Ciudad Adentro
Desde 1988 están
planeadas ocho rutas de tren ligero para Guadalajara. Tengo grabado en la mente
el mapa de la zona metropolitana atravesado por las ocho líneas, parecía una
estrella. Lo vi en la oficina del entonces director de Planeación del Estado,
Esteban Wario (qepd).
La Línea 1
estaba en construcción y las perspectivas a futuro eran alentadoras porque con
esa visión desde entonces, la planeación permitía imaginar que la ciudad
tendría un transporte masivo de primer nivel, justo para sus necesidades y
acorde a las proyecciones de crecimiento.
Quedó en
imaginación. La construcción de la Línea 2 (1992-1994) fue cara y problemática,
además de que, luego de las explosiones del 22 de Abril, hubo hipótesis que
apuntaban a que el sifón que se introdujo en la calzada para salvar el colector
había influido en la acumulación del combustible en el drenaje.
No se volvió a
hablar de tren ligero en Guadalajara con posibilidades reales de continuar con
aquella planeación de fines de los ochenta, hasta esta administración a punto
de fenecer; y ahí está, a la vista de todos en el área conurbada, la
construcción de la Línea 3. Todo indica que no será posible inaugurarla antes
de la primera semana de diciembre, pero estará y bueno, después de 30 años,
habrá un incremento notable en la oferta de transporte masivo para los
habitantes de esta metrópoli.
Muy bien,
perfecto, ya era hora, se habían tardado… Será sin duda una obra que vendrá a
cubrir el rezago en la materia y es muy probable que esto sí inhiba el uso del
automóvil, sin embargo, quiero apuntar varios asuntos con el sueño de que las próximas
líneas de tren ligero (quiero creer que en esta vida me tocará ver y usar por
lo menos tres líneas más) se planeen mejor en cuestión de tiempos y daños
colaterales. Es infraestructura muy necesaria, para Guadalajara era urgente,
pero se descuidaron aspectos asociados que han causado problemas graves,
algunos irremediables: inundaciones, inseguridad, afectación económica y
deterioro de pavimentos y otros elementos de la infraestructura urbana y vial.
Todo eso.
Esta semana, por
las obras del tren ligero, en el entendido de que han presionado las vialidades
y rutas alternas; y de que tiene espacios y recovecos propicios para la
delincuencia, murieron dos jóvenes estudiantes del Centro Universitario de
Ciencias Sociales y Humanidades de la Normal (hay otro en Belenes, problemático
también por el nodo que ahí se construye). Una de ellas murió atropellada y la
otra fue francamente agredida y asesinada.
Las
manifestaciones de la comunidad estudiantil arrancaron una promesa del
gobernador para tomar cartas en el asunto en un plazo no mayor de 15 días. Está
bien, pero dos chicas murieron y sí tiene que ver con las obras del tren ligero
como el incremento en las inundaciones. Se publicó en El Informador, en junio, un trabajo especial sobre los puntos de inundación,
su crecimiento y el reconocimiento del SIAPA de que se debe “al proceso de
urbanización que afecta la capacidad de infiltración y modifica el coeficiente
de escorrentías de agua pluvial en los territorios”. Este año ha habido más
desastres por las lluvias que en otros y hay relación.
Están las
pérdidas y cierres de negocios aledaños a las obras y es muy probable que
muchos de ellos se organizaran y programaran para determinado tiempo, pero si
hay retrasos en las obras los problemas se agudizan. Nada más en la parte de
Av. Revolución, las afectaciones económicas alcanzan a unos 600 comerciantes,
son muchos, y tienen empleados y generan dinamismo en la zona donde están. De
ahí la importancia de que se cumpla con la programación y la presupuestación de
estas obras.
Y luego está el
pavimento de vialidades alternas. De principio a fin esas calles y avenidas
están destrozadas, por las obras y por las lluvias, algunas son verdaderamente
intransitables. Claro que eso eleva costos y genera pérdidas y accidentes. La
zona de la Central de Autobuses (ya no se le dice nueva, creo), parece un campo
minado. Tendrían que realizarse, por lo menos, obras de bacheo y los dueños de
líneas de autobuses aportar para que eso mejore, es impresionante cómo está y
la señalética, además de todo, es deficiente y errónea.
En fin. Ojalá
que la Línea 4 y las obras en la ciudad en general, tengan una mejor planeación
para que cuesten lo que se proyecta inicialmente, para que se terminen a tiempo
y para que no causen los daños colaterales que ahora todos sufrimos. Por favor.
Columna publicada en El Informador el sábado 13 de octubre de 2018.