Ciudad Adentro
Para nuestra tranquilidad, que en estos momentos se
necesita tanto, tengo la certeza de que no hay manera de ocultar o maquillar
datos en este contexto de pandemia y con esta pandemia en particular; pero si
acaso sí hay manera, la verdad saldrá a la luz más temprano que tarde, como ha
sucedido, por ejemplo, en el Reino Unido, una nación de primer mundo que
decidió dejar a la enfermedad evolucionar sin mitigación ni contención y ahora
resulta que es la que registra el mayor número de fallecimientos por Covid-19
en Europa, luego de una “corrección” en el conteo. Lamentable de verdad.
En México, pese a las explicaciones repetidas y
cotidianas, hay un embate, en algunos casos incomprensible (exactamente como
los ataques a personal de salud), contra la información que se difunde todos
los días (en otros tiempos, impensable un ejercicio informativo como el que
está disponible para quien quiera todos los días a las 19 horas) porque además
el embate es de medios y periodistas que evidentemente no están haciendo su tarea.
Lo escribí aquí hace algunas semanas: México empezó a
prepararse contra Covid-19 cuando todavía no era identificada así la
enfermedad, desde el 20 de enero, a menos de un mes del reporte de China que
fue el 31 de diciembre de 2019. En el Boletín Epidemiológico, la primera
noticia de la nueva enfermedad se publicó el 9 de enero y a partir de ahí, la
información relativa, más abundante, con recomendaciones y estrategias, no ha
cesado.
La primera conferencia de prensa sobre el nuevo virus
en México fue el 27 de febrero, el día que se confirmó el primer caso en
nuestro país. Está disponible en YouTube y la vuelvo a recomendar porque ahí
está explicado todo, desde el modelo centinela hasta las fases y lo que podía
implicar aun cuando todavía no era declarada pandemia por la OMS. En cuanto fue
declarada pandemia, el 11 de marzo, se tomaron las primeras medidas en México
cuando no se llegaba aún a la fase dos, es decir, todavía no se registraban
“brotes comunitarios”, había sólo importados.
La suspensión de clases presenciales envió a su casa a
más de 40 millones de mexicanos entre estudiantes de todos los niveles,
profesores, otros académicos y administrativos.
Recorte de pantalla de la conferencia de prensa del 5 de mayo de 2020 con el Dr. Hugo López Gatell. |
Con la terrible experiencia de países como Italia y
España, donde se saturaron los servicios de salud porque el incremento en el
número de enfermos (exponencial en todos los países, es la dinámica de las
pandemias) se dio de manera abrupta, en México se tomaron decisiones para que
el mayor número de casos no se diera de un día para otro y evitar a toda costa
la saturación de los servicios de salud.
Evitar la saturación de los servicios de salud es el
principal objetivo de las acciones encaminadas a “aplanar la curva”. ¿Qué
significa aplanar la curva? Está más que explicado, pero no sobra. Significa
que toda la estrategia en México está enfocada en que los casos, que se
incrementarán sin duda alguna y, lamentablemente, aumentará el número de
fallecidos, no se den al mismo tiempo, sino en un periodo más prolongado que
permita no perder capacidad de atención.
Esto se está logrando y tendrá que repercutir en menos
fallecimientos; quizá en menos casos no, pero sí menos pérdidas humanas porque
hay y habrá capacidad para atender a quienes desarrollen la enfermedad en
niveles de gravedad. “Aplanar la curva” no significa desaparecer la enfermedad,
nunca se ha prometido eso; tampoco que no habrá fallecimientos por Covid-19.
Esto va para largo. El objetivo es, reitero, que no lleguen los casos graves,
todos al mismo tiempo o en un periodo de pocos días a las instituciones de
salud, porque entonces sí, el escenario sería tipo Italia o tipo Nueva York.
Eso es lo que se está tratando de evitar y creo que la estrategia hasta ahora
ha funcionado.
Insisto, si esto no es verdad, espero que se revele,
pero con datos ciertos, comprobados, con números medibles, evaluables y
verificables, no con supuestos ni ambigüedades como se ha manejado hasta ahora,
lastimosa e irresponsablemente, desde medios y periodistas que han ponderado el
factor político/partidista en lugar del interés social. Si no es verdad, habrá que
fincar responsabilidades. Pero si sí es verdad, también tendrán que asumir su
responsabilidad quienes han reiterado y difundido información sin sustento,
basada en opiniones, incluso algunas viscerales y muy violentas, y en supuestos
y figuraciones.
Tanto la curva epidémica, su evolución y comparativos,
como la información de las pruebas y del modelo centinela, están disponibles en
internet, se ha dejado registro de las conferencias de prensa, en video y
versión estenográfica; están accesibles los datos abiertos, los boletines
epidemiológicos de todo el año (van 17 semanas), los avisos epidemiológicos y
los comunicados técnicos diarios.
Sigo pensando que quienes promueven información
falsa o la tergiversan, la manipulan y la sacan de contexto, en un entorno de
pandemia, están incurriendo en una conducta grave que pone en riesgo la salud
física y mental de cientos de miles de personas. Toca hacer caso omiso,
comprobar en la medida de lo posible y, por varios días más, quedarnos en casa.
#YoMeQuedoEnCasa.Columna publicada en El Informador el sábado 9 de mayo de 2020.