Ciudad Adentro
La fecha de las
elecciones se acerca y, dependiendo de la posición de cada quien, son muy
diversos y cambiantes los estados de ánimo: hay tranquilidad y esperanza; hay
miedo, mucho miedo en todos los puntos cardinales del espectro político (por si
gana tal o por si no gana cual); preocupación, odio, alegría, incertidumbre…
Muchos de estos sentimientos están asociados a un conocimiento claro de la
situación por un lado; y, por otro, a una profunda ignorancia.
Sé que quien lea
estas letras sabrá exactamente en cuál emoción encaja y cómo se ha sentido a lo
largo de estos interminables meses de precampañas y campañas a lo largo y ancho
del territorio nacional.
Muy
probablemente, la exposición de los candidatos en debates (y me refiero a
candidatos a la Presidencia, a las gubernaturas, alcaldías y puestos
legislativos) no ha servido sino para confundir, no para tomar decisiones. No
creo, reitero, que sean una buena herramienta sobre todo para quienes no saben
a quién o quiénes elegir. Los formatos, aunque han mejorado, siguen siendo muy
limitados, y a pesar de los cambios favorables los mismos candidatos los han
echado a perder porque, uno: no contestan lo que se les pregunta; y, dos: los
han usado para atacarse entre sí y denostar a los contrincantes, hablando en
términos generales. Para cuando finalmente pueden o intentan expresar alguna
propuesta, el tiempo ya se acabó.
Los debates se han
convertido en espectáculos, más o menos entretenidos más o menos aburridos, y
ahora sí que son parte del show y sí, se prestan más para el chacoteo que para
el análisis, para eso, de verdad, ahí están en internet las plataformas y
propuestas de los candidatos en sus respectivos partidos y en el INE.
Ahora, contrario
a lo que podríamos pensar, el acceso a internet no es tan limitado. Los últimos
estudios revelan que en México, de una población de 130 millones de habitantes
¡85 millones son usuarios de internet! Así que, hay maneras.
En fin, a lo que
voy con esto de los sentimientos, las posturas y los efectos de los debates, es
que, independientemente de quien gane (y de verdad espero que no tengamos que
enfrentar fraudes ni compra masiva de votos) nuestras vidas seguirán adelante
en este país que está en pie gracias a eso, a que somos un pueblo trabajador y
noble; sin embargo, estoy convencida de que, en esta ocasión, gane quien gane
la Presidencia de la República, las gubernaturas, las alcaldías y las curules
los poderes legislativos federal y estatales, nuestra participación deberá ser
mayor. Es la única manera de hacer que cambie la forma de hacer política en
México.
Los candidatos
independientes están iniciando un movimiento que llevará años consolidar para
renovar el sistema político mexicano y se requiere de nuestro involucramiento
en la medida de nuestras posibilidades para que sus ideas e iniciativas se
afiancen, hay que cuidarlos y protegerlos con todo lo que esto implica; y muy
probablemente los partidos políticos como los conocemos no desaparecerán a
menos que fueran barridos por un meteorito; lo que puede pasar es que a fuerza
de ser ejemplares y demostrar que sí se puede hacer política de otra manera de
la mano con la sociedad a la que se representará auténticamente, a los
institutos políticos tradicionales quizá no les quede más que resignarse a
hacer las cosas bien.
En todo caso, en
cualquier caso, sí depende de nosotros, de cada quien; de nuestro amor por
México y por nuestros hijos, de nuestra determinación por ofrecerles un país
mejor y trabajar por ello. Es posible. Se trata de vigilar, participar, hablar,
marchar si es necesario, no quitar el dedo del renglón para que el estado de
cosas en México cambie de fondo y con perspectiva de largo plazo. Nos toca, ya
es hora.
Me parece
ejemplar la actitud de un organismo empresarial, opositor acérrimo de uno de
los candidatos, la Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana):
primero combate con todas las armas posibles; luego manda hacer una encuesta con una muestra 10 o 13 veces mayor que las muestras de las encuestas que han
circulado durante todo el proceso y tercero: presenta una propuesta para
plantearla al próximo Presidente de México, para la conformación de una
fiscalía general independiente.
Aun cuando no
estemos conformes con los resultados electorales, hay que sumar y aportar a los
que ganen, porque, en principio, cualquier acción que emprendamos en ese
sentido, no podrá sino reportarnos beneficios.
Columna publicada en El Informador el sábado 16 de junio de 2018.