jueves, 27 de octubre de 2011

Gobierno de coalición

Ciudad Adentro

Laura Castro Golarte

En las últimas semanas ha adquirido relevancia el tema de un gobierno de coalición en México con miras al año 2012 y sobre la base de una realidad de parálisis legislativa. He estado leyendo diferentes análisis y opiniones al respecto y, la verdad sea dicha, no me parece solución a la crisis política que vivimos.
Entre los 46 firmantes del desplegado en donde se plantea el gobierno de coalición para el año entrante, hay personas que desde hace lustros se han dedicado al estudio del sistema político mexicano y que de manera permanente muestran y externan su preocupación por la situación nacional: la partidocracia, la inacción del Legislativo, la falta de acuerdos, la corrupción y la caída sistemática de indicadores antes con tendencias a la alza, entre otros. Sin embargo, reitero, no me parece que sea solución, sino más bien una medida desesperada.
Un gobierno de coalición en un sistema presidencialista como el nuestro implicaría, sólo en el caso de que el partido que gane la Presidencia no obtenga mayoría ni siquiera simple en el Congreso de la Unión, pactar con algún otro partido y compartir las responsabilidades del Ejecutivo, es decir, el Presidente de la República tendría que ceder algunos puestos de su gabinete a cambio de que sus iniciativas fueran aprobadas en el Legislativo.
El planteamiento podría prosperar porque para un gobierno con estas características no se necesita reforma electoral, pero en todo caso me parece una perversión. Me explico: supongamos que con base en los resultados electorales gana un partido la Presidencia pero sus legisladores sólo logran 40% de las curules en la Cámara baja, porque así fue la decisión de los electores; entonces, con sustento en un acuerdo previo, ese partido pacta con otro que logró 30% de la composición del Legislativo. Y resulta que el primer partido es de derecha y el segundo de izquierda o viceversa ¿en dónde queda la decisión soberana de la ciudadanía aun cuando sin gobierno de coalición el margen de maniobra para el Gobierno sería mínimo o casi nulo? ¿Y la ideología no cuenta?
Con nuestra realidad, con estos partidos que todo lo echan a perder y que de todas maneras pactan “en lo oscurito” cuando les conviene, no serviría de nada; a la hora de la hora ese recurso se agotaría y la clase política encontraría la manera de nulificarlo o, entonces sí, no quedaría ya ninguna duda de que son parte de lo mismo, de que se reparten el país y de que de todas maneras no hacen lo suficiente por el país al que se deben.
No creo que esta sea la forma ni la respuesta para salir del atraso en que nos encontramos. Se acaba de perder la gran oportunidad de hacer una reforma política y muchas otras oportunidades y espacios se han desperdiciado. ¿Qué nos garantiza que un gobierno de coalición no termine haciendo lo mismo?

Artículo publicado en El Informador el sábado 22 de octubre de 2011.