sábado, 6 de enero de 2018

2018

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

La inflación, la devaluación, la inseguridad, los golpes que el mismo Estado asesta, el desempleo y el empleo precario, las deficiencias en el sistema de salud y todas las carencias que venimos arrastrando desde hace años y que con frecuencia enumero en este espacio, dejan poco margen para la esperanza o para el optimismo siquiera.
A eso hay que sumar la carrera desenfrenada por el poder en la que están inmersos los partidos políticos, la guerra sucia que no ha cesado y el panorama electoral que no es nada alentador para el año que está por comenzar.
Y si acaso un pequeño fuego de entusiasmo empezaba a surgir por ahí, las noticias recientes lo apagaron de inmediato: me refiero por ejemplo a la excarcelación de Elba Esther Gordillo (es como una traición a los mexicanos) y, en esta semana, el dato espeluznante de lo que se ha gastado la administración de Enrique Peña Nieto en publicidad con base en el artículo que se publicó en The New York Times y que, a su vez, se sustentó en un estudio muy completo de Fundar. Centro de Análisis e Investigación titulado Contar “lo bueno” cuesta mucho. El gasto en publicidad oficial del Gobierno federal, 2013-1016. Por cierto, está disponible en internet por si desean profundizar en los datos (click aquí): ¡dos mil millones de dólares!
La reforma fiscal de Estados Unidos golpeó la paridad peso/dólar, las expectativas de crecimiento son muy bajas y los analistas opinan que será difícil mantener la inflación a la baja, que, dicho sea de paso, el índice inflacionario no dice nada de la realidad del alza de precios en México que progresiva y en muchos casos estratosférica, nada más hay que entrar a la página de la canasta básica para darnos cuenta.
Asesinaron a un diputado jalisciense el jueves pasado y a un presidente municipal de Guerrero ayer. Con el alcalde de Petatlán son cuatro los ediles asesinados de octubre a la fecha ¿qué está pasando?
Reitero, el panorama es muy desalentador, sin embargo, sí hay signos que nos pueden motivar a mantener viva la esperanza de que las cosas en México van a cambiar para bien y están cambiando. Desde hace décadas, como una gotita de agua, la sociedad civil se ha organizado y especializado (lo comenté  la semana pasada a propósito del trabajo del colectivo Seguridad sin Guerra) además de que ha ganado experiencia en su trabajo constante y permanente de enfrentarse al poder para gestionar soluciones y respuestas a las más diversas causas, no siempre con éxito claro; y hasta podríamos decir que ha habido más derrotas que logros, pero lo importante es que no se ha quitado el dedo del renglón.
Desde hace años algo se mueve en este país, en el México profundo y en una población juvenil que ha sido juzgada de ni ni y que realmente tiene ante sí un futuro muy poco prometedor. Si para los adultos el porvenir es incierto, no se diga para los jóvenes. Pues bien, esos jóvenes veinteañeros, treintones están tomando las riendas en muchos sentidos y estas sí son noticias esperanzadoras. Se les identifica como millennials y con frecuencia las expresiones no son favorables porque por lo general desdeñan todo lo que huela a viejo, a adulto. Yo misma los he criticado, sin embargo, hay terrenos en donde se están integrando juventud y experiencia que empiezan a rendir frutos.
Me alienta particularmente el movimiento de jóvenes de Wikipolítica que tiene como líder a Pedro Kumamoto como el primer diputado independiente en ganar una elección y que para las elecciones del 1 de julio se está preparando con todo. Empezó ya la reunión de firmas para los aspirantes a una candidatura independiente para el Congreso del Estado y en el caso de Kumamoto, quiere llegar al Senado, se recaban firmas desde hace semanas.

Wikipolítica tiene presencia en diez estados de la República y el movimiento sigue creciendo. Esto es alentador, esperanzador y permite avizorar que a partir de 2018 las cosas estarán mejor en materia política y, de ahí, en muchos otros ámbitos. La incursión de estos jóvenes es una especie de limpia, de depuración, para ir reemplazando, como ellos dicen, a quienes no nos han representado hasta ahora y son también ejemplo para generaciones todavía más jóvenes. ¡Feliz año!

Columna publicada en El Informador el sábado 30 de diciembre de 2017.