sábado, 29 de enero de 2011

Seguridad

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La seguridad que reclamamos los mexicanos tiene su origen, fundamentalmente, en la ola de violencia que vivimos en el país; en las ejecuciones, la información relativa a uno u otro cártel, las cifras de muertos, de detenciones, decomisos, enfrentamientos, levantones, narcobloqueos, ajustes de cuentas y de ciudadanos que fallecieron porque tuvieron la “mala suerte” de pasar por ahí, de estar en el lugar equivocado.
Sin embargo, los mexicanos reclamamos otros tipos de seguridad que tampoco proporciona o promueve el Estado con la eficiencia y suficiencia que se requiere. Todos queremos tener la seguridad de un empleo que por lo menos represente los ingresos mínimos para subsistir primero y para mejorar, paulatinamente, nuestra calidad de vida.
Todos queremos tener la seguridad de que, en caso de requerirlos, recibiremos los servicios de salud oportunamente y con altos niveles de calidad; de que la atención será profesional y no negligente ni displicente, ni como si nos estuvieran haciendo un favor, ni con malos modos. La salud y todo lo necesario para recuperarla y conservarla, a tiempo y no con citas cada tres, seis o nueve meses.
Todos queremos también la seguridad de una vivienda propia y digna; de un transporte que resuelva las necesidades de movilidad sin que implique mayores costos que lo que vale el boleto; que sea limpio, rápido, seguro.
La seguridad de educación de calidad para nuestros hijos. Tener la certeza de que los conocimientos y los valores que se imparten y se enseñan en las escuelas son herramientas que servirán cuando les llegue el momento de enfrentar la vida, de integrarse a las actividades productivas y de aportar a la sociedad.
Esto queremos todos los que pagamos impuestos: la seguridad de que lo que pagamos religiosamente quincena tras quincena, se notará en las calles, en los servicios de agua y energía eléctrica, en el costo del gas y de la gasolina; queremos tener la seguridad de que las autoridades que elegimos mediante nuestro voto van a responder a los retos, a las oportunidades; van a trabajar porque todos vivamos mejor en este país, día tras día, índice tras índice, nivel tras nivel.
Pero no, no tenemos seguridad de nada de esto. Ni seguridad pública porque en el momento menos pensado, sin deberla ni temerla podemos encontrarnos en medio de un tiroteo; ni en la dotación de servicios porque el suministro de energía eléctrica, por ejemplo, falla un día y otro también; porque si no pagamos luz, agua, impuestos porque no hay dinero suficiente, inmediatamente seremos sancionados y perseguidos; ni vivienda, ni educación, ni salud, ni empleo, ni recreación, nada ¿de qué nos da seguridad el Estado? Sólo de una cosa: cobrar impuestos y más impuestos a los cautivos, ni siquiera de que va a ampliar la base gravable, ni de que los va a destinar a todo lo necesario para proporcionarnos a los mexicanos: seguridad.

Artículo publicado en El Informador el sábado 29 de enero de 2011.