Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
El Papa Francisco habló claro y fuerte a los mexicanos.
Efectivamente creo que en sus mensajes insistió en señalar o simplemente
referirse a realidades que para la clase política y el alto clero, forman parte
del cúmulo inconmensurable de simulaciones añejas y cotidianas. El Papa dijo
muchas cosas con todas sus letras, sin embargo, entre los destinatarios no hay
buenos entendedores ni disposición para sentirse aludidos y enmendarse.
De alguna manera, al final de su visita, el Pontífice lo
dijo en un gesto de empatía con la gente: “[…] les aseguro que por ahí en algún
momento sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan
sufrido”.
Fue claro cuando al dirigirse a los obispos les dijo que
no se necesitan “príncipes” y que están descuidando sus compromisos y deberes
con los fieles que son su responsabilidad. Y el siguiente párrafo no tiene
desperdicio:
“La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos
el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de
todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para
la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la
violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando
sufrimiento y frenando el desarrollo”. También es caldo de cultivo de
manifestaciones sociales y radicalización de posturas; el ambiente ideal para
la ruptura y deterioro del tejido social y, por ende, de la división y la
intolerancia.
Lo malo de estas afirmaciones que no llevan destinatario,
aunque dedicatoria sí, es que nadie se pone el saco. Y ahí está la muestra con
la fila de dizque defensores del Estado laico e “ilustres” miembros de la clase
política mexicana en el besamanos tomándose fotos con el Papa para luego
subirlas a sus perfiles de redes sociales electrónicas. Muy sonrientes todos,
muy felices, seguros y felices con bolsillos y estómagos llenos y rebosantes.
Papa Francisco en Ciudad Juárez (Foto: SDPNoticias). |
Francisco se dirigió a los mexicanos para que no nos
resignemos a la violencia y, de fondo, es un llamado a la no resignación en una
lectura muy personal pero que entiendo como una forma de quitarnos la impronta
de pueblo sufrido, que lo somos, pero es posible poner remedio. No resignarse a
la violencia, fue la exhortación, pero por extensión quiero pensar que se trata
en realidad de abandonar esa actitud con respecto a todos los ámbitos de
nuestra vida: no resignarnos a la corrupción, al abuso de la clase política, a
la fatalidad del sistema; no resignarnos a las injusticias ni a la desigualdad,
no permitir negligencia ni malos tratos, mucho menos ataques a los derechos
humanos.
Regreso al párrafo anterior del discurso el Papa de hace
una semana: ¿quién busca el camino del privilegio? ¿Quién, el beneficio en
detrimento del bien de todos? No puedo sino voltear a la clase política que,
reitero, se solaza en esquilmar a la Nación.
Sí, aunque hubiera querido más (no me conformo), Francisco
sí cumplió en general las expectativas en cuanto al contenido de sus discursos;
y sigo creyendo que las palabras que no son demagógicas tienen un valor
profundo y propician la reflexión y el discernimiento; pero también creo que el
padre Alejandro Solalinde tiene razón sobre su afirmación de que la visita del
Papa fue “privatizada” o el mismo Papa, cooptado por los poderosos que
organizaron las actividades.
Las masas de mexicanos, los más devotos y fieles, el
pueblo sufrido y resignado, estuvo al margen de las visitas, salvo en Chiapas;
los mexicanos, los pobres y desprotegidos, los violentados, los desaparecidos,
los asesinados, los deudos de todos ellos, los migrantes, sí estuvieron en el
pensamiento y las palabras del Pontífice pero no en los actos, porque no forman
parte de las redes del tráfico de influencias y no son “gente bonita” del canal
de las estrellas, esa a la que se refirió el padre Solalinde en su comentario.
Quedan las palabras y dejó aquí una liga que incluye
todos los discursos y homilías del Papa en México, porque aparte de todo, la
información que se difunde sólo es parcial y en muchos casos fue tamizada: https://www.aciprensa.com/ebooks/PapaenMexico.pdf.
No basta, pero puede servir para empezar a abrir los
ojos, quizá, primero, para enjugar esas lágrimas que los arrasan cuando dan
ganas de llorar.
Columna publica en El Informador elsábado 20 de febrero de 2016.