miércoles, 27 de diciembre de 2017

Un mes

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Primero que todo quiero desear a los lectores que mañana, que será Nochebuena y el próximo lunes, Navidad, se la pasen lo mejor posible en compañía de sus seres queridos, de las personas que les importan y se recarguen de energía para enfrentar las situaciones complejas que se avecinan en nuestro país para lo que le queda este año y no se diga para el 2018 que viene.
La semana pasada comenté sobre la Ley de Seguridad Interior antes de que fuera publicada en el Diario Oficial de la Federación, cosa que sucedió este jueves. Había una leve esperanza de que la nueva ley fuera vetada por el Presidente, dada la presión de los organismos de la sociedad civil y de los organismos internacionales que han llamado la atención sobre su contenido y los artículos que implican riesgos contra los derechos humanos, pero no, se publicó y la postura presidencial es verdaderamente incalificable.
Si el Ejecutivo federal va a esperar a que sea la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que determine la constitucionalidad o no de la ley ¿entonces para qué la publicó? De hecho ¿para qué se inicia un marco legal sobre cuya constitucionalidad hay dudas? ¿No era un asunto que tocaba resolver a los redactores de la ley y, posteriormente, a quienes se supone la analizaron y aprobaron en el Congreso de la Unión? El mensaje es algo así: voy a publicar una ley que está mal hecha, pero lo haré para que el asunto se dirima en la máxima instancia jurisdiccional, mientras tanto, y aunque sea posible aplicarla, no lo haré.
Por supuesto hay una manipulación implícita (un intento) pero por favor ¿por qué hasta ahora? Después del periodo de discusiones y de expresiones de preocupación de defensores de derechos humanos nacionales e internacionales ¿por qué no se detuvo el proceso? Por eso resulta difícil creer que haya un dejo de sinceridad o de intenciones claras con respecto a la postura de esperar a que se alguien impugne porque, además, estaba el recurso del veto. En fin, esto es lo que hay. No sé por qué también pienso en cortina de humo aunque para la lo que generalmente tratan de distraer desde la clase política ya pasó todo, no sé, esa impresión me queda, el sospechosísimo pues.
El caso es que, efectivamente, queda un mes; y si algo bueno tiene la inoperancia y la ineficiencia de la clase política, es que ha contribuido a construir una sociedad civil activa y especializada en diferentes temas. Me emociona y es una razón para la esperanza, la conformación del colectivo Seguridad sin Guerra, cuyo sitio en internet vale la pena explorar y conocer a profundidad (https://www.seguridadsinguerra.org/).
A través de ese espacio es posible todavía escribir al Presidente para solicitar el veto y aunque la ley ya está publicada, puede servir como encuesta de inconformidad. Ponen a disposición de los ciudadanos las redes sociales presidenciales y además se incluyen los textos del conjunto de iniciativas relativas a la Seguridad interior así como un apartado en donde se analizan con un cuadro comparativo; enseguida se presentan videos con las opiniones de los expertos.
De pronto se nos juzga a los mexicanos por no actuar y se nos achaca que, por eso, tenemos el gobierno que merecemos. No es así. Hay una sociedad civil profesionalizada y especializada que se perfecciona gobierno tras gobierno, que trabaja por todos y que, aunque es difícil tomando en cuenta los obstáculos que constantemente impone la clase política, ha logrado cosas importantes por y para todos los mexicanos. Este colectivo, por ejemplo, frenó la aprobación de la Ley Reglamentaria del Artículo 29 Constitucional (se incluye el dictamen correspondiente en la página) que regulaba la suspensión de derechos y garantías “sin los controles adecuados”.
Hay un mundo de mexicanos trabajando por México y con frecuencia nos pasa inadvertido. Nos toca apoyar, reproducir, compartir, firmar, difundir, hablar, generar conciencia en nuestro entorno… es mucho lo que podemos hacer por todos y eso nos incluye.
Con todo el coraje que podamos sentir por “la simulación” que la no aplicación de la ley contempla, queda un mes para impugnar la ley.


Columna publicada en El Informador el sábado 23 de diciembre de 2017.

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