otros mecanismos para el enriquecimiento por nada.
Con una rimbombancia que hasta parecía de verdad, el gobierno de Peña Nieto anunció las grandes reformas estructurales para su sexenio, entre ellas, la educativa que, como sabemos, se redujo a una cuestión laboral que afectaba seriamente a los profesores particularmente a los que son trabajadores y no se prestan para ser comparsas del sistema, maestros incómodos pues; y luego, fue un operación ahora sí que trapera, porque si los maestros están mal capacitados es porque provienen de un sistema deliberadamente deficiente creado por el mismo gobierno sexenio tras sexenio; y ahí está el gravísimo e irresuelto conflicto de la educación normal.
En realidad los profesores, la mayoría, los de verdad, son víctimas del sistema; y los demás, se han adaptado tan bien que se conforman y son mediocres y desobligados, ahí tienen a los comisionados, a los que tienen doble y triple plaza y a los aviadores.
La corrupción y la descomposición alcanzan niveles inconmensurables y en este panorama desolador una vez más pretenden vernos la cara (tristemente en muchos casos lo consiguen) con un modelo educativo que ¿cómo dijo? “Ese es el Sistema Educativo que veo hacia adelante, y por el que trabajamos todos los días para hacerlo realidad” si bueno, el mismo que ya habían dicho que privilegiaría los recursos pedagógicos para que el alumno “aprenda a aprender”; para que “la escuela sea el centro de la transformación educativa” (¿y antes cuál era el centro?); para asegurar “equidad e inclusión” en el Sistema Educativo Nacional (desde hace varios años esto ya estaba definido y se ha llevado a la práctica con grandes dificultades, tendrían mejor que atender cómo se está implementando); el que le dará “alta prioridad a la participación de todos los actores involucrados” (¿todos? ¿quiénes? ¿están todos los que son y son todos los que están?) y para cerrar con broche de oro, el “nuevo” modelo “fortalece la formación y el desarrollo profesional docente”.
Hablan como si se partiera de cero, como si no viniéramos de todo un sexenio de cuestionamiento puntual y constante a las malas decisiones que se han tomado desde el gobierno, con un secretario que dice “ler”, un Presidente que a lo mejor sí sabe, pero no lo hace; recursos docentes desdeñados y abusados y un sindicato que sólo sirve para el enriquecimiento cupular.
¿Y el modelo que se presentó en 2016? ¿Alguien sabía de los foros a los que se dizque convocó desde 2014? ¿Se van a estar cambiando el modelo ciclo tras ciclo o de qué se trata? Nada nuevo, mucho menos revolucionario y no creo que efectivo.
El reciclaje es burdo, presentan como nuevo y de “vanguardia” un modelo gastado y reciclado mientras un día sí y otro también, se siguen descubriendo fosas clandestinas y restos de seres humanos en Veracruz en una de las realidades más espeluznantes y dolorosas que la corrupción en México nos prescribe. No puede ser que se mantenga la imagen de un México casi perfecto y en el mundo se sabe de estos horrores.
Alguien que no reconoce esta ni otras realidades terribles, que simula que todo está bien, no puede emprender cambios, ni reformas, mucho menos revoluciones educativas en las que podamos creer o confiar. No hay manera.

Columna publicada en El Informador el sábado 18 de marzo de 2017.



miércoles, 2 de noviembre de 2016

¿Será?

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La lista de acusaciones por desvío de recursos, enriquecimiento ilícito y falta de cumplimiento del deber legal es larga y turgente; claro que también indigna que la sospecha de robo sea por un total de 35 mil millones de pesos, digo, centavos más centavos menos; el hombre dice que vive de su salario, pobrecito.
Se supone que la justicia mexicana anda tras sus huesos y se asegura en medios de comunicación que están a punto de dar con su paradero, pero lo que de pronto parece que nadie recuerda, muy pocos, son los 19 periodistas asesinados durante su administración, dos desaparecidos y una mujer empleada de un periódico. En todos estos casos también se sospecha que Javier Duarte de Ochoa, hasta hace unos días gobernador de Veracruz, tuvo que ver.
En el interior del PRI, tarde y en ese tono de casi santos que cuesta tanto creer y también indigna sobremanera, se desviven por marcar la distancia con respecto a uno de los políticos más corruptos que ha dado ese partido; lo expulsaron y después lo llamaron a cuentas, pero el individuo no aparece y todos dudamos que aparezca.
Han cateado no sé cuántos inmuebles en la Ciudad de México y nada de nada, con todo y que otro ilustre priista, César Camacho, afirma que no tiene ninguna duda de que Duarte será aprehendido. Las declaraciones no sirven para nada, pero vamos a suponer que lo capturan: lo más probable y así como lo más cercano a la justicia que podríamos avizorar es que suceda algo parecido a lo que pasó con Humberto Moreira: lo atrapan y luego lo dejan ir ¿por qué? Bueno, se confirma sin necesidad de documentos probatorios este pacto de impunidad que demuestran haber signado los representantes y militantes “distinguidos” de los diferentes partidos políticos en México. Se cuidan mucho todos de tener información sobre todos para usarla en su momento como salvoconducto o garantía. Herramientas para la impunidad.
Desde que solicitó licencia era claro que Duarte preparaba la huida. Miguel Ángel Yunes, el gobernador electo, se quejó del nombramiento del interino porque era su segundo de abordo y por supuesto que allanaría el camino para que Duarte se fuera a disfrutar de sus millones; algo así declaró. Pues Flavino Ríos Alvarado, el que está en su lugar, lo niega rotundamente (¿acaso alguien esperaría que lo reconociera?), pero como diría aquella reportera cuando entrevistaba al líder de las FARC en Colombia, nada menos y nada más que a “Tirofijo”: “perdóneme que no le crea”.
Con todo, tratando de dar un toque positivo a estos hechos, hay una orden de aprehensión contra Duarte y ya es ganancia porque ¿cuándo se llama a cuentas a los gobernadores? La situación es que hay varios pendientes. La Comisión de Justicia del PRI ya trabaja en los casos del otro Duarte, César, el de Chihuahua; y en el de Roberto Borge de Quintana Roo. No son los únicos, creo que todos los gobernadores deberían ser vigilados y analizados bajo la lupa de  la justicia federal para ver si de una vez se emprende una purga masiva.
Sí, bueno, lo que pasa es que el sistema judicial mexicano (no sólo el de Jalisco) queda en evidencia con el asunto escandalosísimo de Luis Carlos Vega Pámanes, hasta el jueves presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco. Fue necesario sacar a la luz sus antecedentes penales para que el individuo ¡solicitara licencia! Y como presidente, es decir, se deduce que podría seguir siendo magistrado. Es lo que tenemos. Como reza otro dicho: con estas mulas hay que arar.
Las cosas que tenemos que ver. Es mucha la corrupción y son cientos los involucrados. Incluso hay cuestiones legales que nacieron de la corrupción y de traiciones al pueblo de México; también eso se tendría que limpiar y poner orden, hacer justicia en serio, empezar otra vez sobre bases transparentes, limpias, claras, honestas, de amor por México. Es difícil pero no imposible.

Hace días escribía sobre la necesidad de desparasitarnos, de someternos a un tratamiento de desintoxicación y desechar a esa clase política que tanto daño nos hace a los mexicanos. La información sobre corruptos y corruptores en todos los ámbitos ha aumentado en los últimos días ¿será acaso que empezó la purga? ¿Será? ¿O se avecina otra dosis de placebos?

Columna publicada en El Informador el sábado 29 de octubre de 2016.

domingo, 9 de octubre de 2016

Más de dos años ¿y contando?

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Gracias a los recordatorios de Facebook me reencontré con un artículo publicado hace justo dos años. Se tituló “Microsismos” y se refería a una lista de hechos criminales y dolorosos en nuestro país.  Me impactó constatar que prácticamente nada está resuelto; lejos, muy lejos de eso, la situación empeora.
Hace poco más de una semana desaparecieron cuatro estudiantes en Veracruz, tres en una parte de la ciudad y otro en otro lado sin que hasta el momento se sepa si hay relación entre ambos sucesos; independientemente de eso se trata de cuatro jóvenes de los que se desconoce su paradero. En julio, desaparecieron y fueron encontrados muertos más tarde, un muchacho y una muchacha que eran novios. Son 27 mil mexicanos desaparecidos desde 2007 a la fecha, es decir, entre las administraciones de Calderón y Peña, sin embargo, cabe decir que según la investigación de Homero Campa, con base en datos oficiales, en la presente administración federal desaparece un mexicano cada dos horas (ver: "El país de los desaparecidos").
En el periódico El País definen a Veracruz como “agujero negro” por la gran cantidad de desapariciones forzadas que acumula y no es posible olvidar que es el Estado en donde más han asesinado periodistas en los últimos años, sí, bajo la administración de Javier Duarte de Ochoa.
El 4 de octubre de 2014 acababa de suceder la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y hacía apenas unas semanas de los hechos de Tlatlaya. ¿Se acuerdan? Luego sucede que es tal la vertiginosidad de los diferentes e intensos hechos en México que pronto perdemos la noción y pensamos que las cosas pasaron hace menos o hace más tiempo; y que medió entre un hecho y otro un lapso interminable. Sí me sorprendió recordar que fue Tlatlaya, luego Ayotzinapa y después un conflicto con el Politécnico. Todo en un lapso de semanas entre agosto y octubre de hace dos años.
Esta puede ser una razón, pero otra y muy clara, es que estos conflictos permanecen: Ayotzinapa sigue siendo un pendiente lacerante, a la fecha se desconoce el paradero de los muchachos.
Sobre Tlatlaya, a dos años de entonces se supo que se manipuló la escena de la matanza para eliminar las acusaciones contra los elementos del Ejército involucrados; se encontraron contradicciones en las declaraciones de una testigo y se reitera que persiste la impunidad, como en el caso de Ayotzinapa.
En cuanto al Politécnico, si hace dos años los estudiantes pedían la renuncia de la directora Yoloxóchitl Bustamante y lo lograron gracias a la inusitada eficiencia de la Secretaría de Gobernación, este año nuevamente hubo manifestaciones y paros por las reformas que adhieren al IPN a la oficina del titular de la Secretaría de Educación. Aunque han pasado algunos meses desde el paro, no se puede decir que esta situación esté resuelta dados los antecedentes del Politécnico y sus, reitero, aguerridos, politizados y muy activos estudiantes.
Y qué decir de la reforma educativa y el conflicto magisterial. Hace dos años, el 3 de octubre, maestros de la sección 22 en Oaxaca bloquearon centros comerciales de la capital para exigir que se atendieran sus propuestas para la reforma educativa. ¿Cuál es el panorama ahora? Las manifestaciones no han cesado y, una vez más, estamos ante un problema no resuelto, si acaso, en suspenso con la expectativa, temor o amenaza de que se resurja y con mayor fuerza.
En aquella columna comenté también la demanda de agua potable del pueblo yaqui en Sonora; un conflicto cíclico.
Todo es así en nuestro país y no me refiero a la población en general sino a quienes están en posiciones de gobierno. Mientras pasan los tres, cuatro o seis años de las diversas administraciones, los gobernantes nadan de muertito, ofrecen paliativos, soluciones cosméticas, placebos; pronuncian discursos rimbombantes que hasta parece que se les va la vida en prometer, en los compromisos que firman, pero a la hora de la hora, todo se reduce a acciones o medidas temporales. Se van los años de las administraciones en mesas dizque de diálogo y en realidad es como si estuviéramos todos los mexicanos luchando por salir de un pantano de arenas movedizas.

No se avizora salida posible, la desesperación y la impotencia son mayúsculas; la impunidad aumenta de manera exponencial en la misma proporción que el cinismo y el desdén por los clamores y las necesidades ciudadanas. No sé hasta cuándo ni veo cómo. Y así como ahora han pasado dos años y ya entonces habían transcurrido varios lustros sin soluciones, no sé cuántos más faltan para tocar fondo y entonces sí empezar a subir, no sé.

Columna publicada en El Informador el sábado 8 de octubre de 2016.

sábado, 30 de enero de 2016

Desapariciones, un síntoma

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El fenómeno es añejo, pero ha adquirido mayor visibilidad desde la administración de Felipe Calderón hasta estos días, hasta hoy, incluso mañana. El número de desapariciones forzadas en México crece de manera exponencial y, hasta ahora, el tratamiento es reactivo, más que eso, paliativo y poco o nada eficaz.
Con base en datos de Amnistía Internacional, organismo que, por cierto, sostiene que en México se vive una “epidemia” de desapariciones, ya suman 27 mil y se trata de una cantidad depurada, en otras palabras, se han eliminado los encontrados “vivos o muertos”.
La situación es grave y lo peor es que no cesa. El caso más reciente es de los jóvenes veracruzanos, cinco, detenidos por policías estatales en Tierra Blanca el 11 de enero pasado, un hecho que para el gobernador del Estado es “aislado”, un lugar común ya entre la clase política en México que pretende tapar el sol con un dedo.
A raíz de la guerra contra el narcotráfico que emprendió el ex presidente Felipe Calderón fue que las desapariciones forzadas en el país se dispararon. Con variaciones mínimas, está documentado que durante su sexenio se registraron alrededor de 13 mil desapariciones, esto indica que el resto, es decir, 14 mil, más o menos, corresponden a la actual administración pública federal que acaba de cumplir la mitad del periodo.
El año pasado, dadas las exigencias constantes de las familias que quieren conocer el paradero de sus seres queridos: hijos, hijas, padres, sobrinos, nietos… el titular del Ejecutivo federal envió dos iniciativas al Poder Legislativo pero todavía están pendientes y según expertos acusan varias fallas. Tampoco es para que los afectados se sientan escuchados y atendidos. Pero bueno, digamos que las iniciativas están ahí y son perfectibles, falta que el Legislativo se aboque al tema en cuanto terminen sus larguísimas vacaciones.
De 2006 a la fecha, además de las asociaciones que se han integrados para exigir que se investiguen las desapariciones, han surgido también estudios y se han emitido informes en donde se específica cuántos hombres y cuántas mujeres y de qué edades, también se han hecho mapas para señalar los municipios en donde el fenómeno es más común, más grave.
Todo esto sirve y es muy buen material para quienes tienen poder y recursos a la hora de tomar decisiones o diseñar políticas públicas, sin embargo, no se están considerando las causas de las desapariciones.
La iniciativa presidencial contempla, por ejemplo, un sistema nacional de búsqueda y un registro nacional de personas desaparecidas pero ¿y las causas? No hay, hasta donde se sabe, una medida que implique ir a la raíz del problema.
Para la administración de Peña Nieto casi todo es perfecto, para ellos, lo que no es perfecto es porque vivimos en un mundo globalizado, pero es como si en México no se cometieran errores ni funcionara nada mal. ¿Inflación? ¿Devaluación? ¿Inseguridad? ¿Desapariciones forzadas? Todo responde a “factores ajenos” o son “hechos aislados”.
Las desapariciones forzadas no son otra cosa más que un síntoma de la pudrición de las estructuras de seguridad, de la corrupción del sistema. Por lo general, las detenciones arbitrarias que terminan en la desaparición de las personas son realizadas por elementos de seguridad, policías estatales, municipales o federales, o por miembros del Ejército. Esto está documentado y aparece como el principal señalamiento en las largas listas de agravios que exponen los padres de los desaparecidos, como los 43 normalistas de Ayotzinapa. Esto por un lado; por el otro, está el activismo de los ciudadanos desaparecidos por diferentes causas. O se exige el cumplimiento de acuerdos y promesas, o se manifiesta oposición a decisiones de gobierno o se dice la verdad.
Es una forma de callar, de silenciar, de acabar con las exigencias de que se resuelvan los problemas más urgentes de un país con más de la mitad de su población en pobreza, con deficiencias en salud, en educación, en empleo, en vivienda, en alimentación. Parece que para quienes tienen que responder a la sociedad es más fácil desaparecer que enfrentar, resolver, buscar acuerdos.
Para combatir las desapariciones forzadas nadie habla de las enfermedades que las producen. Urge que el fenómeno sea visto como síntoma de una descomposición añeja y profunda que de tan evidente, ya ni se percibe.

Columna publicada en El Informador el sábado 30 de enero de 2016.


domingo, 25 de septiembre de 2011

El gobernador "perfecto"

Comentarios sobre la decisión del gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, de dejar su aspiración a la candidatura presidencial del PAN, entre otros, como la situación económica mundial, específicamente el tipo de cambio; y el hallazgo de más cadáveres en Veracruz.
Forma y Fondo
Jorge Octavio Navarro (Jonás) y Laura Castro Golarte
Viernes 23 de septiembre de 2011

viernes, 26 de agosto de 2011

Monterrey

Comentarios sobre el ataque al Casino Royale en Monterrey, Nuevo León y el mensaje relativo del Presidente Felipe Calderón. Otros hechos como la psicosis en Veracruz, el ataque en una escuela en Ciudad Juárez que dejó a seis madres de familia heridas y la balacera cerca de estadio de Torreón.
Forma y Fondo
Jorge Octavio Navarro (Jonás) y Laura Castro Golarte
Viernes 26 de agosto de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Viajes a propósito de fenómenos astronómicos

Colaboración de Carlos López Aranda, rector de la Universidad de la Veracruz en Zacatecas, sobre destinos turísticos por fenómenos astronómicos, especialmente en México, como la Cumbre Tajín 2011 en Veracaruz.
Buenas Noches Metrópoli (1)

jueves, 23 de septiembre de 2010

Comentarios sobre el desastre en Veracruz por el paso del huracán "Karl" y con respecto al editorial del Diario de Ciudad Juárez. Y en temas locales, sobre el presupuesto federal para seguridad asignado a Jalisco, entre otros.
http://www.notisistema.net/h09/092109.html
Forma y Fondo
Jorge Octavio Navarro (Jonás) y Laura Castro Golarte
Martes 21 de septiembre de 2010

viernes, 16 de julio de 2010

Realidad postelectoral en Veracruz

Comentarios sobre la etapa postelectoral en Veracruz; sobre las irregularidades administrativas en el Congreso del Estado y la inseguridad y la violencia en Jalisco.
Y comentarios sobre la iniciativa del diputado local José Noel Pérez de Alba, para crear un fondo y subsidiar a mil 200 egresados que no tengan trabajo.
http://www.notisistema.net/h09/071309.html
Forma y Fondo
Jorge Octavio Navarro (Jonás) y Laura Castro Golarte
Martes 13 de julio de 2010

Crónica sincrónica

México: un tiempo nuevo     Laura Castro Golarte     El aguacero estaba a punto. Amenazó todo el día y los charcos en las esqu...