Ciudad Adentro
Sí, era difícil que se hiciera un reconocimiento puntual
de las causas de la recesión económica por la que atravesamos. No me imagino al
Presidente Enrique Peña Nieto –constructo
mediático— aceptando errores, omisiones, negligencia, mezquindad e
ineptitud en su equipo de trabajo. Fue más sencillo –un lugar común a estas
alturas y además trillado— echarle la culpa a la globalización y a la economía
internacional.
Sus palabras fueron: “el entorno exterior frenó nuestro
crecimiento”. Y claro que algo hay de eso, pero omitió referirse a las malas
decisiones de la administración que encabeza. Hay un subejercicio presupuestal
que se viene arrastrando desde hace meses y para recuperarse no será sencillo.
De hecho, esto ya había sido reconocido por el mismo Peña Nieto y luego ya por
otros funcionarios, específicamente el secretario de Hacienda, Luis Videgaray,
a quien le ha tocado informar, en dos ocasiones este año, de la necesidad de
bajar la expectativa de crecimiento: va en 1.8 por ciento.
A ver si, por cierto, el secretario en cuestión habla
sobre estos asuntos la próxima semana, el miércoles, cuando comparezca ante los
diputados para explicar varios asuntos relacionados con las finanzas
nacionales, aún en el marco del Primer Informe de Gobierno.
El titular del Ejecutivo federal aportó escasas cifras en
su mensaje y las pocas que pronunció, sin el contexto debido, es decir,
insuficientes para comprender, por ejemplo, por qué se habla de que ha mejorado
la seguridad en el país y en las calles no se nota.
Y aquí me podrán decir que para eso está el Anexo
estadístico, un mamotreto de 850 páginas, más o menos, con todos los datos “del
estado que guarda la Nación”. Y sí, es cierto. Está disponible en línea y se
puede descargar, pero resulta que no todos los mexicanos tienen acceso a
internet y, aunque lo tuvieran, difícilmente alguien que no sea analista o
periodista lo leerá completo. Si es responsabilidad del Ejecutivo federal
informar y rendir cuentas, el ejercicio debe estar disponible total y
absolutamente para todos los mexicanos.
Otras frases del mensaje presidencial que me llamaron la
atención y de las que doy cuenta en este espacio son, por ejemplo: “Ya no se
construirán viviendas lejos de los centros de trabajo ni con servicios
deficientes”, o bien, cuando dio la bienvenida a la sociedad civil pero sólo a
la propositiva (a los demás quién sabe y más bien tiendo a pensar que esos no
son ni serán bienvenidos).
Me parece muy bien, por otro lado, la siguiente
afirmación: “no toleraré que nadie pretenda hacer justicia por sus propios
medios”, claro, así debe ser en un Estado que funciona, que con el monopolio de
la violencia garantiza la seguridad de todos y digo todos, es decir, los más de
118 millones de mexicanos que somos.
Y para terminar, porque el espacio es breve, me llamó la
atención que dijera que en infraestructura se van a invertir cuatro billones de
pesos ¡en el sexenio! Amén de las “bondades” de las reformas que faltan, es
decir, muy poco con relación a los primeros nueve meses de su administración en
un mensaje que es más fácil que llegue a todos que un anexo estadístico de 850
páginas.
Sí, bueno, la apuesta fue por intentar tapar el sol con
un dedo, aunque el resto nos estemos achicharrando. Simulación y ceguera. Dios.
Publicado en El Informador el sábado 7 de septiembre de 2013.