Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Una vez más, una nueva andanada de análisis y
estudios profundos y sesudos sobre las elecciones pasadas me deja la impresión
de que los candidatos, los partidos, los medios, las estrategias publicitarias
y las campañas son las que se llevan todo el mérito de los resultados, como si
el electorado, personaje central de esta historia, no contara.
Y me queda también la idea de que es deliberado,
porque una vez que todos los votantes, sin excepción alguna, seamos plenamente
conscientes de nuestra fuerza, otro gallo nos cantará; ahí sí que ¡agárrense!
Y para allá vamos, porque de todos los resultados
de los comicios del 7 de junio, los que pueden abrir los ojos y las conciencias
son los de las candidaturas independientes exitosas y el triunfo de
Alfaro/Movimiento Ciudadano en Jalisco, sí, Jalisco, no estoy cometiendo un
error. Claro que de aquí a tres años, falta ver (eso nos toca directamente)
cómo se conducen como gobernador de Nuevo León el Bronco, como alcalde de
Guadalajara, Alfaro; y como diputado local por Jalisco, Pedro Kumamoto. Me
refiero sólo a Alfaro porque es el líder de “la ola naranja” pero todos los que
ganaron con Movimiento Ciudadano están obligados, reitero, casi a la perfección
en su trabajo como servidores públicos en cuanto tomen posesión como munícipes
y legisladores. Todos.
Estos son fenómenos que reclaman una revisión
cuanto antes porque sin duda alguna motivarán iniciativas de cambios a la ley
electoral, por lo menos, aun cuando no será pronto, no es posible tomando en
cuenta que la ley es general para todo el país y que el año entrante habrá
elecciones para renovar 12 gubernaturas. Los procesos electorales en esas
entidades arrancarán en octubre próximo de manera que, aun cuando se promoviera
alguna reforma electoral, no aplicaría para los procesos que están en puerta.
En esta serie de sucesivos análisis y mesas de
discusión he escuchado en repetidas ocasiones que con el triunfo de los
independientes –y el incremento en este tipo de candidaturas que ya vaticinan— se
pone en jaque al sistema de partidos; y que para una democracia como la
mexicana (¿¿??) la única manera, la mejor forma comprobada hasta ahora –dicen—,
de llegar al poder, es a través del sistema de partidos.
Bueno, como dicen los abogados, suponiendo sin
conceder que esto sea lo correcto, lo que debe de ser, entonces urge una purga
en el sistema de partidos.
Si los independientes que ganaron –por obra y
gracia de la decisión ciudadana, independientemente de las razones, motivaciones
o lo que sea que operó en la cabeza de cada elector en el momento de cruzar la
boleta— con su triunfo están mandando ese mensaje y además se abre la posibilidad
de que pese a las restricciones, trabas y bloqueos legales para que un
independiente logre la candidatura, más ciudadanos sin partido quieran
entrarle, entonces sí los partidos establecidos tienen muchos cambios que
emprender hacia el interior y se avizora, así como al final del túnel una luz
de esperanza, de que la tal purga sea una realidad. Es muy tenue y difusa la
lucecita porque, por ejemplo, tenemos personajes como Hugo Contreras que está
empecinado, prácticamente, en decir que a pesar de que perdieron, ganaron,
digo, en pocas palabras y retomando un cartón de Jabaz. Y esta negación de la
realidad, lo he escrito mucho, es una conducta recurrente en los priistas.
Aun así, creo que las lecciones de las
candidaturas independientes y de candidatos más fuertes que los partidos como
el caso de MC en Jalisco, sí deben ser atendidas y aprendidas por los partidos
políticos. Luis Carlos Ugalde, ex presidente del IFE y ahora consultor
independiente en estos temas, dijo en una entrevista que le hicieron que el éxito
de las candidaturas independientes tiene matices buenos y malos. En el primer
caso, la posibilidad de que ciudadanos lleguen al poder para ejercerlo de
manera totalmente opuesta a la de los políticos profesionales, es decir, con
honestidad, eficiencia, resultados, transparencia, rendición de cuentas…
Y en el segundo, ese escenario, como dijo Ugalde,
fragmentaría al sistema de partidos con efectos en materia de legitimidad.
Todo, todo, es producto de la fuerza electoral, de
nuestra fuerza ciudadana. Sí nos toca involucrarnos más, estar mejor
informados, monitorear el ejercicio de gobierno de los que entrarán
próximamente y usar esa fuerza, de manera contundente, para no dejarlos solos
como servidores públicos y para tener muy claro nuestras decisiones electorales
en futuros procesos.
Columna publicada en El Informador el sábado 20 de junio de 2015.