Ciudad Adentro
Periodismo en
crisis
Este jueves se
difundió el informe de Reporteros sin Fronteras (RSF) sobre la situación de la
libertad de prensa en el mundo en 2018. Los resultados son negativos. Hay
especificaciones por región y por país, pero en términos generales luego de
hacer los comparativos pertinentes, las condiciones en las que se ejerce el
periodismo han empeorado. Un dato significativo en este sentido es que mientras
en 2017, 26 % de los 180 países y territorios presentaba una situación entre
“buena y satisfactoria”, en 2018 esa misma calificación cayó dos puntos
porcentuales: 24 por ciento.
Los analistas de
RSF apuntan que esta descomposición lleva ya varios años en una tendencia a la
baja que no se ha logrado revertir. El estudio, disponible en esta página: Reporteros sin Fronteras, concluye una
realidad que debe ser atendida por los gobiernos, los medios de comunicación,
los periodistas y la sociedad en general, por todos pues: “La Clasificación
Mundial de la Libertad de Prensa que evalúa cada año la situación del
periodismo en 180 países y territorios, revela la instauración de una mecánica
del miedo muy perjudicial para el ejercicio del periodismo”. Christophe
Deloire, secretario general de RSF agregó: “Si el debate político cae de forma
encubierta o manifiesta en un ambiente de guerra civil, en el que los
periodistas se vuelven víctimas expiatorias, los modelos democráticos corren un
gran peligro. [...] Para las mujeres y los hombres de buena voluntad,
comprometidos con las libertades adquiridas a lo largo de la historia, es
urgente acabar con esta mecánica del miedo”.
Periodistas
asesinados, perseguidos, encarcelados, silenciados, amenazados, censurados y
autocensurados son reflejo de una descomposición social global que se ha dejado
crecer inexplicablemente porque detrás de todas esas acciones contra los
periodistas hay corrupción, crimen organizado, autoritarismo, prácticas
antidemocráticas e ideologías extremas.
Fuente: Reporteros sin Fronteras |
Los periodistas
que se desenvuelven en ambientes generalizados de hostilidad son investigadores
de casos de corrupción, críticos de los sistemas y estilos de gobierno así como
de decisiones gubernamentales.
México subió
tres lugares en comparación con 2017, pasó del lugar 147 al 144, pero sigue
siendo el país más peligroso para los periodistas en América. Mejoró porque en
2018 se registró un asesinato menos que en 2017 y porque, dice el informe, se
han reducido las tensiones a partir del 1 de diciembre del año pasado. Aun así,
por la violencia y las agresiones en México a los periodistas, RSF se vio en la
necesidad de acudir a la Corte Penal Internacional para manifestarse contra la
impunidad en los casos de periodistas asesinados.
La región donde
se registraron peores condiciones para el ejercicio del periodismo en el periodo
que comento, fue América Latina. Nicaragua, El Salvador, Argentina, Ecuador, Honduras,
Bolivia, Guatemala y Venezuela registraron descensos importantes (de tres a 24
lugares) sobre todo por la situación política, de corrupción e inseguridad en
sus países. Cuba mejoró ligeramente pero permanece en la peor área de
clasificación: “situación muy seria” representada con color negro. Y mejoró por el avance a través
de internet a favor de la libertad de prensa. De todo el continente, sólo Costa
Rica y Jamaica aparecen en la clasificación de “buena”; y “satisfactoria”:
Canadá, Surinam, Trinidad y Tobado y Uruguay.
El estudio
señala que hay “odio” contra los periodistas y expone los casos de Estados
Unidos, India y Brasil, donde se han registrado agresiones contra medios y comunicadores
críticos de los respectivos gobiernos. En el vecino del Norte, además de las
agresiones verbales del presidente Trump, un asesino solitario arremetió contra
las instalaciones de un diario y mató a cinco periodistas en Maryland.
En Italia por
ejemplo, el ministro del Interior, Matteo Salvini, amenazó con retirar la
protección que tiene el periodista Roberto Saviano, autor de Gomorra entre
otros libros que exponen las operaciones de la camorra o mafia italiana, porque
criticó la política migratoria de su país.
En Argelia y
Croacia la nota es el acoso judicial contra los periodistas, lo mismo que en
Francia y Malta. En Polonia, periodistas del diario Gazeta Wyborcza podrían ser condenados a la cárcel por haber
investigado la participación de un político en un caso polémico de
construcción. Dos periodistas fueron detenidos en Bulgaria; ellos investigaban
el desvío de fondos europeos.
Esta es la
realidad que lejos de componerse o por lo menos permanecer estable, empeora.
Urgen acciones desde todos los frentes. El trabajo de los periodistas es
necesario en todo el mundo, se trate de regímenes democráticos o no, sobre todo
si no, pero los datos para naciones que se dicen democráticas son en verdad
alarmantes.
Columna publicada en El Informador el sábado 20 de abril de 2019.