Ciudad Adentro
Hasta aquí llego
con la serie de artículos sobre el transporte y la disposición de desechos
sólidos en lo que conocí de Europa; no es exhaustivo pero es producto de la
observación y de algunas preguntas. Y tomé estos dos aspectos porque son
básicos de la vida cotidiana y porque en México, en general, y en Guadalajara,
en particular, acusan múltiples deficiencias a pesar de todos los viajes que
han hecho los políticos dizque para tomar ideas, hasta ahora, para nada.
Además, político
que entra político que cambia las cosas y ahí se la llevan en lugar de tener
una entidad administrativa central que funcione independientemente del partido
al que pertenezca el gobernante en turno. Así, los ciudadanos tendríamos la
garantía, por lo menos, de que los vaivenes electorales no afectarían el
devenir del país, de las ciudades, de los municipios, en temas que inciden
directamente en los niveles de calidad de vida. A ver hasta cuándo pues.
Venegono
Superiore: es un pueblo ubicado en el norte de Italia, en Lombardía y el manejo
de desechos sólidos es ejemplar. Se cobra una cuota anual que se puede pagar en
cómodas mensualidades o en una sola exhibición (más o menos como se paga el
agua en Guadalajara) y se calcula con base en los metros cuadrados de la
vivienda (superficie construida), no en la cantidad de personas que ahí viven.
Así, cobran 0.75 euros por metro cuadrado, es decir, alrededor de 16.50 pesos
(tipo de cambio: 22 pesos por un euro). Ejemplo: por la disposición de desechos
de una vivienda de interés social con una superficie de 85 metros cuadrados, se
tendrían que pagar alrededor de mil 400 pesos anuales o 116 pesos al mes, más o
menos.
Cuando se cubre
el costo o se define cómo será el pago, el ayuntamiento entrega a cada
ciudadano tres rollos de bolsas calculadas para que sean suficientes para todo
el año ¡y también los botes! Son de diferentes colores. Para el plástico, se
usa una especie de tijera o pinza grande en donde se cuelga la bolsa.
Un rollo es de
bolsas hechas con subproductos de maíz, aunque parece de plástico,
biodegradables totalmente, amarillitas, para tirar los desechos orgánicos que
van en un botecito café.
Las bolsas para
los desechos sanitarios (aquí sí hay de manera específica, en italiano se
identifica como secco) son grises y
para el plástico también son de un color amarillo pálido.
Se entrega además
el calendario anual en donde se indican los días precisos en que pasarán a
recoger la basura: ocho veces al mes se recogen los desechos orgánicos; dos
veces al mes, papel y cartón, plástico y vidrios y latas, aunque en diferentes
días; sanitario o secco, cuatro veces
al mes.
Hojarasca, ramas
y material orgánico de esa naturaleza (desechos de jardinería, arbolitos de
Navidad), el ciudadano debe llevarlo a la “plataforma ecológica” que tiene
dispuesta el ayuntamiento y que no es otra cosa que el basurero municipal. Los
desechos sanitarios se incineran. Claro que esto se refiere a la basura
doméstica, hay otras disposiciones y reglas para los desechos de hospitales,
clínicas y consultorios así como para desechos tóxicos y peligrosos o de
diferentes industrias.
Si acaso al
ciudadano se le terminan sus bolsas antes de que concluya el año, debe ir al
ayuntamiento por más. Hay unas maquinitas expendedoras, se echan las monedas y
listo. Si el ciudadano usa otro tipo de bolsas el ayuntamiento no recoge la
basura, así de sencillo.
Y hay
contenedores más grandes, como ya había comentado en la columna anterior para
desechos secos, voluminosos y biodegradables. Aunque se entrega un bote para el
vidrio y las latas (son verdes y grandes), hay contenedores en diferentes
puntos de la ciudad, también para madera por ejemplo. El vidrio en Europa es un
desecho cotidiano por el consumo de vino y porque se ha ido sustituyendo el
plástico por vidrio para recipientes de comida: aceitunas, jitomate en
diferentes presentaciones, aceite de oliva, alcachofas encurtidas entre
muchísimos otros.
Me parece un
sistema totalmente viable que se puede adaptar sin grandes modificaciones para
su implementación en una ciudad como Guadalajara, en la misma Ciudad de México
o donde sea. Es inteligente, está bien diseñado y sin mayores aspavientos la
gente paga y cumple porque no hay de otra, si no es así, no se recoge la basura
y punto. Las sanciones para quien no lo haga o para quien tire la basura donde
no debe, penales y en euros.
Son los costos
por vivir en un sistema capitalista defectuoso y hay que pagarlos. De verdad,
ojalá esta información sirva para que las autoridades municipales se pongan a
trabajar en lugar de andar con polémicas y pleitos innecesarios que sólo dejan
en evidencia que el poder transforma y para mal.
Columna publicada en El Informador el sábado 2 de diciembre de 2017.