Ciudad Adentro
El ejercicio que alguien tuvo a bien discurrir en el
Gobierno federal, para que el 30 de abril el doctor Hugo López Gatell se
dedicara a responder las preguntas e inquietudes de varios niños mexicanos de
diferentes partes de la República mexicana, me pareció una idea muy buena, casi podría decir genial, que bien se
podría repetir con funcionarios de otros niveles y distintos ámbitos: resultó
por demás aleccionadora y, sobre todo, enriquecedora y muy esperanzadora.
Sus preguntas dejaron en claro qué les preocupa de
fondo a niñas y niños mexicanos en el marco de la pandemia, de la cuarentena,
pero también dejaron en evidencia realidades dolorosas y cotidianas que revelan,
por ejemplo, aunque se oiga rimbombante o técnico, la morbilidad infantil en
México. ¿A qué me refiero? Niños con hemofilia, diabetes tipo uno, asma, entre otras
afecciones o discapacidades.
Recorte de pantalla de la transmisión por YouTube. |
Hicieron preguntas puntuales a las que el Dr. López
Gatell respondió igual, puntualmente, con palabras sencillas y precisas
entendibles para todos y muy útiles también para adultos con las mismas
inquietudes, por ellos y/o por sus hijos. Por ejemplo, el niño sordo que lee
los labios y de cómo hacerle para entender cualquier cosa si se está usando
cubrebocas; o de cómo recoger la medicina en los centros de salud si de
preferencia no hay que ir si no se trata de una urgencia; o de cuándo será
posible asistir a las sesiones de terapia.
Preguntas vinculadas con el día a día de niños y niñas
que, aparte del encierro, enfrentan otros problemas de salud y/o alguna
discapacidad. Esto es un filón de información que se desprendió de la sesión
del jueves 30 de abril.
Otro más tiene que ver con la educación de los niños,
la educación de cortesía podría decir y la formal de conocimientos y manejo del
lenguaje. Contrario a lo que hemos testificado en los últimos lustros y que
lleva a la queja adulta de la mala educación de las nuevas generaciones, los
niños que grabaron videos o le hicieron preguntas en tiempo real al
subsecretario de Salud, acusaron todos, además de gracia y frescura, un manejo
de lenguaje impecable para sus pocos años y, unos más que otros claro está, de
acuerdo a sus preocupaciones e intereses, un conocimiento preciso (ahora sí que
superior al de muchos adultos) de lo que es la enfermedad. Saludaron correctamente,
fueron atentos y mostraron que saben de qué se trata.
Todas las preguntas fueron buenas, graciosas e
inteligentes, incluyendo a la niña que cumplirá años el próximo 8 de mayo.
Alexandra |
Otra vertiente está en el interés que mostraron varios
de los pequeños que preguntaron, por ser médicos y/o epidemiólogos; o bien, el niño
que preguntó qué enseñanza nos va a dejar esta pandemia como país y como niños
y “¿cómo enfrentaremos el futuro a partir de ahora en cuestiones de salud? ¿es
cierto que el mundo será diferente después del Covid-19?”. Digo, si el niño
Giuseppe no es el autor de la pregunta y se la hicieron sus papás para que él
la planteara, de todos modos, habla de una familia con preocupaciones profundas
y hasta filosóficas podría decir. Y ni qué decir de la respuesta: “Esta es una
pandemia que ha afectado a todo el mundo como no había antecedente en los
últimos cien años; exactamente hace 101 años se presentó la pandemia de
influenza que afectó muchísimo a todo el planeta, en ese momento había guerras,
estaba la Primera Guerra Mundial, había hambrunas y unas condiciones muy
difíciles. Hoy en el mundo sigue habiendo muchos de estos problemas, existe la
guerra, la desnutrición, la injusticia y todas estas situaciones son
indeseables y el mundo puede aprender, después de una pandemia, entre muchas
otras cosas, que tenemos que lograr una sociedad más justa para que todos
tengamos los recursos que necesitamos para alimentarnos, para conservar la
salud, para una vivienda digna, para un trabajo respetado y bien remunerado”.
Las otras enseñanzas que enumeró el Dr. López Gatell fueron las de un sistema
de salud fuerte y suficiente para todos; estar preparados siempre en caso de
pandemia con instalaciones y personal de salud capacitado y el aprendizaje de
hábitos de higiene desde la infancia. Y el mensaje de cierre: a los niños hay
que escucharlos, siempre, niñas y niños tienen una gran sabiduría, sentimientos
muy profundos. Saberlos escuchar nos hará una mejor sociedad en todos los
sentidos.
Finalmente, pero no menos importante, de todo este
ejercicio quedó muy clara también la preocupación de niños y niñas por los
adultos que no se quedan en casa: se aproxima el incremento más fuerte de
acuerdo con los pronósticos matemáticos del equipo de científicos mexicanos que
participan en esto, así que, una vez más, el llamado a hacer lo que nos toca,
quedarnos en casa. #YoMeQuedoEnCasa.
Columna publicada en El Informador el sábado 2 de mayo de 2020.