Ciudad Adentro
Desde que Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de la
República he notado y he dado cuenta de algunas cosas en este espacio, que el
viejo régimen volvió con fuerza. Digamos que todavía no de manera total y
absoluta, indiscutible, pero para los pocos meses que lleva esta
administración, sí llevan un paso firme y reconocible.
¿Cuál es el asunto ahora? Uno sumamente vergonzoso para
propios y extraños; de esas cuestiones que creíamos en el pasado pero que salen
del fango como catapultadas por la porquería, la falta de ética, el entreguismo
y la corrupción. Se trata, nada más y nada menos que del premio que la
Asociación Mexicana de Editores de Periódicos le entregaron al gobernador de
Veracruz, César Duarte, que dizque por su defensa a la libertad de expresión.
Para empezar, otorgar premios de medios de comunicación a
fuentes o a funcionarios en este caso, me parece una verdadera aberración, deja
en evidencia una relación perversa que no abona a la libertad de expresión ni
al respeto del trabajo de los periodistas.
Lo peor en lo que hace a este “reconocimiento” de manera
específica, es que se otorga al gobernador de un estado en donde han matado en
los últimos años a ¡nueve periodistas! Y no se ha hecho nada ni para hacer
justicia ni para prevenir agresiones a otros reporteros y comunicadores.
Así era antes de que la alternancia (pésima experiencia)
fuera una realidad en México. Los premios y los cebollazos eran en ambos
sentidos, de medios a gobiernos y viceversa y, por supuesto, siempre y cuando
hubiera “afinidad de caracteres” por definir de alguna forma la “buena”
relación entre ambos actores, hablando en términos generales porque por fortuna
siempre se han dado excepciones.
Luego las cosas cambiaron, incluso el día de la Libertad
de Expresión dejó de ser el 7 de junio para pasar al 3 de mayo y los premios
nacionales de Periodismo se ciudadanizaron en una serie de esfuerzos por sí
reconocer el trabajo de los reporteros y periodistas de investigación,
cronistas y columnistas entre otros y los premios de medios, si acaso
continuaron, se otorgaban a personajes de diferentes ámbitos de la vida local o
nacional como deportistas, artistas y por el estilo, pero a gobernadores,
alcaldes o a cual quier otro funcionario,
no que yo sepa, no al menos con los niveles de escándalo de este “premio” al
gobernador de Veracruz.
Lamentablemente esta es una noticia más de los intentos
claros e impúdicos por volver al viejo estilo, a las viejas formas, las viejas
prácticas… corrupción, autoritarismo, prebendas, componendas, cochupos, chayotes y acciones por el
estilo que daban al traste con cualquier esfuerzo a favor de la libertad de
prensa y de expresión. Y lo peor no es esto, sino que los medios y sus
periodistas que no sean “afines” al régimen federal o a los locales empiecen a
sufrir cierres y atentados como antes, en una andanada de agresiones que se
sumaría a las que ya padecen muchos medios por causa del narcotráfico.
Recientemente leí la entrevista que le hicieron a una periodista que se atrevió
a hacer una investigación de la corrupción en Pemex y ahora vive en el exilio.
Y dice con todas sus letras que ella está fuera de México no por el crimen
organizado, sino por el Estado.
Son polvos de aquellos lodos que amenazan con convertirse
en avalancha y lodazal.
Publicado en El Informador el sábado 6 de abril de 2013.