Ciudad adentro
Ambos términos están relacionados, pero la opacidad es una cosa y la
simulación es otra. Sobre esta última he escrito varios artículos últimamente
porque las actuales “autoridades” en el Gobierno federal, en el estatal y en
muchos municipales, además de otros actores políticos, especialmente del
Partido Revolucionario Institucional (aunque ni el PAN ni el PRD se escapan,
han aprendido bien) son especialmente proclives a la simulación, es decir, a
hacernos creer que todo es perfecto y que en este país no pasa nada.
La determinación porque compartamos su visión de un México perfecto es
asombrosa y, bueno, tienen de su lado medios de comunicación y el aparato del
Estado para que, efectivamente, con los niveles de pobreza y de mala educación
que prevalecen en el país, mucha gente, mucha más de la que quisiéramos (a
pesar de que vive en condiciones lamentables) crea la telenovela que se esmeran
en producir.
Les funciona que con las mayorías y mantienen la formulita con todo y que
las minorías intelectuales no se tragan ese cuento, burdo y barato. Pero bueno,
sabemos que no vivimos en un México perfecto y también estamos conscientes,
muchos, de los intentos manipuladores vía la simulación y la ficción que
emprenden un día y otro también, los políticos del Gobierno federal, sobre
todo.
Pero la opacidad es otra cosa. Es la decisión de ocultar información, es
decir, hay un acto deliberado con el propósito de que la población no se entere
de algún asunto en particular. Y no me extenderé más en los conceptos, el
ejemplo más claro es el proyecto de la presa El Zapotillo en Cañadas de
Obregón, específicamente en la localidad de Temacapulín.
Es una obra añeja, polémica, de la que recientemente conocimos una
resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación contra la modificación
del proyecto porque en su momento el Congreso del Estado no fue consultado al
respecto, de tal manera que el acuerdo carece, hasta el día de hoy, de validez.
Por supuesto, los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo –quienes
por cierto no han renunciado a la defensa de sus pueblos para que no sean
inundados— se mostraron optimistas aunque no echaron las campanas al vuelo…
Ahora vemos que con justa razón.
Esta semana apareció publicada en El
Informador una nota en donde se revela que en el Presupuesto de Egresos del
Gobierno federal para 2014 se incluye una partida de casi mil millones de pesos
para la presa El Zapotillo.
Entonces ¿qué pasó? Lo peor de todo es que no es posible contestar a esa
pregunta de manera amplia y satisfactoria porque la Comisión Nacional del Agua
se niega a ofrecer la información correspondiente, en particular la que se
refiere a los avances de la obra; en cuanto a las posibilidades jurídicas
después de la resolución de la SCJN hay escenarios muy precisos de lo que
podría pasar, de las opciones o alternativas.
¿Así va a ser? Es decir ¿lejos de considerar a la ciudadanía de manera
auténtica se van a imponer decisiones? ¿Se opta, pues, por el engaño? ¿Por la
marrullería? ¿Al-cabo-que-para-cuando-se-den-cuenta-la-obra-estará-terminada?
Aunque el Presidente Enrique Peña Nieto ya entregó el Primer Informe de
Gobierno, todavía no cumple un año al frente del Ejecutivo federal y ¿así es
como transitará el sexenio? ¿Entre la simulación y la opacidad? Lamentablemente
todo indica que así será. Ojalá el México perfecto en el que se juran, fuera
una realidad para todos y no sólo para unos cuantos privilegiados.
Publicado en El Informador el sábado 21 de septiembre de 2013.