Ciudad Adentro
Por supuesto que no es obligatorio pero la verdad es
que seguir las conferencias vespertinas en las que se actualiza la información
sobre la evolución de la Covid-19 en la República mexicana es, por decir lo
menos, formativo. He aprendido nuevos conceptos, a veces hasta me animo a
interpretar datos y curvas, porque todos los días se explica puntualmente cada
cosa y con mucha frecuencia, se repiten y se repiten las mismas explicaciones
sin que, hasta el momento, dado el seguimiento que le he dado claro, haya
descubierto alguna inconsistencia o sorprendido al Dr. Hugo López Gatell en
alguna contradicción.
He tenido dudas, como todos o casi todos, pero día con
día algo aprendo y algo se aclara. Las preguntas que a veces juzgamos tontas,
de los colegas presentes en la conferencia, muchas veces sirven para abundar
sobre cuestiones que se creían comprendidas totalmente y resulta que no. Aparte
de lo que se expone cotidianamente, compartí en comentarios pasados que tomé un
curso para la cobertura de Covid-19 ahora y en el futuro, auspiciado por el
Centro Knight de Periodismo. Estoy convencida de que la formación de los
periodistas debe ser una actividad permanente.
Bueno, pues ahí aprendí que la pandemia trae loco al
mundo porque es nueva y no había antecedentes para atajarla, que todos los días
surge en el mundo información nueva, sobre pruebas, tratamientos, vacunas,
manejo de datos, sistemas de vigilancia epidemiológica, intereses, errores y
rectificaciones locales y globales.
ONU México. |
Que la OMS y las entidades responsables de la salud en
cada país se hacen pedazos tratando de tomar las mejores decisiones con base en
las experiencias de los países donde pegó primero y en las variables de cada
lugar: niveles económicos, educativos, recursos e infraestructura sanitaria;
situación económica y realidad política.
Y que, entre otras muchas cosas, es impredecible
porque de pronto surgen rebrotes donde se creía que ya no habría; porque se
pensaba que el clima influía y luego que no; porque no se sabe si los
asintomáticos son foco de contagio; porque tampoco se sabe a ciencia cierta qué
pasará cuando empiece la temporada de enfermedades respiratorias y porque no se
dispone aún de un tratamiento o vacuna que nos proteja. Complejo, muy complejo.
Con toda esta información y el conocimiento de las
estrategias en otros países, me percaté de que el manejo de la pandemia en
México ha sido adecuado, no es perfecto, ninguno lo es, pero estoy convencida
de que ha sido correcto y atinado, si es que los objetivos eran y sé que son,
no saturar los servicios de salud y tratar de reducir el número de
fallecimientos lo más posible, con la búsqueda del equilibrio constante entre
las acciones para atajar a la pandemia y las acciones para no colapsar la
economía en un país como el nuestro, con más de 50 millones de mexicanos
viviendo en la pobreza. Más complejo aún.
En este orden de ideas, me resulta muchas veces
incomprensible cómo es que el foco de las críticas se concentra en el
subsecretario de Salud quien además es la parte que da la cara de una estrategia,
delineada desde enero, que ha sido construida por especialistas de todas las
áreas pertinentes. Construida, revisada, diseñada y rediseñada conforme la
pandemia evoluciona. Y me resulta difícil entender también, que se le busquen
tres pies al gato, sin necesidad.
Desde el principio, el Dr. López Gatell ha explicado
las tendencias, los cálculos y las estimaciones sin dejar de acotar que tales
predicciones se cumplirían si y sólo si se mantenían la disciplina y las
acciones contra la propagación del virus como el confinamiento, la sana
distancia y la higiene de manos, fundamentalmente.
Si y sólo si se respetan las medidas del semáforo,
tomando en cuenta las circunstancias vigentes; si y solo si se avanzaba (y se
avanzó) en la reconversión hospitalaria, entre las medidas y acciones
principales de una estrategia, reitero, que se delineó para todo el país, desde
mediados del mes de enero de este año, en cuanto se tuvo noticia de lo
enfermedad nueva, incluso antes de que se llamara Covid-19 y antes de que se
declarara pandemia.
Las explicaciones y acotaciones sobre las curvas, el
aplanamiento y las estimaciones de cuándo serían los picos, por ciudades y
zonas metropolitanas, no todas, pero las principales, han sido constantes.
Cuando no se ha cumplido con las predicciones es porque se ha roto la
disciplina y ha aumentado la movilidad. No hay inconsistencias en la estrategia
en la medida en que se han hecho las advertencias pertinentes de manera
constante y con todas sus letras. Nadie ha prometido erradicar la pandemia de
México, ni evitar los contagios ni las muertes al cien por ciento; el objetivo
siempre estuvo en no saturar los hospitales y hasta ahora se ha conseguido, con
altibajos, en todo el país.
Continuar con esta circunstancia será posible si y sólo
sí entendemos que no hay de otra y que va para largo. Me cuido, te cuido, nos
cuidamos todos. No aflojar las medidas de protección, quedarnos en casa si
podemos y, si no, extremar precauciones. #YoMeQuedoEnCasa.
Columna publicada en El Informador el sábado 13 de junio de 2020.