domingo, 22 de agosto de 2010

Urgencias

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Mientras la mayor parte de los 24 millones de jóvenes en México, entre 15 y 24 años de edad, carecen de oportunidades educativas y laborales; mientras el número de mexicanos en pobreza creció en los últimos años en seis millones; en un contexto en donde el sistema educativo nacional atraviesa por una de sus peores crisis por el rezago acumulado y la corrupción que campea en la dirigencia del Sindicato de Trabajadores de la Educación tolerada por las autoridades educativas (léase Gobierno federal), asistimos a los espectáculos cotidianos –y muy malos— de la clase política.
Las urgencias en México se multiplican en todos los ámbitos en una escala exponencial pero gobernantes, dirigentes y “miembros destacados” de partidos políticos, líderes sindicales, jerarcas de la Iglesia católica y diputados y senadores, viven en una especie de tiempo alternativo y, es evidente, ellos no tienen prisa.
Inmersos como están en sus actividades e intereses electorales desde sus muy cómodas posiciones, bien pagados y bien comidos, actúan como si nada pasara y despilfarran tiempo y recursos en pleitos inútiles que sólo generan polarización y divisiones entre los mexicanos, llevan las diferentes posturas a la enajenación, el fanatismo y el enardecimiento cuando es lo último que necesitamos en estos momentos.
Ahí está por ejemplo el caso de Manuel Espino, Vicente Fox y el propio Presidente de la República, Felipe Calderón con su discusión estéril sobre la legalización o despenalización de la droga y los conflictos hacia el interior del PAN; o los coordinadores de PRI y PRD en la Cámara de Diputados que anuncian que no asistirán a un diálogo con Calderón como si eso les fuera a dar bonos de cara a la ciudadanía, como si sirviera para algo pues, su ausencia en el encuentro; y no se diga el conflicto inútil entre Marcelo Ebrard y el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez por las prisas –ahí sí—de la Suprema Corte de Justicia en aprobar las bodas entre personas del mismo sexo y que esas parejas puedan adoptar niños.
Es claro que no tienen prisa y que para ellos en México no hay urgencias ni siquiera en materia de seguridad y justicia, temas en los que se concentra el Gobierno del país (los tres poderes), porque las reformas necesarias en la materia siguen pendientes.
Es evidente que no tienen prisa en resolver la situación económica, el desempleo y el cada vez más mermado poder adquisitivo ni la evasión de impuestos porque, en este último asunto, prefieren acosar y perseguir a los causantes cautivos que ampliar la base gravable; tampoco les preocupan las emergencias ambientales, ni el incremento en la drogadicción y en la participación de niños y jóvenes en la delincuencia organizada.
Muy quitados de la pena, con sus sueldos estratosféricos, viáticos, prestaciones y privilegios, no se dan cuenta que asuntos clave para el futuro y la viabilidad de esta nación, reclaman atención urgente. ¿Hasta cuándo?

Columna publicada en el periódico El Informador, el sábado 21 de agosto de 2010.