Ciudad adentro
El tema que ha prevalecido en medios de comunicación en la última semana es
el despido de Carmen Aristegui y de parte de su equipo de MVS y las
discusiones, polarizadas ya, se centran en si es un asunto de ataque a la
libertad de expresión o un conflicto entre particulares. Mi postura personal es
que sí es un ataque a la libertad de expresión, que no podemos pecar de
ingenuos y que sabemos bien cómo opera el PRI, y lo hace, en estos casos. Un
PRI con el cuero muy delgadito o, dicho de otra manera, tan frágil como un
jarro de Tlaquepaque de frente a la crítica, sea en el sentido que sea y venga
de donde venga, peor aún si la audiencia se puede calificar de “nacional” con
altos índices de rating. Esta
historia continúa y, en todo caso, lo que debería unirnos es la defensa de una
voz que, a nivel nacional, expone casos que de pronto en los entornos locales
pasan inadvertidos.
En la reclasificación de los tipos de violencia, este es uno de ellos:
Despidos abruptos y a todas luces injustificados contra quienes desempeñan una
labor periodística y social honesta, crítica y comprometida.
La nota pues, se centró en el caso de Carmen Aristegui y de pronto, como
suele pasar, nos alejamos del resto de hechos y sucesos, sin embargo, hay
cuestiones que no podemos ni debemos dejar de lado, por ejemplo, el reporte de
violencia del Instituto de Economía y Paz, que contrasta –como siempre y a
todas luces— con las cuentas alegres de la Presidencia de la República en el
sentido que decenas de inversionistas de todo el mundo casi se pelean por
trabajar en México.
Otro de los asuntos que no debemos soslayar –y están vinculados— es el de
la situación económica, la volatilidad del peso frente al dólar, la presión
sobre las tasas de interés y no se diga, sobre la inflación.
Estuve leyendo artículos, comentarios, columnas y todo lo que pude para más
o menos entender qué está pasando en materia económica en México y la verdad es
que no es algo sencillo de entender (los funcionarios, por cierto, no se
preocupan mucho por hacer accesible la información a todos los públicos y
auditorios) sin embargo, me queda claro, según una publicación de El País que estamos en serios problemas
y que se corre el riesgo de que el índice inflacionario se vaya a las nubes
sobre todo por la relación peso-dólar en estos días, cito: “Durante estos seis
años de dólar barato, las empresas mexicanas duplicaron el saldo de su deuda
externa en moneda estadounidense hasta los 115 mil 389 millones de dólares. El
cambio de escenario significará un aumento de la carga del principal y de los
intereses, lo que multiplica el riesgo de suspensiones de pagos y la aversión
de muchos inversores”. Esto es grave. Y la insistencia de Agustín Carstens, el
gobernador del Banco de México, precisamente con respecto al índice inflacionario,
me parece muy significativa tomando en cuenta este doble lenguaje de los
economistas.
Y es grave también, uno de los tantos señalamientos del Instituto de
Economía y Paz sobre el incremento de la violencia en México que no sólo costó
alrededor de tres billones de pesos en 2014 con cargo al erario público, sino
que inhibe de manera contundente el desarrollo de las empresas nacionales y la
estabilidad e incremento de la inversión extranjera.
En el artículo que se publicó ayer en El
Informador, se indica que tanto la sociedad como los empresarios “han
mostrado su descontento por la falta de medidas” en materia de seguridad y se
refiere a la publicación, el mes pasado, de un desplegado en donde se cuestiona
al Gobierno por no garantizar la seguridad, por ejemplo, en los desplazamientos
por el territorio nacional que afecta tanto a empresas particulares como a
paraestatales, específicamente Pemex.
Claro que a esto hay que sumar que la violencia lejos de ceder, no cesa (en
Jalisco particularmente, se incrementa), las cuentas pendientes en materia
política y social y la impotencia generalizada porque, desde el poder, lo único
que se hace es negar la realidad en una actitud que raya en lo enfermizo.
Publicada en El Informador el sábado 21 de marzo de 2015.