domingo, 21 de febrero de 2016

Ganas de llorar

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

El Papa Francisco habló claro y fuerte a los mexicanos. Efectivamente creo que en sus mensajes insistió en señalar o simplemente referirse a realidades que para la clase política y el alto clero, forman parte del cúmulo inconmensurable de simulaciones añejas y cotidianas. El Papa dijo muchas cosas con todas sus letras, sin embargo, entre los destinatarios no hay buenos entendedores ni disposición para sentirse aludidos y enmendarse.
De alguna manera, al final de su visita, el Pontífice lo dijo en un gesto de empatía con la gente: “[…] les aseguro que por ahí en algún momento sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido”.
Fue claro cuando al dirigirse a los obispos les dijo que no se necesitan “príncipes” y que están descuidando sus compromisos y deberes con los fieles que son su responsabilidad. Y el siguiente párrafo no tiene desperdicio:
“La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”. También es caldo de cultivo de manifestaciones sociales y radicalización de posturas; el ambiente ideal para la ruptura y deterioro del tejido social y, por ende, de la división y la intolerancia.
Lo malo de estas afirmaciones que no llevan destinatario, aunque dedicatoria sí, es que nadie se pone el saco. Y ahí está la muestra con la fila de dizque defensores del Estado laico e “ilustres” miembros de la clase política mexicana en el besamanos tomándose fotos con el Papa para luego subirlas a sus perfiles de redes sociales electrónicas. Muy sonrientes todos, muy felices, seguros y felices con bolsillos y estómagos llenos y rebosantes.

Papa Francisco en Ciudad Juárez (Foto: SDPNoticias).

Francisco se dirigió a los mexicanos para que no nos resignemos a la violencia y, de fondo, es un llamado a la no resignación en una lectura muy personal pero que entiendo como una forma de quitarnos la impronta de pueblo sufrido, que lo somos, pero es posible poner remedio. No resignarse a la violencia, fue la exhortación, pero por extensión quiero pensar que se trata en realidad de abandonar esa actitud con respecto a todos los ámbitos de nuestra vida: no resignarnos a la corrupción, al abuso de la clase política, a la fatalidad del sistema; no resignarnos a las injusticias ni a la desigualdad, no permitir negligencia ni malos tratos, mucho menos ataques a los derechos humanos.
Regreso al párrafo anterior del discurso el Papa de hace una semana: ¿quién busca el camino del privilegio? ¿Quién, el beneficio en detrimento del bien de todos? No puedo sino voltear a la clase política que, reitero, se solaza en esquilmar a la Nación.
Sí, aunque hubiera querido más (no me conformo), Francisco sí cumplió en general las expectativas en cuanto al contenido de sus discursos; y sigo creyendo que las palabras que no son demagógicas tienen un valor profundo y propician la reflexión y el discernimiento; pero también creo que el padre Alejandro Solalinde tiene razón sobre su afirmación de que la visita del Papa fue “privatizada” o el mismo Papa, cooptado por los poderosos que organizaron las actividades.
Las masas de mexicanos, los más devotos y fieles, el pueblo sufrido y resignado, estuvo al margen de las visitas, salvo en Chiapas; los mexicanos, los pobres y desprotegidos, los violentados, los desaparecidos, los asesinados, los deudos de todos ellos, los migrantes, sí estuvieron en el pensamiento y las palabras del Pontífice pero no en los actos, porque no forman parte de las redes del tráfico de influencias y no son “gente bonita” del canal de las estrellas, esa a la que se refirió el padre Solalinde en su comentario.
Quedan las palabras y dejó aquí una liga que incluye todos los discursos y homilías del Papa en México, porque aparte de todo, la información que se difunde sólo es parcial y en muchos casos fue tamizada: https://www.aciprensa.com/ebooks/PapaenMexico.pdf.

No basta, pero puede servir para empezar a abrir los ojos, quizá, primero, para enjugar esas lágrimas que los arrasan cuando dan ganas de llorar. 

Columna publica en El Informador elsábado 20 de febrero de 2016.