sábado, 24 de agosto de 2013

¿Por qué?

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El PRI no es nuevo ni es un partido de generación espontánea que llegó a un país del que no sabía nada (de pronto eso parece). Si algún partido (sus dirigentes, militantes y muchos mexicanos) conoce la realidad nacional, la forma en que opera el sistema y la idiosincrasia y el modus operandi de la clase política, es el PRI, así que no vengan con que no sabían o no se lo imaginaron o no lo calcularon o no lo esperaban.
Me refiero por supuesto al conflicto, cada vez más grande, provocado por la inconformidad de decenas de miles de maestros que, primero, no fueron escuchados y, segundo, siguen sin ser atendidos con respecto a la reforma educativa y a tres leyes reglamentarias: la General de Educación, la del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación y, las más problemática, la Ley del Servicio Profesional Docente.
¿Qué acaso el PRI no sabe cómo es la Coordinadora Nacional de Maestros de la Educación? ¿Qué no tenía idea de por qué es un grupo disidente del SNTE, por cierto, cada vez más grande y extendido en varios estados de la República? ¿Qué no se acuerda el PRI de las manifestaciones violentas de hace algunos meses cuando se empezaba a “socializar” la reforma educativa? ¿Qué acaso los priistas “de hoy” ignoran que desde el PRI se operó en su momento –Salinas— para quitar a Carlos Jonguitud Barrios y poner a Elba Esther Gordillo?
El PRI lo sabe perfecto y que los maestros de la CNTE se opondrían. Y tan es así, que el mismo Enrique Peña Nieto, Presidente de México, lo reconoció al afirmar ayer que los mentores que se oponen ¡están mal informados! Y ¡es cierto! Es, de hecho, la primera vez que escucho al titular del Ejecutivo federal referirse a una verdad incuestionable.
Preguntas (más): ¿Por qué dejaron crecer hasta este punto el problema? ¿Por qué, cuando se discutirían las leyes secundarias? ¿Por qué no se organizaron foros o mesas en donde los profesores fueran informador primero y luego escuchados?
En las últimas semanas el Distrito Federal, de por sí caótico, prácticamente está intransitable y el problema de ayer, ya tarde, era el bloqueo de la principal vía que lleva al aeropuerto de la Ciudad de México, una de las urbes más visitadas, habitadas y complejas del mundo.
No puedo pensar que todo lo hayan dejado crecer para meter en problemas a la capital del país bajo el mando de un perredista (que no ha figurado como sus antecesores en lo absoluto y se muestra más bien timorato) ¿Entonces? ¿Para propiciar el desgaste de la sociedad? ¿Para enardecer los ánimos? ¿Para que cientos de miles de niños pierdan clases? ¿Para, de todas maneras, enseñar el músculo? Porque ya dijo Manlio Fabio Beltrones que aunque los maestros se manifiesten y tengan cercadas las sedes del Congreso de la Unión, la tercera ley se va aprobar a como dé lugar. Entonces ¿ése es el propósito? ¿Demostrar que se detenta todo el poder con visos –cada vez más claros—de autoritarismo, de soslayo y menosprecios de las manifestaciones ciudadanas, justificadas o no; con razón o sin ella?
Si es por todo esto que dejaron crecer tanto el problema, entonces, andamos mal… en niveles de gravedad y alarma.


Publicada en El Informador el sábado 24 de agosto de 2013.