sábado, 5 de mayo de 2018

Pobreza crónica


Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)


Con todo y la manipulación que se ha hecho en los métodos para la medición de la pobreza en México, la cifra aumentó; de manera que ni por decreto estadístico fue posible para la actual administración pública federal reducir un indicador que es reflejo incuestionable del desastre que ha sido este sexenio en el que sólo empeoró la situación con respecto a administraciones anteriores desde hace lustros a la fecha.
Deliberadamente no digo desastre económico ni situación económica, porque la pobreza más mucho más allá de los ingresos de las familias. En México la pobreza es crónica y no se puede ocultar ni maquillar ni simular porque ha sido impulsada para que crezca, alimentada por el sistema para que permanezca porque de los mexicanos que viven en esas condiciones, la clase política en México siempre saca provecho.
En comentarios anteriores he abordado el tema y regreso a él, no sólo porque hay nuevos datos del Coneval (“entre 2008 y 2016 la pobreza aumentó en 3.9 millones de personas” para un total de 53.4 millones de mexicanos hace dos años: boletín), sino porque la pobreza en México se ha manejado desde hace años como cifras; se han cambiado las formas de medición para seguir sustentando la simulación y para evitar toma de conciencia y trabajo responsable pero no he sabido de nadie en el gobierno que asuma de manera integral el problema y lo enfrente para efectivamente atajarlo sin precisiones rebuscadas como decir hay menos mexicanos en pobreza extrema pero más en pobreza no extrema… Es pobreza, punto.
Regreso también, porque quienes formamos parte de la clase media (en singular, a pesar de que ya se inventaron subcategorías), enfrascados como estamos en trabajar, estudiar y sacar adelante a nuestras familias, con frecuencia no vemos o no queremos ver a los millones de mexicanos que viven en esas condiciones; y nos pasa de noche —sin que esto implique un juicio o una crítica, en lo absoluto— no se diga quienes están en las clases altas, que ser pobre es una problemática compleja y crónica que se viene arrastrando en México por décadas.
Los problemas asociados a la pobreza son muchos y diversos y a veces, dependiendo de los casos, resulta difícil saber qué fue primero: empleos precarios o desempleo a secas; sin acceso a la educación (el hecho de que dizque sea gratuita no garantiza que todos los mexicanos tengan un lugar en las aulas; además de la calidad… otra historia); sin servicios de salud; vivienda precaria, pisos de tierra, sin servicios como agua potable o recolección de basura o seguridad; adicciones varias; desnutrición crónica; hogares disfuncionales, familias desintegradas, violencia intrafamiliar, explotación infantil, embarazos no deseados, delincuencia, depresión, desesperanza, altos índices de enfermedad y muerte y resentimiento social profundo.
Definitivamente no queremos saber, es demasiado doloroso, pero la pobreza como condición con todos estos conflictos asociados, en nuestro país, es añeja, por lo tanto crónica y se hereda de generación en generación. ¿Se conocen acaso las consecuencias de la desnutrición crónica? Por lo general no, si acaso especialistas en la materia, activistas y defensores de derechos humanos, pero no es un asunto que por interés particular nos estemos desviviendo por investigar. Anexo aquí la liga de un informe de la UNICEF (publicación) para tener por lo menos esa conciencia y hacer lo que nos toque para atajarla, para exigir que los gobiernos cumplan en sus promesas de combate y que las cifras, sin manipulación alguna, efectivamente bajen; que la pobreza no sea un negocio para los más ricos y para los políticos sin escrúpulos que elección tras elección saben que tienen un grupo cautivo a quien comprar sus votos y que las grandes televisoras tampoco se aprovechen.
Un niño con desnutrición no dispone en su organismo de los nutrientes necesarios para la vida, para que su cuerpo funcione correctamente, su cerebro para empezar, sus huesos, sus articulaciones, su corazón. Y son niños que seguramente nacieron de mamás con desnutrición que llegaron a este mundo en las mismas condiciones. Son presa fácil de enfermedades y si acaso tienen acceso a la educación, el desempeño es deficiente por lo mismo.
La pobreza en México es de atención (debería ser) prioritaria y urgente, no sólo una realidad para comprar votos, para manipular y para justificar programas paliativos y no de erradicación. Y todavía se les juzga y muchos afirman que viven así porque quieren. Por favor. 

Columna publicada en El Informador el sábado 5 de mayo de 2018.

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