lunes, 29 de octubre de 2018

Una golondrina...


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Esta semana, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, anunció una serie de pasos que se darán próximamente para investigar el caso de la “Estafa maestra” y otro, vinculado, que identifican como el “robo del siglo”; ambos involucran específicamente a Rosario Robles como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Sedesol y Sedatu respectivamente, claro, en diferentes momentos; y, de pasada, a José Antonio Meade porque al parecer se trata de un mecanismo fraudulento que presuntamente ha operado, por lo menos, durante 10 años y las carteras que le ha tocado encabezar en ese lapso están señaladas en las investigaciones periodísticas, por lo pronto, en la “Estafa maestra” (Animal Político (https://www.animalpolitico.com/estafa-maestra/).
Lo que acaba de anunciar el senador Monreal es que, primero, se presentará un punto de acuerdo para la creación de una comisión legislativa especializada, después, ya con la comisión operando, se llamará a comparecer a las actuales autoridades de la Auditoría y a los que fueron despedidos justo cuando salió a la luz la “Estafa maestra”. Si de este ámbito que es el político y legislativo surge información suficiente para presentar denuncias, se hará y se pasará al campo jurídico para que se proceda como se tenga que proceder, según advirtió Monreal el miércoles pasado.
Muy bien, todo me parece perfecto. Me gusta que se tenga la intención, con acciones incluidas, de limpiar, de “no permitir que las viejas prácticas de corrupción y deshonestidad simplemente se olviden y se entierren; eso no es conveniente para nadie, es necesario transparentar, investigar y dar paso a una investigación profunda […] que nos deje satisfechos a todos” según dijo Monreal; añadió que México no se merece que esto quede en una anécdota mediática y que “el Senado no se va a callar en estos casos”.
La cuestión no es para nada menor, es de hecho, una bomba, porque además, con el “robo del siglo” están ampliando el tamaño del fraude a niveles inéditos. Si con la “Estafa maestra” se trataba de un presunto desvío por 450 millones de pesos, más o menos, con el “robo del siglo”, Alejandro Armenta, senador por Morena, habla de 2.4 billones de pesos con datos de la Comisión de Hacienda del Congreso.
Es una cantidad ofensiva en un país donde la mitad de la población vive en pobreza; y donde sus políticos se ocupan más de impedir, con una efusividad que parece que se les fuera la vida en ello, que Estados Unidos y Canadá opinen sobre el salario de los mexicanos.
La “Estafa maestra” dijo Armenta, es el hilito de una madeja mucho mayor, devanada por lo menos durante una década, con los ingresos extraordinarios que han sido canalizados a 350 fideicomisos de dos mil 400 que fueron creados en este y el anterior sexenio, y que no son fiscalizables, es decir, escapan a la rendición de cuentas, a la transparencia y a otros mecanismos que se han inventado para que no se haga mal uso de los recursos públicos. Pues ni con todo y eso. En esta presunción de la bancada de Morena no hay claridad respecto al manejo de 2.4 billones de pesos.
Ricardo Monreal, cuando dio a conocer esto, habló de la cuarta transformación, del  mandato del pueblo, de la exigencia de la gente para que se combate la corrupción y se extirpe, y está muy bien, pero la verdad, cada sexenio hay un chivo expiatorio y luego no pasa nada. Y al chivo expiatorio después no le va tan mal, digo, Elba Esther Gordillo salió de prisión como si hubiera regresado de un hotel/hospital de reconstrucción integral.
La cuestión aquí es que no se limiten sólo a este caso, que persigan todos los que haya que perseguir si esquilmaron las arcas públicas, si abusaron y se enriquecieron ilegalmente; que vayan al fondo, hasta sus últimas consecuencias y que esto que ahora anuncian, en un tiempo, además, que no sé si sea el más oportuno, no sea una golondrina. Ya sabemos, una golondrina no hace verano, dice el refrán; pero es que aparte en este sexenio que fenece, creo que la oportunidad permitiría cazar una parvada por los altísimos niveles de corrupción a los que se ha llegado.
Ir por todos sin concesiones ni pactos ni conveniencias; que se rindan cuentas de verdad de aquí en adelante y que se desmantelen los mecanismos barrocos y complejos que se inventaron para robar. Que se desmonte esa estructura. Eso necesitamos.

Columna publicada en El Informador el sábado 15 de septiembre de 2018.

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