Ciudad Adentro
Suena bonito ¿a quién no le gusta soñar? ¿Quién no quisiera vivir en un
país en donde todo es perfecto? Creí que la postura –no sólo del panista
Alberto Cárdenas— de que México está de moda era efímera porque realmente no
encuentro un sustento contundente para afirmarlo, más allá de la banalidad que la
misma palabra moda incluye en su significado.
Pues estaba equivocada. Todo me lleva a pensar que hay una campaña esa sí,
sólida y decidida, para hacernos creer a los mexicanos y al resto de los
habitantes del planeta, que México es casi el paraíso, parafraseando a Luis
Spota.
Había citado ya un editorial del Washington
Post en donde se pone de ejemplo a los legisladores mexicanos con la
sentencia de que los congresistas estadounidenses deberían aprender del caso
mexicano para impulsar reformas; y otros editoriales de El País que verdaderamente me sorprenden en los que igual se ha
exaltado el “trabajo” de la administración peñista para sacar adelante cambios
legislativos urgentes para el país.
No se habla de la pobreza espeluznante que se vive en todo el territorio
nacional, de los millones de pobres que apenas tienen medios para sobrevivir.
Sí en cambio, de la Cruzada contra el Hambre que consiste en conciertos y
pláticas de concienciación, cinito y no sé qué otra barbaridad de las
propuestas por Rosario Robles.
No se habla de que el promedio inflacionario en los precios de los
alimentos en lo que va del año es de 8.4%, es decir, el doble de la inflación
promedio anual en México en los últimos años. El dato es de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, nada menos que la OCDE, que
agrega que México está en el peor lugar en este rubro, de entre todos los
miembros.
No se habla de los niveles de inseguridad y violencia a lo largo y ancho
del país, no nada más de la delincuencia organizada, sino también de la
propiciada por grupos inconformes por diferentes causas (maestros en estos
momentos) que hasta ahora han sido soberanamente ignorados; no se habla de que
la autoridad no se hace cargo.
Tampoco se dice que según la Organización Internacional del Trabajo, México
es uno de los países del mundo en donde los salarios son más bajos, con
incrementos marginales, apenas cercanos al índice inflacionario y que, por lo
mismo, han mercado drásticamente en los últimos años el poder adquisitivo.
Se omiten los problemas en las instituciones de salud como el IMSS y el
ISSSTE, la corrupción generalizada en los aparatos burocráticos; las
deficiencias en infraestructura básica, transporte público y otros indicadores
de calidad de vida.
Todo eso se elude, se echa bajo la alfombra y seguimos parados sobre una
ficción de proporciones hollywoodescas a la que, por cierto, ahora también el
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se suma con su dicho de un nuevo
México. Negar la realidad no sirve de nada, se aplaza lo ineludible pero cuando
se llega el momento las soluciones son más difíciles de hallar y de aplicar.
Obama dijo y sí, suena bonito: “Yo veo a un México que está solidificando su democracia. Ciudadanos que
dan a conocer su opinión y expresan claramente que la violencia y la impunidad
no son aceptables. Una prensa valiente que se esfuerza por hacer que los
líderes rindan cuentas de sus acciones. Una sociedad civil robusta, incluyendo
a los valientes defensores de los derechos humanos que exigen dignidad y un
estado de derecho. Partidos políticos que compiten vigorosamente, que
transfieren el poder pacíficamente, y forjan el acuerdo del que depende el
progreso. Y aun cuando la labor de perfeccionar la democracia no se termina
nunca, como bien lo sabemos en nuestros dos países, ustedes van adelante en
pleno conocimiento de la verdad que una vez dijera Benito Juárez: la democracia es el destino de la humanidad”.
¡Qué bárbaro! Qué manera de revestir con seda una realidad de jerga… Obama ¿tú
también?
Artículo publicado en El Informador el sábado 4 de mayo de 2013.
Discurso íntegro de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, con los jóvenes en la Ciudad de México: Discurso 03/05/13