Ciudad Adentro
Comentaré hoy
dos asuntos sobre los que me llama la atención Jaime Tamayo luego de que vi su
intervención en Báscula La otra versión de C7 (además no me lo pierdo y lo recomiendo
ampliamente): el caso de
Santiago Nieto y el informe reciente de la CEPAL y la OIT sobre los salarios en
América Latina.
Ambos asuntos me
parecen escandalosos y creo que ya es hora de que se rompa el patrón que
normalmente se sigue en México y que por lo general aceptamos, de que nos
indignamos y despotricamos los primeros días, luego la vida nos llama y
volvemos a la rutina con un coraje soterrado más que se acumula en nuestro
interior. Y así, hasta el siguiente escándalo.
¿Qué tendría que
pasar para que fuera diferente? En primer lugar, Santiago Nieto, ahora ex
titular de la Fepade (Fiscalía Especializada en Delitos Electorales), debería
seguir en su cargo investigando las denuncias, por lo menos tres, que señalan a
Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, como el operador de Enrique Peña Nieto que
presuntamente recibió 10 millones de dólares para la campaña presidencial a
cambio de concesiones claro está, de facilidades para operar en México de la
empresa Odebrecht, cuyo modus operandi
es un escándalo internacional y alcanza a altos funcionarios no sólo de nuestro
país.
Lo normal sería
eso, que la investigación siguiera su curso, esperar los resultados, aceptarlos
y actuar en consecuencia; y los mexicanos deberíamos tener plena confianza en
que las instituciones de las que tanto habla el presidente funcionan, están al
servicio de la sociedad que las mantiene y en que se hará justicia.
Esto sucede en
otros países y no tendría por qué México ser la excepción ¿qué tendríamos que
hacer para cambiar las cosas? Por lo menos insistir, difundir hasta donde se
pueda lo que ha pasado que es irregular por donde se le vea; no acostumbrarnos,
no dejarlo pasar por cansancio, porque por lo general no pasa nada. Es seguro
que algo anda mal para que Nieto, que quería regresar a su puesto haya
renunciado a tal pretensión; algo pasó para que en el Senado le dieran
carpetazo, se largaran de vacaciones como si nada y citaran para el martes 7 de
noviembre para nombrar al sustituto de Nieto. Qué fácil y qué cómodo. Algo pasó
y no puedo sino sospechar de operaciones oscuras.
Y el segundo
tema no debería ser tema. ¿No salen a cada rato los políticos a decir que
México está en los cuernos de la luna? ¿que aumentaron los niveles salariales
después de décadas? ¿que vivimos mejor gracias a ellos? ¿que México es líder en
esto y lo otro y lo otro? ¿qué vivimos Casi
en el Paraíso (¿recuerdan a Luis Spota?)?
Bueno, pues por
si no lo viviéramos en carne propia día con día, de 2016 a 2017 los salarios en
México ¡bajaron! Y también en Perú. Sólo en estos dos países de la región,
según el estudio citado y del que anexo aquí la liga (CEPAL). (Encontré otro
estudio y aquí dejo la liga también OIT).
No es mentira ni
hay que agregar “presuntamente”. Son estudios que se hacen con periodicidad,
con herramientas claras y transparentes, se trata de organismos internacionales
apartidistas y les creo, no como un acto de fe, sino porque la realidad
comprueba punto por punto el contenido de tales informes.
No es la primera
vez que lo digo. Recientemente cité al líder sindical de Canadá, Jerry Dias,
porque señaló con acritud algo que he venido diciendo desde hace tiempo: en
México se mantiene a la gente pobre deliberadamente. Y no se hable de
incrementos salariales extraordinarios porque los empresarios ponen el grito en
el cielo. ¿De qué manera se les puede hacer entender que con mejores salarios
se reactivaría en niveles insospechados el mercado interno? ¿que nos iría mejor
a todos? ¿que viviríamos mejor y estaríamos más contentos? ¿que además de
trabajar muchas horas como ya lo hacemos, aumentarían los niveles de productividad?
¿que se generaría un círculo virtuoso y los empresarios no verían mermados sus
ingresos?
Es escandaloso
el caso de Nieto y es escandaloso el nivel salarial en México, el de las
mayorías claro está. Urge poner remedio, es cosa de voluntad. Hay que romper
patrones, a todos nos conviene.
Columna publicada en El Informador el sábado 4 de noviembre de 2017.