Ciudad Adentro
El día mundial
del Medio Ambiente, el Presidente de México firmó 10 decretos que se publicaron
al día siguiente en el Diario Oficial de
la Federación, lo cual quiere decir que a partir del 6 de junio de 2018,
entraron en vigor. Sí hubo información, pero no alcanzó espacio en los medios,
salvo en dos de Chiapas porque resulta que asistió el gobernador de esa entidad
y la noticia, para esos periódicos, fue que justo Manuel Velasco estuvo
presente ¡notición!
Primero: nadie
tiene la culpa, ni siquiera los medios que no dieron espacio en sus plataformas
a esta ceremonia oficialista. ¿No se ha criticado a periódicos y electrónicos desde
hace años por publicar información oficial, por dar espacio a boletines y
discursos de presidentes, gobernadores y alcaldes? Pues ahora no se hizo y
¡tómala!
Segundo: A estas
alturas, en general se sabe que la firma y posterior publicación de los
decretos no fue durante el Mundial mientras México anotaba un gol ganador a la
selección de Alemania, sin embargo, hay mexicanos que todavía se sienten mal
por estar distraídos con un asunto tan banal como el futbol. No hay por qué
sentirse mal y qué bueno que tuvimos una razón para festejar.
Tercero: ¿quién
empezó? ¿Quién tuvo la idea de difundir la firma de los decretos justo un día
antes del partido, con jiribilla, además (mientras
te distraes con elecciones y futbol el gobierno privatiza el agua)? Algo se
publicó en La Jornada, pero no sé si
fueron ellos primero, el caso es que de todos modos pasó más de una semana
desde la publicación en el DOF.
Cuarto: es
cierto que hubo una ceremonia y toda la cosa y que el Presidente tiene
facultades para cambiar los regímenes de uso de agua por decreto con base en la
Ley de Aguas Nacionales, pero lo decente es informar con anticipación y si
efectivamente no se está consumando algo que nos afecte ¿qué pueden temer? Con
respecto a otras cuestiones hasta pagan y compran conciencias o “cacaraquean el
huevo” hasta la náusea; casualmente, en este asunto, se quedaron
convenientemente callados porque sí hay riesgos y graves.
Quinto: ya se ha
aclarado que no se trata de una privatización pero sí de una eliminación de
veda en 300 cuencas hidrológicas y la habilitación de zonas de reserva en esas
mismas cuencas. ¿Esto qué quiere decir? Que el agua de las cuencas antes
vedadas ahora se puede concesionar y, entre los usos, se incluye el urbano que
no es necesariamente doméstico, claro que puede ser para empresas y tienen
razón quienes advierten sobre esto como “Agua para todos” (por cierto, su
página en internet está caída).
Sexto: se extinguieron
los derechos sobre agua de comunidades agrícolas y de pueblos originarios. Se
aduce que tales comunidades no hicieron las renovaciones de uso
correspondientes ¿se les notificó? Hay quienes dicen --y no es difícil de
creer-- que se hizo de manera deliberada para despojarlas y beneficiar con esos
recursos, a través de los bancos de agua, a empresas petroleras y mineras, las
que practican el fracking por
ejemplo.
Séptimo: “Agua
para todos” sostiene que los decretos no tienen un respaldo constitucional a
pesar de que otras voces hablan de la Ley de Aguas Nacionales y se está
atentando contra un derecho humano fundamental (derecho de supervivencia, de
hecho) porque el agua no va primero a quien más la necesita.
Octavo: se
otorga una “bolsa” de recursos hídricos a los gobernadores en donde se ubican
las 300 cuencas, en una acción que favorece la corrupción vía tráfico de
influencias, a saber: Chiapas, Tabasco, Campeche, Jalisco, Colima, Nayarit,
Puebla, Oaxaca, Veracruz, Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Nuevo León,
Tamaulipas, Guerrero, Aguascalientes, Durango y Zacatecas. Más de la mitad de
los estados de la República.
Noveno: Son
decretos e información en general para no perder de vista y para participar en
la medida de lo posible sobre todo preguntando, cuestionando. Es muy probable
que después de las elecciones, una vez instalado el nuevo gobierno, se dé
marcha atrás a estos decretos que sí fueron firmados al estilo “madruguete” muy
propio de gobiernos autoritarios y que sí abren la puerta al uso discrecional.
Y…
Décimo: no sirve
en lo absoluto echarnos la culpa o “tirarnos” a nosotros mismos por las
distracciones o porque nos dejamos llevar por otros asuntos. No había manera de
detener una decisión así: no pasó ni siquiera por el Congreso, a los mismos
opositores y a la sociedad civil se les fue. No hay culpables entre la
sociedad, quienes actúan de manera autoritaria y marrullera están en Los Pinos.
Columna publicada en El Informador el sábado 23 de junio de 2018.