sábado, 17 de abril de 2010

Reforma política

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE


Desde mediados de diciembre del año pasado el Presidente Felipe Calderón envió al Senado un paquete de reformas en materia política concentrado en diez puntos: Permitir la reelección consecutiva de munícipes y legisladores federales; reducir el número de integrantes del Poder Legislativo federal; aumentar el mínimo de votos que requiere un partido para confirmar o conservar el registro e incorporar la figura de candidaturas independientes.
Además, incluir en los mecanismos de participación ciudadana el de “iniciativa ciudadana”; segunda vuelta electoral; otorgar facultades a la Suprema Corte para que presente iniciativas de su área de competencia; facultar al Ejecutivo federal para que pueda presentar ante el Congreso dos iniciativas preferentes que de no ser votadas antes del término del periodo se considerarían aprobadas y también ampliar las facultades del Ejecutivo federal para hacer observaciones parciales o totales a los proyectos aprobados por el Congreso, es decir, establecer la figura de “reconstrucción presupuestal”.
Los cito, nada más para tenerlos en la memoria, una, porque varias de las propuestas eran y son reclamos añejos de la sociedad civil y, dos, porque ahora resulta que los senadores, a 15 días de que concluya el periodo ordinario de sesiones, se han comprometido públicamente a concluir la reforma, revisión y discusión incluidos, en este mes de abril.
Es decir, en dos semanas, aunque en realidad es menos por los tiempos de los legisladores, pretenden revisar, discutir y aprobar un paquete de reformas que en estos momentos ya no es lo que presentó el Presidente Felipe Calderón y que ha motivado serios enfrentamientos entre los representantes populares e incluso, escándalos como el intercambio de votos por acuerdos electorales entre los partidos.
Es cierto que se organizaron foros de debate y que cada fracción parlamentaria ha trabajado su propia propuesta, pero no es posible que los senadores estén considerando destinar solamente dos semanas (no olvidar los tiempos en el Legislativo) para revisar, discutir y aprobar cambios que deben ser de fondo, que deberían cubrir lagunas acumuladas reforma tras reforma y considerar la forma en que ha evolucionado y evoluciona la vida político-electoral de nuestro país.
De cualquier manera, aun cuando lo logren y sabemos que para hacer las cosas al aventón se pintan solos, en las ideas y propuestas presentadas por diversos actores políticos, no se incluye un reclamo constante desde hace varios años: la reducción de los presupuestos para los partidos políticos.
Omiten este asunto y otros, pero la idea es sacarla antes de que la mayor parte de los senadores se vaya a descansar y sólo quede en operación la Comisión permanente, es decir, lo que sea que aprueben (si lo aprueban) deberá someterse una vez más a revisión y se perderá una vez más la oportunidad de otorgar a México una reforma política de largo alcance.


Laura Castro Golarte/Periodista
Correo electrónico: lauracastro05@gmail.com