Ciudad Adentro
Parece un
contrasentido la ineficiencia del transporte público en Guadalajara cuando
estamos inmersos en un sistema capitalista
que privilegia la producción, la productividad, la reducción de costos, el
comercio, los controles de calidad y cosas por el estilo. Las políticas
gubernamentales están enfocadas en ese sentido pero al mismo tiempo acumulan
contradicciones que no me explico.
El problema del
transporte en Guadalajara es añejo y muy complejo. Gobierno tras gobierno, sin
que la alternancia haya significado un cambio a favor de los usuarios (de los
transportistas y los políticos sin duda sí), se han dejado pasar los vicios y
las prácticas corruptas y perversas que nos tienen con un transporte
insuficiente y deficiente con pegostes disque progresistas que no han hecho
sino complicar aún más la movilidad en la ciudad.
Sí, la Línea 3
del Tren Ligero… yupi. Pues bueno. Desde fines de los años 80 se tenían
diseñadas las ocho líneas que cruzarían la zona metropolitana con la idea de
cubrir todos los puntos cardinales ¡hace casi 30 años! Y vamos por la tercera
línea cuando los planes contemplaban disponer ya del sistema completo,
seguramente en adaptación e incremento constante, antes de que terminara el
siglo XX.
Somos testigos
de que no ha sido así y víctimas por supuesto. Padecemos un transporte público
mal organizado, con unidades en pésimas condiciones que generan costos a
trabajadores y empresarios; un transporte tan malo que es la motivación ideal
para comprar auto y por eso el parque vehicular en la ZMG es tan grande;
empresas de transporte que se corrigen por un tiempo y luego empiezan a ejercer
presión para conseguir aumento en la tarifa; lo logran y después vuelven a las
andadas. Los cambios benéficos han sido mínimos y tan espaciados en el tiempo
que pronto se diluyen o ni se notan dada la masificación de su uso.
Se requiere
alguien con voluntad y visión de futuro para emprender una tarea titánica y
resolver el asunto del transporte en Guadalajara sin egoísmo, con generosidad y
con la idea de gestionar y mover lo que haya que mover para ahora sí dar a la
capital de Jalisco el transporte que merecemos. Guadalajara es una ciudad para
metro y con estos componentes, me refiero a voluntad y visión, en algún miembro
de la clase en el poder, sería posible. Es posible, siempre es posible. A ver.
Los autobuses en
las ciudades de Europa que he visitado tienen un sistema grabado sincronizado
con cada parada y se anuncia cuál es la siguiente y con qué rutas coincide. Los
asientos son cómodos e incluyentes. El autobús tiene un mecanismo para
descender y facilitar el ascenso a las personas de la tercera edad o mujeres
con carriolas o gente en silla de ruedas; hay asientos reservados para ancianos
y personas con discapacidad; hay un espacio para colocar las maletas con un
cinturón de seguridad para que la maleta no vaya de aquí para allá en el
autobús. Tubos y respaldos acolchados para recargarse si no hay asientos
disponibles y un espacio amplio, casi como un distribuidor, en el área de
descenso. El chofer está en una cabina cerrada con cristales pero recibe pagos
en efectivo (hay límite en la denominación de billetes, el máximo son cinco
euros) y, por lo menos en Madrid, desde el primero de noviembre se introdujo
una tarjeta multimodal que se recarga y es útil casi para todos los tipos de
transporte. También hay un autobús que cada cinco minutos va al aeropuerto y conecta
con zonas céntricas y con la estación de trenes de Atocha. Uf ¿qué más les
puedo decir? Ahora sí que me muero de la envidia cada vez que me subo a una
unidad.
Tarjeta multimodal, en vigor desde el 1 de noviembre de 2017 en Madrid. |
En las paradas
hay carteles con los trayectos de cada ruta que pasa por ahí y un letrero láser
en donde se anuncian los minutos que tardará en pasar el siguiente autobús.
Algunos tienen sonido y algunos no. También se informa ahí si es que hay algún
embotellamiento (“atasco”) por accidente o manifestación para que quienes están
en la parada sepan por qué se tarda tanto en pasar determinada ruta.
¿Cuánto cuesta? 1.50
euros, sí, son como 33 pesos dependiendo de la paridad, pero se llega seguro y
a tiempo a donde quiera que vaya, salvo las cuestiones imprevistas que ya
comenté. Un transporte así, tan bien conectado, tan eficiente, limpio,
suficiente para llegar a cualquier punto de la ciudad y sus cercanías, lo vale.
Lo pagaríamos con gusto y mucho más si nos aumentan el sueldo. Los trabajadores
llegarán temprano a sus trabajos, de buen humor, producirán más, a los
empresarios les irá mejor, incrementarán sus ventas y podrán aumentar los
sueldos de sus trabajadores y sus ganancias, seguro alcanza para todo ¿será tan
complicado?
(Continuará)
Columna publicada en El Informador el sábado 18 de noviembre de 2017.