Ciudad Adentro
Siempre he
defendido la causa magisterial. Los maestros son un componente fundamental de
la sociedad mexicana. En sus manos está parte de la formación básica de
generaciones, sin embargo, he dicho y reitero que el entramado de privilegios
de que gozan todavía, es responsabilidad del Estado mexicano que hace décadas
creó un monstruo a cambio de votos y poder corporativo.
No me aparto de
esa defensa. Creo que la mayoría de los docentes del sistema educativo
nacional, particularmente de los niveles básico y medio básico, quieren hacer
su trabajo y no se oponen ni resisten a esquemas de evaluación que contribuyan
a la mejora de la educación en México, sin embargo, los vicios que se vienen
arrastrando desde hace décadas no se han erradicado y eso impide que el sistema
opere con normalidad y también obstaculiza iniciativas de corrección.
Esto es lo que
creo que pasa en Michoacán, además de la muy poco clara (turbia también se
podría decir) decisión de Silvano Aureoles de retirarse de la federalización y
pasar la papa caliente al Gobierno federal, ahora sí que sin decir, agua va.
Desde el 14 de
enero el bloqueo ferroviario no se ha retirado del todo a pesar de que ya se
cumplió con las demandas de los profesores michoacanos. Lo que se teme ahora es
que quienes mantienen obstruidas las vías del ferrocarril ni siquiera sean
integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE),
una organización que nació, precisamente, de la misma corrupción y falta de
transparencia del Sindicato (SNTE).
Este asunto,
gravísimo para la economía nacional (las pérdidas se estiman en mil millones de
pesos diarios), ha abierto dos frentes inéditos hasta donde sé, que es
importante no perder de vista dada la novedad precisamente, sobre todo la queja
que interpuso el Gobierno de la República contra quien resulte responsable del
bloqueo, ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (el otro asunto es la
demanda de la Kansas City Southern de México contra la CNTE) para saber qué hacer en estos casos.
Por lo general,
y lo sabemos, las entidades defensoras de derechos humanos atienden quejas de
la ciudadanía contra servidores públicos que no hacen su trabajo o lo hacen mal
o abusan escudados en su autoridad,
no obstante y hasta donde me alcanza la memoria, desde que las comisiones de
derechos humanos operan en México no había sabido que fuera el mismo gobierno
el que recurriera, en este caso, a la CNDH.
Después de casi
un mes de bloqueo, de que se han destinado miles de millones de pesos para
“atender” las demandas de los profesores (pago de bonos y más bonos que se les
deben desde hace por lo menos diez años), de pérdidas multimillonarias, 387
trenes afectados, 3.3 millones de toneladas de mercancía inmovilizada, de
sanciones, pérdida de contratos y otros problemas asociados, un grupo de
docentes mantiene la obstrucción y todo parece indicar que efectivamente las
intenciones son otras, las que ya se veían venir desde que Aureoles retiró al
Estado del pacto con la Federación en materia educativa y las que se pueden
deducir de que sea hasta ahora que se exija el pago cuando la deuda se arrastra
desde hace tanto tiempo. A esta sospecha se suma por supuesto, el conocimiento
de que ya se les pagaron los bonos que les debían y el bloqueo se mantiene ¿por
qué o qué? El argumento ahora es, justamente, la demanda de la KCSM contra la
CNTE. Las personas que están bloqueando las vías férreas, con niveles de
afectación estratosféricos, están total y absolutamente fuera de orden y es
claro el propósito desestabilizador. No encuentro otra razón cuando se les
convoca a dialogar y expresamente se manifiesta que no habrá represión.
Sí espero que la
CNDH recomiende puntualmente qué se debe hacer para que termine este conflicto
y también para confirmar que se dispone de un mecanismo más, uno que estaba
pero no se había usado de esta manera, para que las cosas caminen y se
compongan en México, de raíz.
Puede ser que
esta iniciativa funcione entre órdenes y niveles de gobierno como un recurso (antes
impensable dados los intereses creados, los valores entendidos y las
complicidades en la burocracia mexicana) para reducir abusos de autoridad y
para atajar el uso de recursos públicos, económicos y humanos, con fines
políticos y de grupo. Vamos a ver. Por lo pronto, estos “profesores”, repito,
los que bloquean las vías del tren en Michoacán, están fuera de orden y su
causa es indefendible, de hecho, no hay causa como tal.
Columna publicada en El Informador el sábado 9 de febrero de 2019.