sábado, 21 de mayo de 2016

Empleo en México… datos para llorar

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Aunque son los datos correspondientes al primer trimestre de este año, por supuesto que los resultados no se darían a conocer en el marco del Día del Trabajo, si de por sí, la situación está que arde, se hubiera puesto peor con esta información que ahora entrega el INEGI y que el gobierno, ni tardo ni perezoso, se ha encargado de manipular, por supuesto, para su beneficio y para mantener el velo de la simulación y el engaño sobre la mayor parte de la población, en lugar de reconocer que la tan llevada y traída reforma laboral ha sido contraproducente.
Anexo aquí, antes que otra cosa, la liga para consultar íntegro el comunicado del INEGI porque son varios los indicadores y los positivos, los menos, sin embargo, como ya sabemos, son los que el gobierno a través de sus voceros se encarga de difundir como si fueran la gran cosa, va: ENOE 2016.
Bueno, de entrada y en resumidas cuentas, el empleo en México es cada vez de menor calidad, cada vez más precario, vulnerable y mal pagado. Los resultados coinciden con la realidad. Podemos estar de acuerdo en que la situación es grave, en que hay desempleo, subempleo, que los ingresos de las personas cayeron; que de buenos empleos las personas se ven en la necesidad de aceptar malos empleos y que la informalidad ha crecido.
No me alienta saber que el empleo ha crecido si se trata de trabajo de baja calidad; empleos que se ofrecen a través de empresas de outsourcing y que por lo tanto, no otorgan las prestaciones de ley; empleos mal pagados, sin ninguna garantía para los trabajadores porque la demanda es tanta que a muchos patrones no les importa la inconformidad y los bajos salarios de sus empleados.
¿Qué revela la encuesta? Es curioso que el INEGI, dada su autonomía, emita primero un boletín en donde únicamente se refiere a los cuatro indicadores “positivos”, a saber: 1.- La Población Económicamente Activa (PEA) en México es de 52.9 millones de personas; en el primer trimestre de 2016, 50.8 millones de mexicanos se encontraban ocupados, es decir, 973 mil más que en el primer trimestre de 2015. 2.- La población subocupada llegó a cuatro millones para una tasa de 7.9 %, menor a la de 2015 que fue de 8.1 % (¡huy cuánto!). 3.- La población desocupada se situó en 2.1 millones de personas y la tasa de desocupación correspondiente fue de 4 % de la PEA; porcentaje menor al mismo periodo del año pasado, cuando fue de 4.2 % (¡¡¡!!!) y 4.- “Con series desestacionalizadas (a ver quién les entiende) en el trimestre en cuestión la tasa de desocupación registró un descenso frente al trimestre anterior (4.2 % vs 4.3 %)”. Sin ser experta en lo absoluto, basta ver los cuatro indicadores, así, a vuelo de pájaro, para concluir que los resultados de la reforma laboral no son los prometidos, no se acercan ni tantito. Y mucho menos si entramos a revisar los otros resultados, los que no se mencionan: 1.- el empleo precario se incrementó y llegó al peor nivel de los últimos diez años (¿y la reforma laboral pues?). 2-. Aumentó el número de personas con bajos salarios y se redujo el grupo de los mejores ingresos. 3.- 62 % de las personas ocupadas, es decir, casi 32 millones de mexicanos ¡no tienen acceso a servicios de salud! 4.- Y el empleo informal también creció en 1.5 %, representa ¡más de la mitad, casi 60 % de la población ocupada!, es decir, estamos hablando de 28millones 814 mil personas.
Cuatro contra cuatro y creo que los primeros quedan anulados con los segundos. Y, si me apuran, con los niveles de incremento o disminución tan bajos de los primeros, todos, todos, están para llorar.

Y para seguir llorando y que no nos mareen con sus dizque explicaciones, aquí la definición, un fragmento de hecho, de empleo precario según la OIT: “Es el trabajo que se realiza en la economía formal e informal y que se caracteriza por niveles variables y grados de particularidades objetivas (situación legal) y subjetivas (sensación) de incertidumbre e inseguridad […] se lo suele definir por la incertidumbre que acarrea en cuanto a la duración del empleo, la presencia de varios posibles empleadores, una relación de trabajo encubierta o ambigua, la imposibilidad de gozar de la protección social y los beneficios que por lo general se asocian con el empleo, un salario bajo y obstáculos considerables tanto legales como prácticos para afiliarse a un sindicato y negociar colectivamente”. Este indicador es el peor en los últimos diez años… para llorar.

Columna publicada en El Informador el sábado 21 de mayo de 2016.

Extra: anexo aquí la liga de la OIT de donde obtuve la definición, un fragmento, de empleo precario, es un informe muy interesante por lo demás, de ese tipo de documentos que por lo general no se difunden de manera masiva. Aquí la liga: Del trabajo precario al trabajo decente.