sábado, 28 de noviembre de 2015

Diez años más

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Como si no urgiera, como si no lleváramos décadas y décadas de rezago, el titular de la secretaría de Educación, Alfonso Nuño, declara que por lo menos en 10 años se consolidará la reforma educativa. Perdón por la expresión pero ¡híjole! ¿Dos lustros más todavía? Y ¿garantiza acaso, que así será? Porque si lo asegura, bueno, diez años en comparación con más de 60 no es nada y podríamos albergar esperanzas para las nuevas generaciones de mexicanos. Pero si no, seguimos en problemas.
En las últimas semanas, el secretario de Educación sale un día sí y otro también en medios de comunicación y la razón es que está aplicándose la evaluación a los docentes en todo el país. Su discurso, por lo general y específicamente cuando se refiere a los profesores de la región conflictiva, a saber: Oaxaca, Guerrero y Chiapas es muy enérgico, aparenta una contundencia que no deja lugar a dudas así como una postura inflexible ante los disidentes, los renuentes y los que han gozado de privilegios por formar parte de un sistema que el mismo funcionario define como “clientelar, corporativo y opaco”.
Me preocupa mucho esta información que se ha venido difundiendo de manera recurrente porque siento que se está tejiendo finamente una telaraña, justamente para atraparnos; una delicada red en la que caeremos redonditos si no estamos atentos a la manipulación que lleva años de práctica y ejercicio en esta materia.
Que no se nos olvide que la disidencia magisterial surgió no al calor de un sistema que los favorecía, al contrario; se formó a partir de la exclusión y la desigualdad hacia el interior del magisterio y con relación directa a los privilegios de unos cuantos, claro, que se aliaron con la jerarquía del SNTE. Sin embargo, los vicios a los que se refiere Nuño se los atribuye a la CNTE. Y no dudo que los haya después de tanto tiempo, pero ahí no está la raíz de este conflicto tan añejo y degenerado.
Lo he mencionado en otros comentarios: hace tiempo la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) de la que forma parte México (de hecho, un mexicano es el secretario general, Ángel Gurría), realizó una encuesta para saber qué tan dispuestos a la capacitación y actualización estaban los maestros de los países miembros, contrario a lo que pudiera pensarse y tomando en cuenta incluso las desviaciones propias de este tipo de encuestas, los maestros mexicanos salieron muy bien calificados. Los resultados son creíbles porque además quedó en evidencia el mal uso que desde el sindicato magisterial se daba a los mecanismos de capacitación.
Entonces la renuencia a la evaluación de algunos maestros se explica no nada más porque pretendan quedar al margen y adherirse a los privilegios que antes les otorgaba el sindicato, sino a que se reconocen con una formación deficiente resultado del mismo sistema corrupto que fue construido piedra por piedra por el Estado mexicano desde hace mucho tiempo. Uno de los pilares básicos de esa construcción es el SNTE, y una ramificación perversa, el CNTE     y otras asociaciones disidentes entre cuyos propósitos estaba combatir a la cúpula sindical bajo el mando de líderes corruptos que no hicieron más que enriquecerse y venderse al mejor postor, electoralmente hablando, nada que ver con propósitos, metas u objetivos educativos.
Entonces que no venga ahora el secretario Nuño a tratar de erigirse casi en apóstol de la educación en México, cuando forma parte de un sistema que creó estos vicios y perversidades.
Diez años son muchos para que se consolide la reforma educativa que, como sabemos, es más una reforma laboral; y son pocos si la intención es arrancar de raíz los vicios, hacer una purga profunda e iniciar sobre bases de honestidad, responsabilidad y cero corrupción, cero. Nada de usar a magisterio como carne de urna. Nada de permitir la intervención de organismos internacionales que condicionan con fines capitalistas y prácticamente ordenan modelos educativos que no promueven el conocimiento como herramienta para el desarrollo de conciencia social y defensa de derechos, sino para la formación casi de robots con este asunto de las capacidades y la eliminación de contenidos como filosofía, ética y lógica.

Estos son los vicios que también se tendrían que erradicar y no creo que diez años sean suficientes.

Columna publicada en El Informador el sábado 28 de noviembre de 2015.