Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Creían que la tendrían fácil: ‘invitamos al Papa,
enloquecemos a las masas de mexicanos fieles y fervorosos para que no piensen
ni se fijen en la realidad nacional, para que no pregunten, para que no exijan
ni manifiesten sus inconformidades y chance y hasta logramos no sólo
distracción sino olvido de los problemas más graves y urgentes’ con una crisis
económica que amenaza con empeorar, con más de 50 millones de mexicanos pobres,
con deficiencias insostenibles en servicios sanitarios y educativos, decenas de
miles de muertos y desaparecidos y una
impotencia descomunal.
Muy conveniente, pues, seguro pensaron en las altas esferas
de gobierno, la visita del Papa Francisco. Desde hace algunas semanas, conforme
se acerca la fecha de que Francisco visite tierras mexicanas en calidad de sumo
pontífice y/o jefe del Estado vaticano, en las televisoras se difunden
canciones tipo aquella de Roberto Carlos para Juan Pablo II que le dio la
vuelta al mundo y realmente despertaba emociones.
Por supuesto que no puedo hablar por todos, pero se me
figura que estas estrategias de los grandes medios electrónicos en México no
están surtiendo los efectos que quisieran, que esperan. En lo personal se me
hacen recursos trillados y sobados, obsoletos además si pensamos en que la
sociedad mexicana es totalmente distinta a la que recibió por primera vez a
Juan Pablo II y de que el papa Francisco no es Juan Pablo II. Esto último, que
pudiera parecer una verdad de Perogrullo, tendría que explicarse muy bien,
reitero, en las altas esferas del Gobierno mexicano en donde, creo, priva la
confusión.
De alguna manera esto queda en evidencia con las
“estrategias” mercadotécnicas que se refieren a un México que no existe, que no
es feliz, cuyo tejido social sufre graves y profundas rasgaduras. Hablan de un
México de fantasía, de película cursi y falsa que no encaja, no embona con el
México que vivimos y sufrimos todos los días, con injusticias, corrupción,
abusos, políticos ávidos de poder y de mantener sus carreras a costa del erario
público; un México en donde increíblemente se gastan miles de millones de
dólares en un avión mientras millones de mexicanos no tienen casa, ni trabajo,
ni comida.
Papa Francisco (Fotografía tomada de Consulta Veracruz). |
Esta visita del Papa Francisco que seguramente siguen
creyendo conveniente, quizá a lo que contribuya es de una vez a tirar el
tinglado de la obra teatral que representa la clase política en pleno.
Porque esta es apenas una parte del asunto. La otra es
que el Papa Francisco, poderoso nada más por eso, está imponiendo condiciones
que el Gobierno de México trataba de evitar como llegar a ciertos lugares en
Guerrero y Chiapas; y abordar temas que para las autoridades representan los
principales temas de cuestionamiento en la presente administración, de manera
específica los 43 normalistas desaparecidos.
Justo esta semana, para algunos analistas precisamente
por eso, el sumo pontífice ofreció una conferencia de prensa en donde habló de
los problemas que nos aquejan: narcotráfico, corrupción y violencia, los temas
que la administración peñista no quiere que se aborden. La definición de los sitios
tanto en Guerrero como en Chiapas como parte del itinerario del Papa es
significativa por todo lo que ambas entidades representan. Para muestra sólo
dos botones: Ayotzinapa y el EZLN.
Durante siglos, miembros de la jerarquía de la Iglesia
católica han estado del lado de los poderosos; Francisco ha dado muestras (y
todavía no suficientes en muchos casos) de que está más con la gente y no sólo
católica. Ha manifestado sus preocupaciones por la humanidad. La visita a
nuestro país que iniciará dentro de una semana es la gran oportunidad de que,
por lo que respecta a los mexicanos, su santidad contribuya a que esas masas
que desde el gobierno y las televisoras se pretende manipular, abran los ojos.
Este es el gran poder de Francisco, el mismo que la clase
política no quiere que ejerza porque no es conveniente para quienes han
esquilmado al pueblo mexicano desde hace centurias.
Esta información que trasciende sobre los desencuentros
diplomáticos entre el Gobierno mexicano y el Vaticano, en realidad es
esperanzadora, es noticia de que el poder del Papa está, puede y debe estar, al
servicio de los fieles.
Columna publicada en El Informador el sábado 6 de febrero de 2016.