Ciudad adentro
Desde 2007, es decir, hace seis años aproximadamente, se aprobó elevar de
80 a 105 metros la cortina de la presa El Zapotillo para almacenar más agua y atender
la demanda, además de los habitantes de León, Guanajuato, de los pobladores de
14 municipios de Los Altos y de una parte de la población de la zona
metropolitana de Guadalajara.
Tal decisión implicaba inundar tres localidades: Acasico, Palmarejo y
Temacapulín, cuyos habitantes, sobre todo los de Temaca, emprendieron una lucha sin cuartel para impedir que los
cambios se aplicaran. No tuvieron éxito –con todo y que colocaron el caso en el
concierto internacional— hasta esta semana cuando la Suprema Corte de Justicia
de la Nación resolvió que Emilio González Márquez, entonces gobernador de
Jalisco, actuó contra la Constitución al desdeñar la aprobación del Poder
Legislativo del Estado y, por lo tanto, el convenio firmado con los gobiernos
federal y de Guanajuato quedó sin efecto.
El miércoles, cuando se generó la información, el Gobierno del Estado no se
pronunció en ningún sentido sino hasta el jueves, cuando Aristóteles Sandoval
reiteró que se mantendrá la decisión de no inundar las poblaciones ya citadas,
ubicadas en el municipio de Cañadas de Obregón.
Las noticias podrían ser alentadoras y para los habitantes de esas tres
comunidades, motivo de fiesta y celebración; sin embargo, no se puede cantar
victoria porque si el Ejecutivo estatal salva la omisión cometida por el
anterior gobernador, estaremos en donde mismo y continuará la construcción del
embalse con una cortina de 105 metros de altura.
Y todos sabemos que con el regreso del PRI, así como Aristóteles aprovecha
ahora la coyuntura para ponerse del lado de la gente, si llega una orden del
Gobierno federal de que ni crea, pues tendrá que dar marcha atrás como ya lo
hizo una vez.
El asunto es –y en otras ocasiones he comentado esto— que aparentemente hay
una especie de consigna que trasciende incluso los intereses de los partidos
políticos para que esa presa se construya con el objetivo de abastecer de agua
potable a la ciudad de León, y con la cortina a 80 metros está bien, no hay problema,
se cumplirá con eso, la complicación ahora está en que no se ha resuelto lo de
la falta de agua para los habitantes de 14 municipios de Los Altos (alrededor
de un millón de personas).
Para dotar de agua a Guadalajara está la alternativa de El Purgatorio, en
franco proceso; pero aun así, no hay –y desde hace tiempo— una agenda pública
relacionada con el Lago de Chapala y agua para Guadalajara porque la opción de
El Purgatorio es casi como un paliativo; una solución definitiva se podría
emprender si los políticos que nos gobiernan fueran visionarios y generosos.
Vuelvo al punto: hay expertos que desde las organizaciones no gubernamentales
han estudiado y propuesto acciones concretas, viables e innovadoras para salvar
a Chapala, para asegurar el abastecimiento de agua potable a la zona
metropolitana de Guadalajara, recuperar los ríos y otros embalses contaminados
y mejorar, en resumidas cuentas, el medio ambiente de la Cuenca
Lerma-Chapala-Santiago.
Antes, hace algunos lustros, la agenda del agua era prioritaria…Ya no y
esta actitud gubernamental revela –como en tantas otras cosas y una vez más— el
desdén de la clase política a los asuntos que preocupan a la gente.
Publicado en El Informador el sábado 10 de agosto de 2013.