Ciudad Adentro
Entre atentados
terroristas y uso de armas poderosísimas que siembran y alimentan el miedo;
entre los locos, poderosos y fanáticos que gobiernan el mundo; entre la
estulticia y corrupción de la clase política mexicana, las amenazas del crimen
organizado, la pobreza y las crisis de todo tipo que enfrentamos y que son
reales, no un producto de nuestra imaginación, entre todo esto, que es grave y
es fuerte, la vida se abre camino y aparentemente de la nada las
manifestaciones sociales y populares son un reflejo de la vitalidad, de la
bondad, de la solidaridad y de la fuerza ciudadanas.
Podría parecer
poca cosa, sin embargo, creo que de las pequeñas cosas están hechas las más
grandes y trascendentales. Me refiero a esta iniciativa particular y vecinal de
organizar la Semana Santa en el Barrio de Analco de Guadalajara que se ha
convertido en símbolo de unión, de voluntad y de solidaridad, más allá del
contenido religioso y devocional, que no es menor.
Damas de negro en el inicio de la Procesión del Silencio y Vía Dolorosa en el Barrio de Analco. Fotografía: Laura Castro Golarte |
El Barrio de
Analco, con su bagaje histórico fundacional y patrimonial, pese a su
antecedente como República de Indios, se ha desarrollado a lo largo de los años
como un espacio relegado y supeditado al crecimiento y evolución de
Guadalajara. Más aún, con esta división reflejo y legado perverso de tiempos y
prejuicios, de la calzada para allá y de la calzada para acá, y su respectiva
carga discriminatoria que lamentablemente y en muchos sentidos, persiste hasta
nuestros días.
Este mismo
Barrio de Analco es hoy escenario de un esfuerzo ciudadano al que se han tenido
que sumar las autoridades tanto del Gobierno del Estado como de los
ayuntamientos metropolitanos, específicamente Guadalajara y Zapopan, porque la
idea surgió no sólo con el propósito de revivir una tradición religiosa añeja y
fomentar fervor y devoción, sino con el de contribuir a la restitución y
fortaleza del tejido social, por un lado; y, por otro, de lograr que Analco sea
percibido por todos los tapatíos como un espacio propio, de una gran belleza
colonial y profundas raíces históricas.
Con todo y la
premura con la que se organizaron las actividades de la Semana Santa en Analco,
todo el programa que concluirá mañana, por cierto, con una convivencia familiar
en los jardines de San José y de San Sebastián de Analco, se ha desarrollado
sin mayores contratiempos y con una participación alentadora, tanto de vecinos
de la colonia como de habitantes de otros puntos de la zona metropolitana.
La idea fue de
don René Rivial León, empresario de amplio reconocimiento por sus aportaciones
a Guadalajara por su gran interés y amor a nuestra historia y nuestras
tradiciones (él logró que la idea del Encuentro del Mariachi germinara y
persiste desde hace más de 20 años), como él dice, cayó en terreno fértil
porque, efectivamente, los vecinos de Analco la hicieron propia y hoy es una
realidad.
Hay un
antecedente que es importante reconocer: hace dos años aproximadamente, líderes
vecinales y los presbíteros tanto de San Sebastián como de San José, iniciaron
con un esfuerzo que rinde frutos y se titula “Renovando el corazón de Analco”,
que surgió, precisamente, con la idea de rescatar el barrio, el tejido social y
las actividades para niños y jóvenes con fines educativos y de impulso al
talento. Esto llevó al emprendimiento de organizaciones cuya efectividad quedó
en evidencia con todas las actividades del programa para esta Semana Santa que
tenía ante sí el reto de, en tan sólo dos meses, conjuntar voluntades y
recursos con un mismo fin.
Contra diversas
adversidades y obstáculos, el programa se ha cumplido al cien por ciento; con
disciplina y entrega que los mismos visitantes reconocen y exaltan. Ha sido una
labor de decenas de personas involucradas, loable y digna de reconocimiento en
épocas de crisis, difíciles e inciertas.
En este panorama
atemorizante y desolador de lo que pasa en nuestro planeta y en nuestro país,
estos pequeños esfuerzos cotidianos que resultan del encuentro entre seres
humanos, de la conjunción de voluntades, de buenas voluntades y de entregas
incondicionales, son siempre avivadores de esperanzas. Felicitaciones al Barrio
de Analco y un agradecimiento por lanzarse a esta empresa que ojalá se mantenga
a través de los años.Columna publicada en El Informador el sábado 15 de abril de 2017.