Ciudad Adentro
El secretario de
Educación Pública lo dijo cuando se refirió a las resistencias que genera desde
su aprobación e implementación, la reforma educativa: “Son intereses de algunos
líderes sindicales, por ejemplo, que no quieren perder sus privilegios de
seguir vendiendo o heredando plazas, o de controlar la vida de los maestros
para tener utilidad política o económica”.
¡Uff! ¿Por dónde
empiezo? Antes, nada más quiero recordar al amable lector que está anunciada
para mañana, Día del Maestro, una marcha multitudinaria en la Ciudad de México
protagonizada por profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación, organismo independiente del SNTE; y por estudiantes de Politécnico
Nacional en solidaridad con los docentes, aun cuando los jóvenes tienen sus
propias demandas y su propio proceso de exigencias a las autoridades
educativas.
Está anunciada
la marcha y además un paro a partir del lunes 16 de mayo particularmente en las
entidades en donde la CNTE es muy fuerte como Oaxaca, Guerrero y Chiapas, pero
es probable que se dé en otros estados, aunque no de manera total.
¿Desde cuándo
está en la memoria colectiva el magisterio? ¿Sus necesidades, sus demandas, sus
manifestaciones, sus paros y sus marchas? ¿Desde cuándo? Formalmente la CNTE se
fundó en 1979, estamos hablando de 37 años aun cuando los antecedentes datan de
más atrás, cuando para el Estado y los líderes sindicales era fácil acallar
voces disidentes con diversos métodos, desde la cooptación y la amenaza hasta
la desaparición forzada e indefinida.
He abordado el
tema en otros comentarios pero creo que es importante insistir porque es
evidente (la frase entre comillas del primer párrafo es elocuente) que las
autoridades, cuya tarea esencial y trascendental es la educación pública de
este país, están instaladas en un mundo irreal, en el eterno juego de la
simulación y en la negación de la grandísima responsabilidad que el Estado
mexicano tiene en esta materia.
¿Acaso Alfonso
Nuño se escuchó? ¿O el funcionario es de generación espontánea? ¿O cómo es
posible que esté al frente de la SEP sin tener antecedentes de cómo se ha
manipulado desde el Estado, al magisterio y a la educación? ¿Creerá acaso que
todos los demás coincidimos con él?
Nada más con la
afirmación de que los que se resisten a la reforma son líderes que quieren seguir controlando la vida de los maestros para
tener utilidades económicas y políticas me pregunto si no se mordió la
lengua, como solemos decir cuando cojeamos del mismo pie pero no queremos
darnos cuenta.
El sistema,
particularmente el PRI, gobierno tras gobierno a lo largo de su hegemonía de
entre 60 y 70 años; y los presidentes panistas que no se quedaron atrás pero en
lo absoluto, sin olvidar al amplio y versátil mosaico de gobernadores, han
utilizado al magisterio como se les ha dado la gana.
Los profesores
son carne de urna, capital electoral; son útiles para manifestarse o para replegarse;
para cumplir y no cumplir los programas de estudio, dependiendo de qué se
necesite; para bloquear, boicotear o apoyar, lo que sea que les ordenen sus
“líderes”. Fueron dotados de prestaciones jugosas y privilegios nada
desdeñables que ahora se les retiran (¡y está bien! pero no lo han sabido
manejar); fue tolerada y hasta alentada la corrupción en las cúpulas
sindicales, en cada sección del SNTE a lo largo y ancho de este país, pero en su momento, las demandas del magisterio para
acceder a una mejor capacitación y actualización constante, fueron desoídas,
desdeñadas, ninguneadas; ni qué decir de las demandas salariales y las
disparidades entre lo que gana un maestro frente a grupo y el comisionado, el
secretario de una comisión en la mesa directiva y el secretario general; o los
que tienen hasta tres plazas y licencias con goce de sueldo sin ton ni son; y
claro, los que venden plazas, una práctica ante la que la autoridad había
navegado de muertito durante lustros.
Y de pronto,
como si nada hubiera pasado, como si no existiera una historia de la educación
en México perversa y pervertida, llega el gobierno de Peña Nieto a imponer una
reforma que pretende ahogar al monstruo que el sistema al que pertenece creó y
alimentó desde hace décadas, pero ese monstruo ha sido usado, manipulado, mal
pagado, mal capacitado, discriminado y tratado injustamente en contraste con
los “consentidos” de las mesas directivas, los lambiscones, los arrastrados por
lo general comisionados y perezosos que no se han partido la vida frente a
grupo, en donde se abren otros problemas y conflictos que no alcanzaré a
abordar.
Es un monstruo
enojado y con hambre y sed de justicia. Un monstruo creado por el mismo Estado
que sólo el Estado puede controlar, pero no cortándole la cabeza porque, como
Hydra, le saldrán más sin remedio. El problema es que no se está atacando el
problema de raíz ni desde una postura de reconocimiento de los usos del pasado,
de los errores, de los abusos que se han cometido al calor de un sistema
podrido.
Amenaza
tormenta, lo que hemos testificado hasta ahorita, apenas llega a chubasco.
Columna publicada en El Informador el sábado 14 de mayo de 2016.