viernes, 13 de febrero de 2009

México

LAURA CASTRO GOLARTE

Como cada septiembre, desde hace tanto que no alcanza la memoria, los mexicanos nos aprestamos a celebrar a la Patria. Nos vestiremos de charros y chinas poblanas, decoraremos nuestras casas, nuestras calles y nuestros autos e intentaremos gritar o llorar (muchos lo lograrán sin duda alguna) “¡Viva México!” al son de una canción ranchera…
Es una de las mejores épocas para los restauranteros y también para quienes presentan espectáculos porque para muchos mexicanos la ocasión es ideal para embrutecerse mientras festejamos que somos independientes, ahora desde hace 198 años.
No soy la única y este mismo dato me convence de que en realidad, no hay grandes motivos para celebrar.
No somos una nación independiente. Así está consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos pero los habitantes de este maravilloso país dependemos, hoy por hoy, del estado de ánimo de los mercados internacionales, de los niveles del dólar y del precio del petróleo; pero no sólo eso, la banca en México, en manos de extranjeros la mayoría, toma sus decisiones más allá de nuestras fronteras y cualquier medida que pretendan aplicar el Banco de México o la Secretaría de Hacienda, debe considerar esa circunstancia.
No somos independientes porque quienes integramos esta nación somos rehenes, por un lado, de los partidos políticos y, por otro, de la delincuencia, organizada o no.
Dirigentes y mandamases de los partidos políticos, esos que piensan, casi saben que pasarán a la historia como “pensadores” e “ideólogos”, se han quemado las pestañas diseñando los marcos jurídicos perfectos para hacerse del poder y fortalecer y consolidar la partidocracia.
Se dijo con la reforma federal pero sucede también con las reformas electorales en los Estados de la República (muy obedientes los estados libres y soberanos que integran a la nación): se hicieron cambios para restar autonomía a los institutos electorales del país, empezando por el federal.
Y en cuanto a la delincuencia que campea en México ¿qué puedo decir?
Dependemos también, las universidades por ejemplo, de agencias extranjeras de certificación y de listas mundiales para apreciar lo que tenemos y lo que hacemos y lo que somos.
Dependemos del maíz que tenga a bien Estados Unidos vender en el mercado internacional y dependemos de los avances tecnológicos que corremos a comprar (pagando con tarjeta, claro) en cuanto son lanzados en México. Y dependemos de cómo nos ven en otras latitudes.
Con esta conciencia y esta realidad que se empeña en acabar con esperanzas y optimismo, nos aprestamos a celebrar un aniversario más del inicio de la Independencia, nos vestiremos de charros y de chinas poblanas y gritaremos… ¿Viva México?

Laura Castro Golarte/Periodista
Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com

Artículo publicado el 13 de septiembre de 2008 en El Informador