lunes, 21 de febrero de 2011

Impertinentes

CIUDAD ADENTRO

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Una vez más, personajes varios de la clase política jalisciense y nacional destacan por su impertinencia; pareciera que tienen prisa por dejar en evidencia su falta de amor por Jalisco y por México; de que todos nos demos cuenta de que en realidad no les importamos. No me explico a qué o a quiénes se atienen, aunque, por supuesto, no puedo pecar de ingenua.
La clase política, a través de los partidos, nos tiene secuestrados de tal manera que es fácil para sus integrantes fingir que todo está bien, porque de todos modos llegará el tiempo de las elecciones y de todas maneras alguno ganará, aunque sea con dos votos de tres; es decir, los ciudadanos somos pecata minuta… insignificantes ante sus ojos.
Entonces, mientras se llega la fecha, los que ya están apuntados para el Gobierno del Estado y para la Presidencia de la República, curiosamente se distinguen por exaltar y presumir cantidades, cifras, logros y situaciones como si viviéramos en una burbuja y nada de la realidad grave, dura y preocupante que nos circunda nos afectara, es más, como si no existiera. Y hasta en el tonito de voz que usan para hacer sus declaraciones hay un marcado dejo de falsedad que pasma.
Específicamente me refiero, en el caso de Jalisco, a Alonso Ulloa Vélez, secretario de Promoción Económica; y en el contexto nacional, al secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio.
Claro que no son los únicos, los hay en todos los partidos y con diferentes responsabilidades, pero son los que se han “autodestapado” recientemente y no quiero dejar pasar la ocasión para acusarlos de impertinentes palabra que, según la Real Academia de la Lengua Española significa, en este caso, que sus posturas electorales no vienen al caso y molestan de palabra y de obra.
Molestan porque en materia de empleo en Jalisco, área de la que es responsable Promoción Económica, de muy poco, casi de nada sirve que se hayan generado las miles de plazas que cacaraquean si los sueldos son ínfimos.
Y en materia educativa ¡qué bárbaro! Alonso Lujambio, quien sí destacó por su papel en el IFE que comandaba José Woldenberg y años después, como presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, se concreta a adular a la maestra Elba Esther Gordillo y a defender lo indefendible: la educación, cuyos niveles de calidad siguen cayendo estrepitosamente con todo y sus pruebas enlace y canta cosa inútil, porque de todas maneras los dirigentes del sindicato sigue haciendo de las suyas.
Pero como para ambos aquí no pasa nada, pues hasta con bombos y platillos anuncian sus aspiraciones, legítimas claro, mientras, por otro lado proveniente de la realidad real, nos enteramos de que los malos empleos impactan la estadística de la delincuencia y de que México está fuera de la Sociedad del Conocimiento. Sí, son impertinentes.

Artículo publicado en El Informador el sábado 19 de febrero de 2011